TRES

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—No, tú perdiste la poca cordura que te quedaba.

Taeil rodeó a su amigo y siguió acomodando los productos en el estante de la tienda, intentando dejar esa discusión a medias y que el japonés dejara de molestar.

—Hombre, vamos, puede ser divertido —dijo Yuta casi en un tono suplicante.

—¿Ir a un prostíbulo? Estás loco, mis años de morboso terminaron hace un tiempo atrás —hizo una mueca y miró a su amigo.

—Es que si lo dices así claro que suena mal...

Yuta le había propuesto a Taeil que le acompañara al local de la Llamada al 119. Quería agendar una cita privada con WinWin, pero no se atrevía a ir solo y su única opción de compañía era aquel renegón que tenía como mejor amigo. Sabía que sería difícil convencerlo, pero no se daría por vencido, incluso Yuta pagaría todos los gastos con tal de no ir solo y pasar la vergüenza de su vida, aún era un poco tímido para ese tipo de cosas, al menos no quería hacerlo solo la primera vez.

—Taeil, te lo he dicho... Conocí a un chico ahí —explicó brevemente por tercera vez, pero aquello no entraba en la cabeza del mayor.

—¿Y? ¡Ve y conócelo tú que yo no tengo interés! —respondió un poco irritado, pero es que Yuta no se callaba con el tema.

—¡No tengo el valor para ir solo! —dijo. Él también comenzaba a desesperarse un poco—. Yo pagaré todo, Taeil, solo tienes que mover tu culo hasta ese lugar. ¿Qué te cuesta?

—La dignidad.

Yuta rodó los ojos y soltó un suspiro buscando lo último de su paciencia. Sabía que su amigo era un poco extrovertido al momento de salir de su zona de confort, pero de verdad necesitaba el favor. Tenía dos semanas llamando de manera recurrente al 119 para escuchar a WinWin, incluso a pesar de que sus intentos por conseguir una conversación normal no funcionaban, él se conformaba por el momento con escuchar los gemidos y jadeos de aquel chico mientras se complacía para su cliente.

—Nunca había estado tan interesado en alguien —aceptó el mejor. Intentaba defender el tema y que el otro entendiera que era algo que quería muchísimo.

Taeil caminó de regreso al mostrador con el otro detrás, realmente no le interesaba demasiado el ponerse a pensar con cuidado sobre aquello.

—Ni siquiera lo conoces, no seas imbécil, solo irás a ese lugar a que te peguen una infección en...

—¡Taeil, deja de ser un amargado! —le interrumpió antes de que terminara aquella frase—. El viernes me acompañarás porque es tu día libre y eres mi mejor amigo.

—¡Prefiero volver contigo antes de acompañarte! —gritó desesperado. Yuta abrió los ojos sorprendido.

Sí, aquellos dos habían intentado algo más allá de una sola amistad al verse más solos que un salón de clases en día festivo, pero aquello no pasó de un solo día, ninguno se tomaba en serio y sabían que fracasarían y terminarían odiándose, o en el peor de los casos juntos para siempre. Yuta se quejó en voz alta y Taeil rodó los ojos. Si no accedía pronto, aquel pelirrojo terminaría haciendo un berrinche en plena tienda sin importarle nada, pero pues... ¿Qué podía perder? Incluso él había pensado en llamar a aquel lugar.

—Yo sé que soy guapo, pero ambos sabemos que no volverías conmigo ni aunque te paguen una buena suma de dinero —expresó Yuta e intentó llorar para ablandar los sentimientos de su amigo, pero no logró sacar ni una lágrima.

—¡Está bien, iré contigo! —le calló el castaño. Quería evitarse un dolor de cabeza por la voz de su amigo repitiendo lo mismo sin parar.

Llamada Al 119. ((yuwin))Donde viven las historias. Descúbrelo ahora