6: Me gustas mucho

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Unos días habían sido suficientes para tener toda la confianza de Hyesook, y con ello el odio de Jackson. No era nada nuevo que ella visitara frecuentemente la galería de Ahn donde se exponían las pinturas de Mark, para el rubio era todo un honor que ella lo visitara, aprovechaba todas esas ocasiones para flirtear y ganarse una que otra acción de ella. Y por supuesto, Jackson siempre llegaba en el peor momento para arruinarlo todo. Sinceramente eso ya no le importaba a Mark, ya tenía lo que quería.

Aquella noche había decidido no dormir, ya estaba harto de los recurrentes sueños sin razón que llegaban cada noche a confundir su mente con estúpidas imágenes que ni al caso.

Mark tomó una botella de la bebida más fuerte que encontró en el mini bar y se encerró en su estudio esperando pasarse toda la noche ahí con tranquilidad. Miró sus pinturas más recientes y sonrió con orgullo, solo él podía hacer un trabajo tan bueno. Recorrió toda la sala dándose cuenta que hacía mucho tiempo que no observaba sus más viejos trabajos y eso le extrañó un poco, todas sus pinturas tenían ese toque que le recordaba a sus últimos sueños, parecía que cargaban miedo, confusión, furia y tristeza. No lo entendía y no sabía si quería hacerlo, podría llevarlo a más inquietudes de las necesarias y ya tenía bastante.

Esa noche decidió despejarse y dibujar en una vieja libreta en la que solía hacer borradores. Dejó a su mente viajar y hacer lo que fuera. Para el amanecer, ya tenía incluso algunas pinturas que él consideró más que perfectas.

[•••]

Era un poco tarde, no había muchas personas y Hyesook iba saliendo de casa de una de sus compañeras de trabajo. Quedaron esa tarde para pasar un rato juntas pero el tiempo se les fue de las manos.

—¿Segura que no puedes quedarte? —preguntó su amiga Shin, quien insistió en que no se fuera debido a la hora.

—Te lo agradezco mucho pero mañana hay mucho qué hacer y conociéndonos, sé que me distraeré.

—Bien, entonces no te quito más tu tiempo y ve antes de que se haga más tarde —sonrió Shin—, llama cuando llegues a casa.

—Lo haré.

Hyesook se despidió una vez más y tomó su camino hacia la parada de autobuses. Hubiera querido pagar un taxi pero últimamente sus gastos aumentaron y ya no podía darse el lujo de pagar más de lo necesario.

Las calles estaban solas pero no oscuras, eso la calmó un poco, porque lo cierto es que sí tenía un poco de miedo. Pensó en llamar a Jackson y pedirle que la recogiera pero no quiso molestarlo y al parecer, su teléfono ya no tenía carga. Qué lindo.

Siguió su camino a un paso más apresurado, comenzaba a ser frío y no tenía el suficiente abrigo, lo mejor era darse prisa y llegar cuanto antes a casa. Pasó frente a una gran tienda que iluminaba parte de la calle y de ahí salió un hombre alto vestido completamente de negro. Hyesook lo miró por un momento y enseguida pasó de largo pero el hombre, quien sí se tomó el tiempo de observarla, rió por lo bajo.

—Vaya suerte la mía —dijo  con aquella voz grave.

Hyesook quedó estática en su sitio, volvió al hombre que hasta ahora tenía el rostro cubierto y tembló, no sabía si por el frío o por el miedo. Él se quitó el gorro y la escandalosa bufanda con una encantadora sonrisa que le robó un suave suspiro a la chica. Solo se trataba de Mark.

—Mark, qué sorpresa. No esperaba encontrarte —sonrió un poco más tranquila, sintiéndose un poco tonta por su previo miedo.

Lullaby |Mark Tuan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora