Once.

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Describir como se sentía en estos precisos momentos era algo difícil, se sentía como si recién acabara de despertar después meses durmiendo y el sentimiento de no saber que sentir o decir invadía su cuerpo.

Algo estaba mal en él.

No recordaba muy bien que había hablado con TaeHyung pero lo que si sabía era la manera en la que se había auto humillado ante él. Ya ni siquiera recordaba sus intenciones. ¿Que pensaría TaeHyung de todo esto?Su cuerpo temblaba de solo pensarlo.

Quizás debería de llamarlo¿Pero como?No tenía su número y no llamaría a Yoongi, el hijo de puta de Yoongi.

¿El mundo se estaba poniendo en su contra?¿Era eso?O sólo una tonta casualidad.

O quizás debía de ir a casa de TaeHyung. Sí,lo más probable es que hiciera eso.

No se sentía bien. De ninguna manera se sentía bien estar en frente de la puerta de tu ex novio depues de haberle acusado de infidelidad. Deseaba que la tierra lo tragase.

Justo cuando su mano se alzó y sus nudillos estaban a centímetros de el frío tacto de la madera, su teléfono empezó a vibrar dentro de su bolsillo derecho.

—Jimin, estoy ocupado. —Sus palabras fueron frías y directas, Jimin siempre sabía joder en los momentos menos adecuados.

—Oh, una pena. Era solo para avisarte de esta noche hay una fiesta, será grandiosa, tienes que venir.— La voz de su amigo sonaba emocionada, como si no hubiesen ido a un millón de fiestas juntos ya.

—Jimin¿Te estas burlando de mi?Ya veo que tú no tienes problemas para eso pero yo sí.

—No tienes que follar necesariamente. —Jodido Jimin, ojalá estrangularlo.

—Oh sí claro, y que hago me pongo a jugar a las Barbies con Jesucristo.

—No suena tan mala idea. Ven si quieres, estaré en mi casa y te llevaré, va ha estar guay. —Y colgó.

JungKook mantuvo su móvil aun pegado a su oreja a pesar de que Jimin ya había cortado la llamada. Maldito Jimin. Realmente le tentaba a cosas estúpidas.

Sacudió su cabeza. No tenía que pensar en Jimin y en su estúpida fiesta, no ahora. Repitió otra vez la misma acción de levantar su mano y cerrala en un puño, dispuesto a tocar con sus nudillos la puerta de madera por la que tantas veces había entrado.

—JungKook.

Oh.

Retiró la mano, no le había dado tiempo a tocar la puerta y nadie la había abierto. Dios mio pero juraba por dios que había escuchado su nombre. Se estaba volviendo loco.

—JungKook te estoy mirando desde la mirilla de la puerta, llevas un buen rato ahí.

Sus ojos se dirigieron hacía el pequeño y abultado agujero en la puerta de madura de la casa de TaeHyung. De alguna manera se sintió avergonzado, lo había estado observando por todo este tiempo.

—D-déjame entrar. —No había sonado como tal, pero le estaba rogando.

—No somos amigos JungKook, mi novio está aquí.

A pesar de eso la puerta se abrió un poco, no le estaba invitando a entrar pero ahora podía ver la mano del rubio.

—Yo solo quería disculparme por lo ocurrido en tu auto. Olvidado por favor.

Sentía que estaba a punto de llorar, sus sentimientos estaban desordenados y confusos,y ya no se sentía tan preocupado por su orgullo. Se había dado cuenta de que él l estaba saliendo herido de todo esto cuándo TaeHyung estaba feliz esquivando todos los problemas junto a su nuevo novio.

Y quizás por culpa de toda esa mezcla de sentimientos fue que tomó la mano de TaeHyung, la cuál asomaba por la puerta.
El rubio no la apartó, a pesar de que JungKook podía sentir como la mano del contrario se tensaba.

Y lo último que pudo sentir fue como acariciaba de forma suave con su pulgar sobre su mano, ese sin duda era el mejor sentimiento que había teniedo en estos horribles y mediocres meses.

—Estás perdonado, vuelve a casa. —Susurró  TaeHyung antes de soltar su mano de forma fría y cerrar la puerta.

¿Eso había sido un logro o no?Es más¿Que se se supone que era lo que quería lograr? Ya ni siquiera lo recordaba.

Su mundo había empezado a girar entorno a TaeHyung y no sabía como frenar eso.

[ ... ]

—Joder, pareces un drogadicto.

—Gracias.

Pisoteaba la ropa que estaba en el suelo mientras soplaba sus manos. Estaba en la casa de su mejor amigo Jimin y este no dejaba de lanzarle ropa que evidentemente no le servía y además a el azabache le gustaba como iba vestido, solo una sudadera gris y unos plantones negros. No es como si fuese a follar de todas maneras. Quizás estaba un poco obsesionado con eso, sí, un poco.

—Bebe lo que sea, al llegar a la fiesta el alcohol nos va a quemar la garganta de una manera exagerada. —Jimin abrochaba al fin su pantalón ajustado negro, pues llevaba un buen rato en la misión de subir el cierre.

—Sí.

No supo como pero sus pies le hicieron el favor de reaccionar y dirigirse hacía la cocina. La nevera de su amigo estaba llena de alcohol y no porque Jimin fuera un fan del alcohol si no porque era un chico bastante popular y traía bastantes citas a casas¿Y a que invitas a alguien en una cita cuando quieres follar?Pues alcohol, aunque su amigo no consumía.

Tomo la primera botella que le llamó la atención y la bebió, no le importaba la marca o el sabor, solo necesitaba algo que hiciera quemar su garganta para sacarlo de la estúpida burbuja de pensamientos en la que estaba metido.

—Vamos, Hoseok ya ha llegado. — Avisó Jimin.

—¿Hoseok?¿Quién es?

Miró curioso mientras guardaba la botella en la nevera de nuevo.

—Oh, un compañero de baile. Tiene a un acompañante en la fiesta, así se nos ofreció a llevar.

—Oh genial, vamos.

Taesexual. Kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora