Capítulo 9 - Exilio

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Resumen: Lan Sizhui ha descubierto algo que le llena aún más de misterios, y Hanguang-Jun parece saber más de lo que se ve a simple vista.

Notas: ¡hola!, he vuelto con una nueva actualización, esperando que sea de su agrado. Espero que este capítulo les haga entender un poco más la situación que se despliega en la historia. Como dije la semana pasada, no suelo actualizar los domingos pero he hallado inspiración y no quiero desaprovecharla. Sin embargo, con el evento NieYao pasado me he cansado bastante mentalmente, así que probablemente no sepan de mí si no hasta la próxima semana.

Y eso que yo quería subir mi fic del Pavo Real con WWX...

Bueno, ¡disfruten!

Casus Belli

Exilio

No tiene el conocimiento de cuántos estuvieron caminando, pero Lan Sizhui arguye que fueron los necesarios como para hacer que la planta de sus pies comience a doler. Tiene la extraña sensación de que con cada caminar, la gruta se vuelve más opresiva, el aire más húmedo y la energía resentida dominante en el lugar se percibe con mucha más claridad. Tanto, que llenaba de penumbras el lugar, y de no ser por las pequeñas linternas danzantes a su alrededor, estarían sumidos en perpetua oscuridad. Jin Ling aún no había despertado. Lan Sizhui lo agradeció en silencio.

No quería estar en la incómoda situación de revelar por qué están siguiendo al General Fantasma, no tiene explicación para ello.

Hay un instinto pugnando en su interior y un sentimiento de nostalgia que le guía.

Transcurrieron unos minutos más de caminata, hasta que la voz monótona del General Fantasma se atendió en un inconexo suspiro.

—Falta poco para llegar a la base, joven maestro Sizhui.

Lan Sizhui no comprendía el motivo de su título, no era más que un discípulo de la secta Gusu Lan, pero no demostró su pensar, sólo asintió en silencio. A su costado, el General Fantasma le observó de soslayo, sus blancas pupilas sólo le vieron unos segundos antes de volver a la misma posición: al frente. La salida, o entrada, de la gruta se vislumbró al fondo. Cuando llegaron y Lan Sizhui cruzó el umbral, un destello ambarino le cegó por completo. Tuvo que cerrar los ojos cuando las lágrimas se filtraron por la comisura, resultándole imposible ver algo.

En ese momento, sintió una mano fría y rígida sostenerle. Con aprensión, Lan Sizhui se dejó guiar notando pronto cómo las mangas de sus túnicas se elevaban, una extraña, pero no incómoda ráfaga de aire emergió del suelo, cosquilleándole la piel, lamiendo sus sentidos perceptivos en una especie de reconocimiento. Caminaron unos cuantos pasos a ciegas hasta que sintió la fría oscuridad de vuelta lamer sus párpados irritados. Parpadeó varias veces hasta que pudo volver a ver algo más tangible que sólo manchas difusas, y lo que contempló, lo dejó pasmado.

Ahí, envuelta en túnicas blancas con símbolos rojos. Regia, imponente, yace Wen Qing. La aclamada y viva Wen Qing, observándole con adusta seriedad. Lan Sizhui no tuvo el placer de conocerla, pero había escuchado numerosas proezas de su parte.

Lan Sizhui tragó saliva, y abrió la boca, pero algo tras la espalda de Wen Qing le hizo callar e ignorarla a favor de caminar hacia donde ella estaba ubicada. Caminó a paso rápido, olvidando los preceptos de su clan por un momento, colocando sus manos en el barandal de piedra que protege el balcón, y se inclinó hacia adelante, bebiendo con ansiedad la imagen que se esboza a su frente.

Ahí abajo, hay un pueblo. ¡Un pueblo! Lleno de casas construidas de gruesa madera oscura, calles de piedra gris... Incluso dentro de esa cueva se ilumina como si fuera de día. Lan Sizhui alzó la vista para ver el extraño ente fulgurante que irradiaba sobre sus cabezas y frunció el ceño con extrañeza.

Casus Belli [Hiatus Temporal por Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora