trece.

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Jisung caminaba por los oscuros pasillos, era pasada de la media noche, se supone que debía estar en su habitación antes de que el reloj marcara las doce; había tenido una pequeña reunión con Chan y Changbin sobre lo que harían para el próximo evento. Era extraña la manera en la que la música podía hacerlo sentir.

Soltó un suspiro en cuanto se detuvo frente a la puerta de su habitación, sacando la llave del bolsillo de su chaqueta para abrir, ingresando en silencio, y calma al notar todo oscuro.

-Creo que esta no es una hora adecuada para llegar. -Se sobresaltó al notar a Minho sentado en el sofá. Sus ojos lucían hinchados y cansados. -Estaba esperándote para cenar.

-Oh, eso... -El peliazul mordió su belfo inferior. -, cené con Hyunjin antes de venir. No tenías que molestarte, hyung.

El mayor frunció el ceño, asintiendo acorde a lo que dijo el peliazul, poniéndose de pie y empezando a caminar en dirección a su cuarto. No entendía por qué una inminente sensación de molestia y enojo se instalaba en su ser ante la mención de aquel pelinegro.

-Hasta mañana, Sung. Descansa. -Dijo antes de encerrarse en su habitación, aún con la sensación de molestia en su estómago.

Jisung se quedó de pie en la sala mirando fijamente la puerta cerrada de su compañero. ¿Acaso él...? Negó con la cabeza, no, él no podía.

•••

El dulce olor a chocolate invadía por completo el lugar, Seungmin alzó su cabeza, dejando de lado sus apuntes. Siendo guiado por ese delicioso aroma hacia la cocina, en donde se encontraba el pecoso con sus habituales pijamas con la bandera de Australia.

-¿Tienes hambre?-Preguntó, con su habitual tono grave. -Estoy haciendo galletas y chocolate caliente, supongo que después de tanto estudiar debes estar cansado.

El castaño no dijo nada, solamente se acercó por detrás del chico y abrazó su bonita cintura. Rozando la punta de su nariz con el blanco cuello del extranjero, notando el leve estremecimiento de este.

-¿Te sucede algo?-Cuestionó inquieto, y algo confuso, recuerda que esa mañana ni siquiera se dignó en dirigirle la palabra-. Andas muy extraño últimamente.

-Ya quiero que sea miércoles de nuevo. -Seungmin susurró, arrastrando sus labios por el blanco y tentador cuello del pecoso. -, para ir de nuevo allá y verte así, tan precioso.

El australiano estaba sonrojado, se volteó, quedando cara a cara con el castaño. Ambos se vieron a los ojos, un sentimiento intenso aflorando.

-Me confundes, ¿sabes? Eres un día sí y un día no, sin embargo, me encantas. -Murmuró en voz baja. Envolviendo sus brazos alrededor del cuello ajeno, sintiendo como Kim le tomaba de la cintura para apegar sus cuerpos-. Eres como una droga, Seungmin. Estoy metido en problemas cada vez que estamos juntos.

-Entonces... si nos vamos al infierno, al menos que sea con gusto...

Y se besaron. Fuerte, ardiente, ese amor los estaba quemando por dentro.

•••

Sonrió feliz, acariciando sus labios mientras se encontraba sentado en el borde de su cama. Había cenado con Jisung y aunque no era nada romántico, o algo de que sentirse orgulloso, se sentía feliz de ver la sonrisa del chico peliazul.

Simplemente Han Jisung era su felicidad completa. Suspiró como un bobo enamorado.

-Al parecer Han hizo bien su trabajo. -Escuchó la voz burlona de Jeongin, que lo hizo despertar de su estado de felicidad. Fijó sus ojos en el menor-. Una pregunta, Hwang, ¿la chupa mejor que yo?

En las palabras del menor se podía notar la molestia.

-No digas tonterías, Jeongin. Deja de hacerme dramas. -Rodó los ojos.

-No son dramas, solo fue una pregunta. -Se encogió de hombros-. De seguro si la chupa bien, puedo preguntarle a más de medio internado y todos van a decirme que sí. ¿Sabes por qué?-Sonrió, fingiendo sorpresa. -Sí, porque Han Jisung es una puta.

"Puta", recuerda la primera vez que escuchó esa palabra. También recuerda que él no pensaba así de esa persona, ser sociable no es sinónimo de ser ofrecido.

-Cállate de una maldita vez, Jeongin. Tu voz me irrita como no tienes idea. -Miró al menor-. Si Jisung me la chupa o no, si se lo ha follado medio Seúl o no, no te interesa. No es tu culo después de todo, deja de portarte como una maldita perra irritada; si quieres que te coja solo dímelo.

Sonrió al ver que sus palabras realmente afectaron al pequeño rubio, debido a que este solo bajó la mirada y se giró a su armario. Abriéndolo y buscando, al parecer, ropa. Pero a la vez se sintió mal, aún cuando él y Jeongin no eran absolutamente nada no podía evitar sentirse mal al verlo así.

Él mismo lo hacía sentir mal pero sin embargo, él mismo buscaba como arreglarlo.

-Innie... si te lastimaron mis palabras, lo sient solo me enojé y de repente no me contuve. -Trató de explicar.

El menor se giró nuevamente, con una sudadera negra en sus manos (que no recuerda habérsela visto nunca); los ojos brillosos de lágrimas y el labio inferior temblando.

-No, no me hicieron sentir mal. -Por el tono de su voz se notaba que rompería a llorar en cualquier momento-. Al contrario, me hizo darme cuenta que para ti... Jamás voy a ser como Jisung. Y aunque lo niegue eso duele mucho, pero no importa.

-Bebé, ven aquí. -El menor caminó hasta donde estaba el pelinegro, tomando asiento en su regazo y sintiendo como sus brazos envolvían su cintura. -No era mi intención decirte eso, no es necesario que te compares con Jisung ¿bien? A los dos los quiero, está bien, pero de maneras muy distintas. -Escuchó el sollozo-. No mi amor, no llores. Nunca más vuelvo a hablarte de esa manera.

Allí, mientras Hwang le susurraba palabras de cariño y consolaba su herido corazón algo pareció sentirse bien con ese sentimiento que estaba creciendo.

Un jodido infierno, eso no podía ser cierto...

Bad reputation. ; stray kids.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora