Ocho.

86 14 24
                                    

—¿Qué pasó con el Min Ho todo ético de ayer?—rió Tae Min ocultando su rostro entre el cuello y hombro del mayor. Min Ho soltó un sonoro suspiro, echándose hacia atrás en la silla para que ambos pudieran estar más cómodos.

—Me estoy poniendo más viejo, mi cabeza comienza a fallar.— respondió el mayor.

—Di la verdad, al final no puedes resistirte a Lee Tae Min.—sintió las manos grandes de Min Ho envolverlo un poco.

—Estoy enfermo, Tae Min.—confesó repentinamente. El menor se tensó.

—Dime que es un resfriado, por favor.—se reincorporó para lograr mirar a los ojos de Min Ho.

—Me dijeron que puede ser un tipo de tumor cancerígeno o adenomas hipofisarios.—explicó Min Ho.—debo hacerme exámenes, no sé exactamente qué tal saldrán. Incluso ya he hecho un testamento, mi médico está preocupado.—suspiró.

—¿Y me lo dices solo así?—cuestionó Tae Min.

—Eres el primero al que le cuento.—Min Ho era un tipo duro Tae Min sabía pero, sabía que, el tema le estaba preocupando de alguna forma.

—Oh, joder, Min Ho... No te pasará nada, estoy seguro que tiene solución.—decir que no estaba preocupado él también sería una mentira. Min Ho era demasiado importante para él, si algo le pasara, no quiere ni pensar en lo que sería de él.

—Me harán una cirugía poco después de mi cumpleaños luego de saber exactamente cuál es mi problema.—declaró.

—¿Y qué le dirás a Yukhei? ¿Qué te harás un retoque de nariz? Sé que te van a abrir la cabeza.—espetó Tae Min.

—Sabes, si algo me sucede, espero que nunca pierdas ese sentido del humor incluso en momentos no requeridos.—rió. Tae Min le dio una bofetada.

—Bastardo imbécil.—bufó el menor.—Estoy muy enojado.—declaró. Min Ho contuvo la risa, Tae Min diciendo que estaba enojado, haciendo esa cara de niño haciendo rabieta, sentado aún en su regazo no era exactamente algo que le hiciera permanecer con seriedad.—Quiero estar al tanto de cómo avanzan tus estudios médicos y de ser necesario te acompañaré aunque tenga que llevarte a patadas en el trasero.—sentenció.

—¿Tú? ¿Por qué debería tenerte al tanto de mi salud?—cuestionó al menor aunque sabía lo que iba a contestar el otro.

—Sólo me has dicho a mi, por algo ha de ser. Además, si yo estuviera enfermo tú también estarías detrás de mí como un idiota.

—¿Qué te hace pensar que estaría detrás de ti?—inquirió Min Ho.

—Porque conozco ese Min Ho que tanto escondes, ese que es considerado y se preocupa por quienes quiere... Y estoy hablando del tipo que pagó toda mi factura médica cuando me quebré el brazo.—miró al mayor que parecía levemente sonrojado.—¿Creíste que nunca iba a saber que fuiste tú? Cariño, parece que en estos diez años solo estuviste enfocado en mi trasero.—dijo.

—Por favor, no hables de tu trasero cuando estamos conversando cosas serias.—Min Ho dijo.

—Mi trasero es cosa seria... Vamoooos~ lo extrañas.—Min Ho agachó la cabeza, hacía eso cuando no podía contradecir o negar las palabras del menor.—Lo que sea... ¿No se supone que debes estar haciendo reposo? El trabajo te estresa.¿El doctor deja que te alteres y andes gritando a tus empleados con normalidad?—preguntó.

—No, pero es aburrido para mi estar en casa, así que no ha tenido más opción que aceptar que soy un loco obsesionado del trabajo.—contestó.

—Meh~ basura. Me encargaré de mantenerte atado a tu casa.–se acercó al oído del mayor.—Y no de la forma guarra que lo hemos hecho antes a los barrotes de tu cama.—susurró. Min Ho gruñó.

Weakness [2MIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora