EXTRA

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La manera en la que Jack me miraba podría haberme quemado. La calidez en esa mirada llenaba un vacío que realmente no podía existir cuando estaba junto a él, de esa manera.

La pequeña sonrisa que llevaba era un detalle no poco importante, puesto que no se trataba de una persona común.

Su dedo pulgar acarició mi labio inferior, que estaba curvado en una sonrisa provocada por los sentimientos y senciones que su presencia fundían dentro de mi organismo.

–¿Por qué no me casé contigo antes?

Mi corazón explotó y mis acciones se lo hicieron ver. Mi cuerpo se reactivaba cada vez que de su voz salían estas pequeñas frases que me inundaban. Nuestros cuerpos desnudos se brindaron un calor superior al de una manta cuando decidí acercarme a él en busca de más caricias, que, por supuesto, recibí sin titubeos ni dudas. Escondí mi rostro debajo de su barbilla, justo en ese sector donde yacían marcas de lo hecho recientemente. Uno de sus brazos cubrió mi espalda baja manteniendo una presión para permanecer clavado a su cuerpo, mientras que el otro brazo pasaba por sobre el primero para hacer una presión mayor. Él beso una esquina de mi frente, luego besó el centro de esta y finalmente acabó por besar la última esquina. Alcé mi cabeza para observarlo con una sonrisa, mientras él me observaba con una expresión similar a la que yo llevaba en el rostro.

–Porque no sabías que podíamos casarnos, Jack. -me burlé de él.

Aunque debía admitir que tuve algo que ver en eso. Yo no le comenté nada de lo que un matrimonio era hasta que cumplimos seis años de relación, una semana posterior a mi cumpleaños. Él de inmediato pareció gustarle la idea pero debió captar que yo no estaba segura por la expresión de inconformidad en mi rostro.

Yo no tenía dudas sobre el amor que nos llenaba a ambos. Yo lo amaba y sabía que él me amaba. Pero era una inseguridad superior a la mía. Se trataba de él. Jack solía actuar como un pequeño niño con respecto a las cosas que desconocía y no estaba seguro si podría llevar esto del matrimonio. Tenía miedo de que pudiese no gustarle y se aburriese en algún momento de mí. Tenerlo lejos me sería tan difícil. No sabría cómo seguir.
Dos años más tarde, la inseguridad se evaporó y se lo estuve demostrando sutilmente durante el último año antes de contraer matrimonio con cosas sencillas como charlas sobre lo que requería el lazo matrimonial y las consecuencias de esto. Él estuvo de acuerdo en cada cosa y me dijo muchas cosas dulces de paso. Lloré todo ese día en su pecho por haber dudado de él. Cuando me pidió matrimonio, cinco meses más tarde, lloré aún más al saber que pretendía hacerlo ese día donde lloré en su pecho, pero no lo había hecho por miedo a creer que yo me arrepentiría.

Bajo mi propio pecho, pude sentir las vibraciones del suyo. Se estaba riendo. Seguramente él había recordado todo lo que yo ya había hecho.

Deslicé una de mis manos por su cintura y finalmente la mantuve en su cadera mientras lo observaba reír.

–De haberlo sabido, te lo habría pedido el día en que comenzamos a vivir juntos, Elsa. -comentó mientras repartía besos desde mi mejilla hasta mi cuello, donde volvió a mordisquear las marcas ya hechas posteriormente.

Anoche habíamos hecho el amor hasta que mi cuerpo pidió un respiro, horas más tarde, sin embargo. Celebrábamos que Jack finalmente había obtenido su título en la universidad. Hace cinco años había entrado a la universidad luego de hacer un pequeño curso que le permitió estudiar y prepararse para la universidad. Resultó que Jack era una persona muy inteligente y aprendía con rapidez. Rindió sus exámenes del curso como un sobresaliente, lo que me impresionó. Era algo envidiable. Aunque fueron dos años muy difíciles. Jack pasaba días y noches completas estudiando y habían semanas donde no nos veíamos. Jamás se me pasó por la cabeza la idea de romper, pero fui demasiado paciente hasta tocar el límite y tenía miedo de que Jack se alejase por su cuenta. Por eso, cuando acabó el curso, un año más tarde decidimos vivir juntos.

CONEJITO 小兔子 JELSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora