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Ya ha pasado dos meses desde que aquellos dos chicos se han hablado.

No se puede mentir, desde la última vez que se vieron Bin ha intentado reconciliarse con el australiano, pero ha fallado en todos y cada una de sus 'técnicas' de reconciliación. Felix cada que el lobo solitario se le acercaba entraba en modo alerta, y se alejaba con timidez, tratando así que el otro no se le acercara, tenía miedo de que vuelva a hacer algo 'mal'.

Changbin se rindió, después de todo, no le importaba, ¿verdad? No tenía porqué disculparse, la culpa fue del chico ruidoso.

Sin embargo Seo tenía una discusión entre sus sentimientos y sus pensamientos. Su mente le decía "no te tiene que importar aquel chico, es insignificante", mientras que corazón le decía "ve por él, disculpate, todo se arreglará y volverás a estar con él".

Era todo un lío.

Simplemente Bin no podía ignorar ese extraño sentimiento que se producía en su estómago, y el dolor que se ocasionaba en el pecho cada que veía ese lindo chico con pecas al no poder soportarle la mirada por más de tres segundos y pasar de largo.

La verdad es que extrañaba mucho al chico ruidoso, conocía a más personas pero no se hablaban a no ser que tenían que hacer algún trabajo; en cambio con Felix se sentía más cómodo, aunque no lo demostraba, le gustaba su compañía, pero por ser idiota va y lo aleja.

Changbin suspira cansado, ya era de noche y apenas estaba llegando a su departamento después de una larga rutina de trabajo, se sentía agotado física y mentalmente, su vecino rondaba en su cabeza todo el tiempo, tanto que a veces se equivocaba de orden y el jefe del restaurante le regañaba, pero se lo dejaba pasar por su esfuerzo de todos los días.

Antes de entrar dio una última mirada a la puerta de a lado, la del chico ruidoso. Se le quedó mirando unos segundos, con la esperanza de que saliera y le pudiera ver otra vez, pero al notar que eso no pasaría, entró a su departamento cansado.

Dejó sus cosas en la mesa y colgó sus llaves en donde siempre. Le dio una repasada a su pieza, recordando la vez en la que Felix se quedó a dormir y se despertó mas temprano de lo habitual para hacerle el desayuno, viendo una última vez su rostro durmiendo plácidamente antes de irse a trabajar.

Sonrió. Aquella memoria siempre le hacía sonreír y querer que el australiano esté con él abrazándole mientras dormía.

Descartó esos pensamientos, asustado. ¿Por qué estaba pensando así de Felix? Es su vecino, por favor, ni siquiera sabe si es que le puede llamar 'amigo' ya que él nunca los ha tenido, sin contar a los de secundaria que le dejaron después de tres días de juntarse con él.

Vuelve a suspirar pensando qué es lo que le había hecho aquel chico como para que en esos momentos agarre sus llaves junto con su cartera y salga de su departamento por un pastel.

«A la mierda», pensó Bin, «compraré un maldito pastel y le pediré que me perdone, ya no lo soporto más».

Ni siquiera sabía por qué hacía eso a las diez de la noche, esperando que Felix acepte sus disculpas. Lo único que sabía es que quería que el lindo chico con pecas le volviera a hablar como siempre, que le siguiera de regreso a Happy Life como normalmente hacía, y que le muestre aquella sonrisa que tanto le gustaba.

«Fuck, he's making me crazy».

Le tomó mucho tiempo, pero al fin encontró un local que vendía pasteles, no eran (por decirlo de alguna forma) de la mejor calidad, pero Seo estaba satisfecho con la compra. Era un pastel no muy grande, era de fresas y en lo superior le acompañaba frambuesas y trozos de chocolate acompañado de merengue a los bordes; notó que también vendían moños para regalos, no dudó en comprar uno para decorar la caja en la que venía el postre.

Chico Ruidoso > ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora