17: La pesadilla terminó [Final]

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Jackson estaba demasiado molesto para darse cuenta que iba a exceso de velocidad. Ni el estúpido Ahn sabía dónde vivía Mark, y según lo que dijo, el americano se iba de Corea en un par de días.

Tuvo que seguir buscando para saber qué Tuan vivía en la zona rural residencial, en la parte más apartada dónde sus bienes ocupaban mayor extensión de terreno que las cercanas que se encontraban ahí

Mientras conducía no pudo evitar pensar que no pudo haber tardado tanto, se lamentaba. Si se llegaba a enterar que era demasiado tarde para Hyesook, él mismo se encargaría de cobrar justicia por sus propias manos. No le importaba tener que llenarse las manos de sangre, Mark Tuan no merecía ningún tipo de compasión.

Llegó al lugar que realmente era grande, con un gran muro rodeando toda el área y un buen sistema de seguridad que pudo apreciar a simple vista. No demoró más en bajar del auto, tomó el mazo que trajo desde casa y se dirigió a la puerta principal, donde sin dudarlo dió un fuerte golpe.

La alarma me seguridad comenzó a sonar, pero eso no lo detuvo, siguió golpeando hasta que la cerradura cedió y pudo abrir la puerta.

Caminó rápidamente hacia la gran casa, preguntándose si lograría encontrarla a tiempo, o por lo menos alguna prueba palpable de que Mark era culpable y pudiera recibir su merecido. Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos al llegar a la puerta y percibir un olor a quemado, todavía más alarmado, hizo lo mismo que con la puerta principal, a excepción que ahora solo necesitó un golpe para tener acceso al interior. Nuevamente una alarma comenzó a dar aviso por toda la casa, Jackson sin paciencia encontró el dispositivo en la pared junto a él y le dió otro golpe logrando que se detuviera. Fue entonces que se dió cuenta de la densa nube de humo que se extendía y comenzaba dificultarle la vista y la respiración.

Enseguida cubrió su boca y nariz con su camisa y recorrió con la mirada el lugar.

—¡Hyesook! ¡¿Estás aquí?! ¡Hyesook! —llamó esperanzado.

Pero no hubo respuesta, la casa aparentemente estaba completamente vacía.

No perdió esperanza, subió por las escaleras abriendo puerta por puerta. Se topó con el baño y aprovechó para tomar una toalla y humedecerla con agua, así le sería más fácil pasar por todo el humo. Siguió buscando hasta la última habitación, y al abrir la puerta se quedó helado.

—Santo Dios —murmuró con dificultad y horror en la mirada.

Era Hyesook, en cuadros, en fotos, en papel y en muchos más lugares, diferentes poses y colores. La boca se le secó al imaginar todo lo que hicieron con ella. Mark era un verdadero terror.

Volvió por las escaleras para continuar su búsqueda en la planta baja, las llamas le sorprendieron al haber alcanzado la mitad del lugar. Si se apresuraba podría encontrarla y con suerte salir de ahí.

[•••]

Mientras, Hyesook seguía tratando de mover el librero que bloqueaba la salida y luchaba con el humo que ya le picaba los ojos. Se le ocurrió pronto que podría usar algo como palanca para mover más fácil el pesado mueble, así que corrió de vuelta a dónde estaban las cosas de Mark y lo primero que notó fue que su cuerpo no estaba.

Alarmada se acercó por un cuchillo del suelo, pero el fuerte tirón en su cabello le hizo gritar y volverse a poner de pie. Mark apareció por detrás, luego de tomarla, se aseguró de que no estuviera armada y le golpeó el rostro fuertemente contra la mesa de acero. El grito de la chica sonó desgarrador al momento de sentir su nariz probablemente rota chorrear sangre por montones.

Lullaby |Mark Tuan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora