Una puerta a otra vida

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Ya hacía tres meses que Luna acompañaba todos los día a Arya y en los que se había enfrentado varias veces a sus hermanastros y a ella también al principio, ya que sus padres adoptivos habían endurecido su trato hacia Arya debido a ella, aunque al final Arya siempre cedía y se dejaba ayudar. Durante todo este tiempo comenzaron a hacerse amigas y se contaron sus respectivas vidas. 

Al enterarse Luna que casi todos los fines de semana Arya se quedaba a solas en su casa mientras el resto se iba de viaje, decidió sacarla de casa esos días. Al principio se presentaba en su casa y se quedaban allí porque a Arya le daba miedo salir. Jugaban a las cartas, veían la tele y después merendaban unos dulces que hacía Luna.

Más adelante, se acercaban a un parque y pasaban toda la tarde allí. Corrían, se perseguían y jugaban con un balón. Cuando se cansaban escuchaban música mientras estaban tiradas en el césped. Tras unas pocas quedadas, Arya se acostumbró a tumbarse encima de Luna y esta le acariciaba el pelo.

Las últimas veces, Luna invitaba a Arya a pasar la noche en su casa. Arya siempre dormía abrazada a Luna y ella la envolvía. Sentía que podía protegerla así del mundo que las rodeaba. Al levantarse desayunaban tortitas con chocolate y disfrutaban de todo el tiempo que tenían antes de que Arya tuviese que volver a su casa.

Esta era otra de sus quedadas. Al día siguiente era el cumpleaños de Arya, su decimosexto. Luna tenía una gran sorpresa guardada para ella. Después de ver una película como todas las otras veces se fueron a la cama y durmieron abrazadas.

A la mañana siguiente cuando se despertó Luna, Arya seguía dormida. Se levantó tratando de no despertarla y fue a la cocina preparar el desayuno. Volvió a la cama con el desayuno en una bandeja y un sobre con un texto en el que llevaba ya días reflexionando. Colocó la bandeja en la mesita de noche y despertó suavemente a Arya.

- ¿Qué pasa? - preguntó aún medio dormida.

- Feliz cumpleaños - le dijo Luna suavemente con una gran sonrisa mientras colocaba la bandeja sobre las piernas de Arya.

Los ojos de Arya se abrieron como platos, Luna sabía que nunca había tenido una fiesta de cumpleaños y que esa era la primera vez que lo celebraba. Se incorporó casi tirando el desayuno y abrazó a Luna más fuerte de lo que lo había hecho nunca.

- Gracias - fue lo único que consiguió decir con los ojos llorosos, seguramente de la emoción.

- Lee la carta - le dijo Luna.

Arya abrió la carta - Feliz cumpleaños - empezó a leer -. Quería proponerte algo especial por tu cumpleaños. ¿Qué te parecería mudarte conmigo y no tener que volver a la casa de tus pesadillas?

Caminando con la muerteWhere stories live. Discover now