Capítulo 2

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Los tacones se me hunden con cada paso y el sol me da de lleno en la cara, haciendo que me sienta mareada. Trago saliva, tengo la boca seca y no es sólo por este asfixiante calor, algo se mueve dentro de mi estómago y una sensación se apodera de mi pecho con cada metro que avanzo.

Sin embargo, me sorprende la facilidad con la que recuerdo el camino, apenas tengo que mirar por donde voy. Sé perfectamente que calle tomar y en qué dirección girar.

En la distancia distingo la casa.
Esa casa.
Y de repente un montón de recuerdos me inundan y se entrelazan los unos con los otros, opacando el resto de mis pensamientos.

Si la memoria no me falla y espero que no, Barry debe estar en su taller. Probablemente arreglando algún coche antiguo y ruinoso.

Me tomo unos minutos antes de caminar hasta allí, el miedo y los nervios crecen en mi interior y trato de preparar las palabras adecuadas para decirle.
¿Cómo le dices a tu marido, al que no has visto en mucho tiempo, que quieres el divorcio?
O más bien ¿Cómo reaparecer en la vida de alguien por sorpresa, cuando posiblemente ya se ha olvidado de tu existencia?

Tomo varias respiraciones profundas y me digo a mi misma que puedo hacer esto.

Entonces camino los metros que me separan del taller y me adentro en él.
Lo primero que veo es un coche.
Un AC ACE de los años 60 y color amarillo pastel.
Realmente precioso.

Mis zapatos no pasan desapercibidos en el lugar y de detrás del coche, una figura se hace visible cuando se incorpora.

Sus manos están manchadas de negro y su camiseta blanca ya no es blanca. Lleva el pelo corto, algo despeinado y una barba que no ha afeitado en varios días.
Está diferente, está mayor.
No mayor como viejo si no más bien como si me hubiera perdido la mitad de su vida.

Su boca se entreabre al verme y sus ojos verdes se entrecierran para asegurarse que se trata de mi. Sus brazos caen a ambos lados de su cuerpo y veo como pasa saliva.

Entonces, nuestros ojos se cruzan en la distancia y de repente olvido todas las palabras que he memorizado durante el viaje.

Pero sé que tengo que decir algo y me obligo a mi misma a reaccionar, a volver a poner ambos pies en el suelo.

—Quiero el divorcio. —Y lo suelto sin más. Como quien dice "buenos días". Como si no importara en lo absoluto.

Su risa amarga llega hasta mis oídos y ahora soy yo quien traga saliva.

—¿Eso es lo primero que vas a decirme después de siete años?
—Abro la boca para replicar pero entonces, algo más roba mi atención.
Los ladridos de un perro.
El animal es marrón claro y bastante grande, pasa junto a mi sin detenerse. Entonces, una sonrisa aparece en mi rostro.

Me agacho no sin dificultad.
—¡Billy! —Vocifero. Pero todo lo que el animal hace es mirarme sin entender nada e ignorarme.
—Este no es Billy. Es Arthur. —Barry me corrige. Frunzo el ceño y me incorporo. Él hace lo mismo y el perro revolotea a su alrededor.

—¿Dónde está Billy? —Pregunto. Barry camina por mi lado pero se detiene durante una milésima de segundo para responderme.
—Muerto. —Una punzada en el pecho me deja sin aire y mis ojos se llenan de lágrimas.

Billy era mi perro.
Bueno, nuestro perro.
Barry y yo le rescatamos de un pozo al que cayó siendo un cachorro y se quedó con nosotros.

Cuando vuelvo al presente, el castaño ya no está allí.
—¡Barry espera! —Vocifero y camino a pasos largos tras él.
Casi llego a alcanzarlo pero entonces uno de los zapatos se me rompe y noto como mi tobillo se dobla.
—¡Joder! ¡Barry! —Repito.
Él se detiene en seco y se gira hacia mi.
—¿Qué narices quieres de mi ahora? —Grita y sus orbes reflejan furia.

—¡El divorcio! Eso es todo lo que quiero. No tenemos porqué discutir. Tan sólo firma este papel y me iré. —Trato de razonar y de mi bolso saco un arrugado papel.
Pero cuando voy a mostrárselo, el ojiverde ya ha caminado dentro del porche.

—¡Vuelvete a tu amada Nueva York, Caitlin! ¡Desaparece de mi vida! —Exclama antes de cerrar la puerta de su casa de un fuerte portazo.

Maldita sea.

¿Y ahora qué hago?

Maldita sea como había echado de menos esto...
¿Cómo estáis? ¿Os está gustando? ❤

Sweet Home. Snowbarry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora