2: Negocio

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Los insistentes ruidos del timbre resonaban por toda la casa, Mark tuvo incluso que esconder la cabeza debajo de la almohada para evitar oírlo pero fue inútil. ¿Quién estaba molestando a esas horas?

Dándose por vencido se levantó de la cama y salió de la habitación, estaba dispuesto a romperle la cara a quien quiera que se haya atrevido a perturbar su sueño. Caminó con paso firme a la entrada principal y al abrir la puerta compuso una expresión de fastidio.

-Uhg eres tú -murmuró para luego regresar adentro un poco más calmado.

-¿Se puede saber por qué demonios no respondes mis llamadas? Creí que nos veríamos en el campo hace dos horas.

El pelinegro siguió a Tuan hasta la cocina y lo observó tomar un vaso de agua.

-Jinyoung, no estoy de humor para tus reproches. Si no llegué, simplemente te hubieras ido y listo. No tuve una buena noche -respondió comenzando a sacar lo que sería su desayuno.

-Pensé que algo te había pasado, dime ¿qué tuvo que haber sucedido para que tuvieras una mala noche? -inquirió el coreano.

Deshacerse de un cadáver. Pensó.

-Nada importante, solo algo de insomnio y hasta casi amanecer pude dormir.

Jinyoung lo miraba aún con duda pero su respuesta sonó tan segura que terminó creyendole. Suspiró un poco más tranquilo y asintió.

-Bien, supongo que nuestros planes se posponen. Ahora que sé que estás bien podré irme con calma. Después te llamo -dijo Jinyoung sin esperar una respuesta del rubio y solo se fue dejando a Mark solo.

Jinyoung era de las pocas personas con las que Mark se relacionaba. Se conocieron en la universidad donde Mark estudiaba medicina con él, creyó que esa carrera le ayudaría en cuanto a la sublimación de su asunto pero el efecto fue el contrario y sus instintos de dañar cualquier cosa aumentaron. Fue entonces que abandonó la carrera y comenzó a pintar, el arte fue de mucha ayuda para canalizar sus impulsos, además de darle parte de la fortuna que poseía. Jinyoung desde entonces se consideraba su amigo y mantenía la relación. A Mark no le molestaba, Jinyoung no era una persona que colmara su paciencia y siempre lo escuchaba, no era bueno dando consejos pero con escucharlo era suficiente, además siempre le hacía favores, sin importar lo descabellados que fueran.

Lo cierto es que Jinyoung no sabía a lo que se dedicaba Mark en su tiempo libre, el rubio sabía ocultarlo muy bien. Park solo sabía que Mark amaba el arte y era un casanova al que no se le escapaba ninguna chica, pues era encantador, inteligente y muy atractivo. Cualquiera que tuviera ojos se fijaría en él sin pensarlo dos veces.

En cuanto Jinyoung se fue, Mark tomó su desayuno con tranquilidad mientras pensaba sobre la propuesta de sus últimas obras. Él era consciente de que había muchas personas interesadas pero no era tan idiota para dejar que su trabajo fuera mal valorado, ¡por Dios! Mark Tuan era el autor, eso tendría que ser suficiente para pagar lo que pedía y no intentar negociar.

Justo en ese momento el teléfono fijo comenzó a sonar. No esperaba ninguna llamada, el día anterior tuvo su reunión con Ahn y acababa de ver a Jinyoung, ¿Quién más podría ser?

Se levantó del banco y respondió la llamada con evidente molestia.

-Tuan.

-Señor Tuan, lamento molestar pero conmigo está el señor Wang, quiere hablar personalmente con usted sobre la negociación de sus pinturas y...

-No, Ahn. Ya dije que no pienso perder mi tiempo. Dile que no estoy disponible.

-Pero señor, me ha comentado ya su propuesta y a mi parecer es muy buena, no tiene nada que perder, solo escuche y vea si le conviene hacer el negocio.

Mark exhaló con cansancio, sabía que no dejaría de molestar hasta que aceptara por lo menos escucharlo. De todas maneras no tenía nada que hacer y en cuanto más pronto terminara aquello, mejor.

-Bien, dile que nos veamos en el restaurante de la calle Jung Sik Dang en una hora.

-Se lo diré -pudo escuchar la emoción en su voz y rodó los ojos.

No dió respuesta y colgó enseguida. Volvió a la isla de la cocina donde estaba su desayuno y lo arrojó al fregadero. Se dirigió a su habitación para tomar una ducha rápida y prepararse para su encuentro. Esperaba que el tal Wang fuera breve y no insistiera, solía perder la paciencia con personas de ese tipo y por esta vez no quería causar daño. Qué tedioso.

Montó su lujoso auto y condujo hasta el restaurante en el que acordó su encuentro, llegando al lugar se acercó a la recepcionista y le dedicó una de sus mejores sonrisas.

-El señor Wang me espera.

La joven chica se sonrojó con su sola presencia y buscó con torpeza el nombre que le había dado.

-Claro, sígame por favor.

Caminaron al fondo del lugar, un sitio apartado y en la única mesa que había ahí solo vió una espalda femenina.

-Gracias, linda -dijo Mark una vez que la chica lo dejó en su mesa y volteó a ver a la mujer que lo esperaba-. Tuvo que pasar algo realmente grande para que Wang no se presentara ¿Cierto?

La joven mujer le sonrió con amabilidad y asintió.

-Le surgió algo de último momento y tuvo que retirarse, pero yo estoy en su representación. Un gusto, mi nombre es Jung Hyesook.

Mark no pudo evitar sonreír ante una chica tan hermosa como ella, no podía negar que era una de las más bellas que había visto, natural, obviamente. Él extendió su mano y tomó la suya para poder besarla.

-Mark Tuan. Por favor linda, deja las formalidades.

Su piel era suave, y su aroma era algo que nunca había visto hasta ahora. Ella era perfecta, podía ya imaginarla de tantas formas le fuera posible, se divertiría bastante con ella.

-Jackson y yo hablamos con el señor Ahn sobre la propuesta y...

-¿Jackson?

-Jiaer -se apresuró a corregir-, suelo llamarlo Jackson la mayor parte del tiempo -retomó su postura y continuó-. Como decía, él y yo queremos llevar sus pinturas en diversas galerías de arte como exposición, de esta forma serán más reconocidas y los compradores podrán dar el costo que usted desea.

-¿Es por ésto que quieren adquirir mi trabajo a ese precio?

-Por ahora sí, pero una vez que sean lo suficientemente conocidas habrá más interesados en sus pinturas.

-Desde un principio no me interesó vender nada, pero si los demás quieren comprar, que se ajusten al precio -zanjó poniéndose de pie dispuesto a irse. Dando a entender que no le vendería nada.

-Por favor, piénselo -dijo ella antes de dejar que él se fuera-. No me dé una respuesta ahora, llámeme cuando lo haya decidido bien ¿sí?

Ella tomó una tarjeta de presentación de su bolso y se la tendió. Mark la miró por un momento antes de recibirla y guardarla en su bolsillo. No había nada que pensar sobre su ridícula propuesta, pero al menos estaba seguro de que la volvería a ver.

-Lo pensaré linda.

Y se marchó. Por supuesto que la llamaría.








Quedó un poco corto pero aquí está. Es más suave que el anterior pero ya irá tomando forma.

Trataré de hacer mejor el próximo capítulo.

Tengo sueño.

Nos leemos. Que estén bien, cuídense mucho.

Lullaby |Mark Tuan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora