Un encuentro inesperado

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Lunes, las 8 de la mañana. Arya estaba de nuevo, como tantos días en clase esperando la llegada del profesor para continuar con el temario. Pero en realidad eso no le importaba.

Estaba tirada sobre el pupitre mirando por la ventana. Desde ella veía los árboles que se encontraban en el patio del colegio, formando un pequeño bosque, y más allá los edificios de la ciudad. También podía ver las gaviotas sobrevolando el mar buscando su próxima presa o, simplemente, disfrutando del aire que golpeaba sus alas. Libres. Ahora por fin lo era.

Finalmente sonó el timbre que daba inicio al recreo. Arya salió corriendo al árbol donde siempre se reunía con Luna. Ella ya estaba allí leyendo un libro. Arya apartó un momento el libro y se sentó encima de Luna, se recostó en su hombro y la besó en la mejilla. Luna la cogió de la cadera y siguió leyendo su libro. Así estaban tranquilas las dos, juntas, solo ellas. Después del colegio habían quedado en dar un paseo por el campo para tratar de buscar un lugar especial para ellas antes de volver a casa.

Volvió a sonar la sirena indicando el final del recreo. Arya volvió a besar a Luna en la mejilla, la abrazó y volvió sonriendo a clase esperando a que sonase por última vez el timbre y salir en busca de su escondrijo.

Por fin sonó por última vez la alarma dando por acabadas las clases por ese día. Arya recogió todo y fue a la salida y cuando vio a Luna la  cogió del brazo y la arrastró corriendo mientras vio una media sonrisa en su cara.

Caminaron tranquilamente hasta llegar al campo y empezaron a buscar algún cobijo. Tras unos minutos a Arya le pareció ver una cueva en la base de un acantilado.

- Luna, mira aquí - llamó.

Justo en ese momento se resbaló y comenzó a caer. No se podía creer que todo, su felicidad, estar con Luna, fuese a acabar tan rápido.

Poco a poco su caída fue ralentizándose hasta que paró en medio del aire y delante suya apareció una figura negra llevando una túnica.

-Supongo que esto acaba aquí - dijo Arya

-No que va, esto no ha hecho nada más que empezar, hija mía. Ya verás todo de lo que eres capaz, aun tienes que prepararte para  poder realizar el trabajo para el que estás destinada. Espero poder volver a verte pronto.

Dicho esto desapareció y Arya volvió a encontrarse en la cima del acantilado, confusa.

Caminando con la muerteWhere stories live. Discover now