once.

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Suspira una vez más con aburrimiento mientras mira la olla de agua hervir en la estufa, planea prepararse un café antes de sentarse a ver algo en Netflix, siendo sincero no tiene muchas ganas de asistir a clases. Incluso Hyunjin, quien usualmente se muestra arisco con él, se comprometió a llevarle los apuntes y decirle al profesor que se encontraba enfermo.

Se consideraba a sí mismo un increíble actor, así que si iban a su habitación a comprobar si era cierto, solo fingiría un poco y ya. Dejó salir otro suspiro, desde el día de ayer en el evento se sentía distinto. Y no entendía por qué, cuando estaba con Seo era capaz de cosas que ni él se imaginaba. Le asustaba pensar en la libertad y tranquilidad que le producía ese chico, porque terminaría dependiendo de él, y cuando se alejen sería lo peor. Unos toques en la puerta lo sacaron de sus profundos pensamientos, dejando salir un quejido caminó hasta la puerta abriéndola.

Y allí estaba. El mismísimo Seo Changbin, con una sonrisa bonita como siempre, usando su habitual ropa negra. Sosteniendo una taurina de helado de chocolate y menta, mientras que en su otra mano traía más frituras. Su corazón se derritió de ternura ante la imagen.

-Supuse que estarías aquí. -Le dijo el mayor, mostrándose tímido. Allí estaba esa faceta que Jeongin adoraba, y que solía apodar como Bebé Binnie. -Y quería hacerte compañía, ¿está tu compañero de habitación?

La frágil relación que mantenía el más bajito con el chico del lunar bajo el ojo eran miradas que mostraban lo mucho que se odiaban. Y Yang no terminaba de comprender por qué.

-Pasa, Binnie, puedes acomodarte en lo que termino de hacer mi café. -Respondió el menor, volviendo a la cocina. En lo que el pelinegro entraba, cerrando la puerta tras sí y acomodándose en el sofá.

La "charla" que había tenido con su padre lo había dejado demasiado pensativo, sobre sus sentimientos. Era claro que sentía un tipo de aprecio por Jeongin, pero no sabía qué clase de amor era. Que confundido estaba.

-¡Ya estoy aquí!-Chilló alegremente el menor trayendo dos tazas de café en sus manos, dejando estas en la mesa del centro-. ¿Escogiste algo para ver?

El de concepto oscuro negó, soltando una pequeña risa.

-Todo es tan aburrido para mí. Creo que me he visto esas series un montón de veces, todas son tan cursis y molestas. -Alegó, hablando rápido, dudando si el menor le había entendido. Pero al voltear a verlo lo notó en silencio y mirándolo fijo-. ¿Qué sucede, Innie?

-Eres tan lindo cuando haces eso. -Murmuró.

-¿Hacer qué?

-Ser tan transparente conmigo, me encanta saber que soy, por el momento, la única persona que te conoce a fondo. -Argumentó deslizando su mano hasta tenerla junto a la del ajeno. Entrelazando sus dedos con cariño-. Me encanta que me permitas formar parte de tu vida.

Changbin miró al pequeño rubio con cariño, y allí, en los brazos de ese chico tímido con apariencia de zorrito, supo que estaba en su hogar.

[...]

Un, dos, tres, cuatro. Izquierda, derecha, vuelta y regresa. Intentaba por todos los medios aprenderse esa coreografía. Era parte de su calificación en la materia de artística, y no quería bajar su promedio.

Frustrado se sentó en el suelo, mirando al enorme espejo del salón de baile. Se sentía tan inútil y con poco talento para hacer algo tan simple, se odiaba tanto por no ser capaz de dar más de sí mismo para que todo salga bien; Felix se sentía como un completo idiota. Se deprimía por cosas que de verdad no tenían sentido, por ejemplo, hoy en la mañana cuando Seungmin parecía estar enojado con él.

No sabe por qué algo dolió fuertemente en su interior cuando el castaño le ignoró. ¿Había hecho algo estando ebrio y eso le molestaba? Tantas hipótesis hacían doler su cabeza. La puerta siendo abierta bruscamente, hizo que girara la cabeza.

Allí estaba Lee Minho, este traía los ojos llenos de lágrimas y algo hinchados haciendo que el australiano se sintiera mal por él.

-Perdón, creí que estaba vacío. -Murmuró con pena dispuesto a irse, siendo detenido por el grito del pecoso-. ¿Sucede algo?

-P-Puedes quedarte... -Murmuró en tono bajo-. No te ves bien realmente, ¿puedes decirme qué te pasa?

Si bien compartía algunas clases con Minho ellos no podían considerarse amigos cercanos, tan solo cruzaban palabras de vez en cuando. En el club de baile también se hablaban cuando fuera necesario. De allí en más; eran completos desconocidos.

Pero, cuando aquella pregunta salió de los labios de el Lee menor, lo primero que hizo Minho fue acercarse a él. Abrazarlo fuerte y dejar que las lágrimas rodaran libremente en sus mejillas.

-Lo siento, lo siento tanto, lo siento. -Murmuraba el mayor mientras se encargaba de abrazar a Felix-. Lo siento tanto, soy un fracaso.

El pecoso no preguntó nada y dejó que Lee Minho se aferrara a él por unos momentos. No sabía lo que sucedía, pero se preguntaba qué tan grave podría ser como para que el chico se halle totalmente destrozado.

[...]

Jisung jadeó. No podía creer lo increíble que se sentían los labios del otro chico sobre los suyos, era perfecta la sensación de sus manos sosteniendo su cintura. Los toques descendieron.

El ambiente se estaba calentando más de lo debido.

-Espera, espera un momento... -Pidió el contrario separándose de sus labios por unos segundos para recuperar el aire-. No creo que esté bien que hagamos esto.

El peliazul no tenía una buena reputación dentro del internado, y con el comportamiento que demostraba tampoco ayudaba. Pero tenían que entender su punto de vista, cuando los pocos chicos -con los que había estado durante su estancia allí-, le miraban con deseo, se sentía bien. Algo en él se sentía muy bien cuando recibía halagos.

Por su preciosa figura y su hermoso rostro. No por ser J.One. No por ser Jisung. Sino el chico lindo con el cual podrías estar sin arrepentirte.

-Jisung, en serio, no quiero usarte de esta manera. -Acotó Seungmin viendo el amago del peliazul con guiar sus manos hasta sus pantalones-. Somos amigos y esto se volvería incómodo.

-No importa. -Susurró, dejando pequeños besos en el cuello del castaño. El cuarto del conserje no era una buena opción, pero era mejor que el baño-. Simplemente úsame.

Ante esa súplica, Kim cedió, dejando que el pecaminoso toque del chico con regordetas mejillas se apoderara de él. Sin fijarse en la verdadera connotación que tenía aquella simple palabra que haría que se arrepintieran en el futuro.

Nota: Estoy de vuelta. Esta vez vengo con todo, así que deberían estar sacando teorías porque esto apenas está comenzando.

¿Qué tal va? ¿Les gusta el desarrollo de la historia? ¿Les gusta que incluya otras parejas aparte de las habituales?

Estaré, como siempre, leyendo opiniones.

Los amo.

Bad reputation. ; stray kids.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora