El pequeño Loto errante

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- ¡Fuera mugroso! ¡Aléjate! ¡Vete a molestar a otra parte!

Desde que tenia uso de razón y vagaba por las calles, el pequeño Wei ying de 9 años escuchaba estas palabras, perdió a sus padres de manera trágica cuando apenas tenia 6 años, no tenia recuerdos muy claros sobre lo que había sucedido, pero si tenia unos pocos recuerdos de quienes fueron sus padres.

Su madre una hermosa mujer de ojos grandes y llenos de vida y alegría, pelo negro como al azabache y largo que bailaba con el viento como si fuera una manojo de hilos de ceda y una sonrisa brillante, capaz de desbordar alegría en el corazón de quien la observaba, con un  aura que iluminaba la tierra y los cielos, una gran cultivadora y defensora de la justicia y los inocentes.

Su padre un hombre alto de apariencia fuerte pero de carácter amoroso, su figura era imponente de cejas finas negras, ojos profundos pero a su vez cálidos, de tez clara, dueño de una alegría única y un corazón bondadoso, fue sirviente en la Secta Yummeng Jiang , pero a pesar de su estatus el y el jefe de la Secta Jiang Feng Mian, fueros excelentes amigos, como hermanos.

El pequeño Wei Ying llego a heredar los rasgos de sus padres, su figura era angelical, de pelo negro aunque en mal estado aun conservaba esa delicadeza al bailar con el viento, de tez clara como la nieve, ojos grandes de color grises, brillaban cuales estrellas, labios finos, mejillas rozadas, debido a la condición en que vivía y al mal régimen alimenticio su estatura era menuda, aun así al verlo daba la impresión que ese niño había sido un pequeño ángel que por accidente se estrello en la tierra, pero lo que heredo por completo fue la actitud de su madre. Vagaba por las calles, sin rumbo, sin hogar, sin tener comer,  para poder comer muchas veces tuvo que luchar contar perros callejeros ya que este les robaba la comida, haciendo que estos lo atacaran, lo mordieran e incluso lo perseguían por toda la ciudad, otras veces simplemente se conformaba con comer las cascaras de las frutas de eran desechadas en el mercado, esto para evitar tener que enfrentarse a sus temibles enemigos, con el tiempo el pequeño Wei Ying desarrollo fobia a los caninos, no importaba si estos eran apenas unos cachorros sin dientes, con solo escuchar sus ladridos o aullidos desde lejos bastaba para que el pequeño niño entrara en tal estado de pánico que incluso podría causar fiebre.

Pese a todo esto aun así el pequeño siempre mantuvo una hermosa y amplia sonrisa dibujada en su rostro, siempre alegre, vivaz y animado, nunca perdió su luz, no importaba si tenia que dormir bajo una mesa en tiempos lluviosos o helados, si tenia que pasar días sin comer y no importaba si el escuchaba esas palabras tan crudas y crueles hacia el solo por pedir algo de comer, su respuesta siempre era la misma "Perdone la molestia" acompañada de una enorme y brillante sonrisa.

Andaba sin rumbo por las calles, sin saber donde estaba o a donde quería ir, el simplemente caminaba, todo esto tratando de subsistir, en uno de sus tantos andares sin darse cuenta llego a Yiling, era un invierno bastante fuerte, la nieve caía de una manera tan brutal que pareciera que lo hacia con rabia, los techos cubiertos de blanca nieve, las casas con sus puertas cerradas herméticamente como si no quisieran que algo entrara o saliera, nadie en las calles, solo el pequeño Wei Ying, ya estaba titiritando del frío, sus pies dolían ya que su calzado había desaparecido casi a su totalidad y la nieve los cubría, camino un poco mas adelante y entro al mercado del pueblo, allí visualizo una gran mesa en forma de cajón y decidió ocultarse dentro para esperar a que la nevada pasara y así al otro día probar suerte con algo de comida y allí en ese oscuro cajón y bajo esa intensa nevada el pequeño durmió.

Designio Celestial  (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora