Siete.

97 16 7
                                    

Si había algo que le gustaba a Min Ho de Tae Min, definitivamente, era esa travesura en sus ojos y esa naturalidad descarada con la que lo seducía. Le gustaba que no fuera un tipo de dar vueltas y fuera de frente, incluso cuando discutían admiraba esa parte de él que lo mandaba al cuerno sin importarle quien fuera él. Tae Min es inteligente y eso lo había cautivado desde el momento uno que lo vio. Nunca se aburría con Tae Min en su vida, todavía guardaba las chucherías infantiles que le había regalado cuando habían comenzado a estar juntos en el pasado. Tenía cartas, tenía envoltorios de caramelos que Tae Min le daba, tenía esos espantosos calcetines marrones que le regaló una vez por su cumpleaños, todo en una caja al fondo de su armario.

Qué Tae Min fuera hermoso, había sido suerte porque con tantos puntos a favor, su carisma ya atraía a todos.

—Te has quedado en silencio.— sonrió ladino al ver a Tae Min ponerse nervioso.

—No sé cómo reaccionar cuando dices cosas así.— Tae Min dijo mientras se apartaba hacia una de las maletas.—Me daré una ducha y te devolveré la camiseta que me prestaste.— miró su ropa hasta que dio con una sudadera.

—Te la regalo.— Min Ho dijo. Tae Min se levantó y caminó hasta él arrojando la ropa limpia que iba a ponerse.

—No.—se acercó hasta quedar frente a Min Ho, luego se puso en puntita de pies sonriendo.—Quiero que me la quites.— extendió los brazos hacia arriba. Min Ho clavó sus salvajes ojos en él. Tragó saliva.

—Tae Min...—susurró mientras sus ojos pasaban de los ojos de Tae Min a sus apetecibles y gruesos labios.

—Min Ho~— casi ronroneó. Sabía que Min Ho no podía resistirse a él demasiado y él estaba por explotar por la tensión sexual que desprendían. Ellos eran así, ellos encajaban, eran perfectos juntos cuando sus cuerpos se juntaban hasta que ya no sé sabía dónde empezaba uno y donde terminaba el otro.

—Siento que no debemos.—musitó el mayor cuando sus narices se rozaron.—Estás doiido por lo de Jong In...hacer esto para vengarte... Tú no eres así.— Tae Min suspiró resignado y se dio media vuelta.

—Eres un idiota, Min Ho. Yo no quiero acostarme contigo por despecho.—espetó mientras tomaba su ropa nuevamente.—Ve y pide comida. Muero de hambre, el helado en casa de Irene no me ha llenado.— dijo. No, no quería acostarse con Min Ho por despecho, solo quería volver a sentirlo, quería caricias, quería besos, quería hacer el amor con él porque extrañaba el simple acto de encuentro pasional y carnal con el mayor.

Min Ho tomó una larga bocanada de aire antes de moverse de su lugar. Estuvo tan cerca. Moría por corresponder a Tae Min, deseaba besarlo y hacerlo suyo como si fueran animales pero no era correcto. Tae Min ahora debía concentrarse en sus asuntos con Jong In, estar solo y pensar mucho.

🕖

—Yukhei me llamó preguntando por ti.— Min Ho dijo mientras servía jugo en el vaso de Tae Min.

—¿Y qué le has dicho?—preguntó con la boca atorada con pizza.

—Qué estás bien.—suspiró.—Quiere que comas con nosotros otra vez y, por supuesto, que cocines tú.— agregó.

—Nadie puede resistirse a las habilidades culinarias de Lee Tae Min.—se rió.—Dile que cuando quiera.—dijo.

—Tae Min yo-

—Lo sé, Min Ho. Me amas pero sigues empeñado que no sirves para estar en una relación.— interrumpió el menor.—En mi idioma eso quiere decir que eres cobarde pero ¿ya qué?—se encogió de hombros.

Weakness [2MIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora