[02]

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Elsa llegó esa noche a su departamento, en compañía de un guapo muchacho de piel blanca, ojos pequeños y rasgados y cabello azabache, desgastado, parecía tener los dieciocho años que Elsa también tenía.

Su conejo se encontraba en el sofá, tomando una siesta, cuando la puerta es abierta, y risas ingresan a la habitación, despertando y asustando al animal.

Era su dueña, Elsa, pero no venía sola.

Se encontraba hablando con un muchacho, ambos muy animadamente, pero algo melosos.

El conejo gruñó cuando ambos chicos se acercaron al sofá, y se sentaron juntos, al lado del animal.

-¡bola de nieve, pequeño! -Exclamó animadamente la platinada, tomando con delicadeza al animal para posarlo en su regazo- ¿Cómo estás, pequeño? -Preguntó acariciando su cabeza.

Como si el animal pudiese responder, Elsa lo observó expectante, aún masajeando su cabeza con sus dedos delgados.

-Es muy bonito. -Comentó el muchacho junto a Elsa, dirigiendo sus dedos al pelaje del conejo, donde acarició unos pocos segundos, antes de que el animal, receloso, dirigiese sus dientes a la mano del chico -¡Auch! -Se quejó, retirando sus manos.

Elsa retiró toda la atención puesta en el animal, para ponerla en el otro muchacho, que chillaba adolorido por una simple herida en su mano.

-L-lo siento, n-no suele hacer eso, d-disculpa. -Tartamudeó la ojiazul tomando la mano del muchacho, y acariciándola con suavidad.

El rostro del de cabello negro, cambió rotundamente de una expresión de dolor, a una más calmada, y algo sonrojado.

Ambos muchachos se observaron, y se sonrieron, antes de que el azabache se acercara unos cuantos centímetros al rubio, posando su mano sobre la mejilla de esta, y sonreírle.

El conejo esperó un movimiento peligroso por parte del pelinegro para comenzar a atacar, pero tras la sonrisa que la chica tenía, no pudo hacer nada.

Estaba feliz.

¿Qué podía evitar? Ella solo estaba muy feliz.

Y si ni se imaginó cuando el pelinegro besó los labios de la platinada de manera repentina.

El conejo se levantó del regazo de la chica, siendo completamente innecesario en esa escena, y se volvió a la habitación de Elsa, donde podría descansar sin ser interrumpido.




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Ya siendo bastante tarde, el conejo escuchó la puerta principal cerrarse, y un rato después, la de la habitación abrirse, dejando ver a una risueña platinada sonriente.

Cuando Arendell captó al conejo en su cama, soltó una risita dirigiéndose hasta él, para terminar recostándose a su lado, mientras le acariciaba suavemente su pelaje.

-¿Por qué hiciste eso, Bola de nieve? -Sonríe la platinada.

El conejo se rinde, y se acurruca en el cuello de Elsa.

Siente a la platinada reír.

-Ya veo que no te agradó Tadashi.

Bueno.

No podía negarlo.
Pero si estaba feliz...

"Un simple conejo" no podía hacer mucho.











Cómo amo este fanfic <\3
Me pone bien soft:(
Pronto ocurrirá lo que tal vez están esperando:3

ByE uwu

CONEJITO 小兔子 JELSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora