Min Yoongi sólo quería tener una vida normal; pero eso no estaba escrito.
Ni tampoco estaba escrito que él pudiera ser sencillamente feliz. No.
A veces, sólo estaba escrito, y los "Si yo" "Si tú", no eran válidos.
A veces sólo quedaba levantarse...
La botella giró, esta vez con Taehyung al mando y a Yoongi le tocaba obedecer; no había forma en que aquello terminara bien.
— ¿Verdad o reto?
Yoongi bufó, dejando la copa de vino a un lado, quizás era la sexta o la séptima de esa noche, ¿qué importaba?
— Reto — respondió, en un arranque de valor.
— Te reto a que tomes a una persona de este circulo y la lleves al armario de allá. Por cinco minutos — Una sonrisa burlona, como si todo estuviera planeado para molestarlo.
O quizás lo vio de esa forma en su estado actual. Le sonrió de vuelta, porque nadie se metía con Min Yoongi y salía contento.
Así que se levantó, tambaleante, bajo la mirada de todos. Un Jimin preocupado. Namjoon pendiente de que no cayera. La musica resonando apenas en sus oídos. No tenía planeado aquello, pero tomó a Seokjin de la mano y sin esfuerzo lo instó a levantarse.
Antes de que se dieran cuenta estaban ambos en el armario de los abrigos junto al recibidor. Se quedó ahí, de pie, procesando.
— ¿Estás bien? — oyó que decia el modelo, y tuvo que entrecerrar los ojos para poder verlo bien a través de la asfixiante oscuridad del armario.
Yoongi sonrió de lado.
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Dos días antes, jueves, 20:30 hrs.
Erick dejó un par de platos de comida, sentándose luego junto a Yoongi en lo que veía a Jimin frotarse el ceño y suspirar.
Habían dejado a Jungkook en su departamento antes de llegar al de Jimin, Erick pidió permiso para usar la cocina mientras que Yoongi le platicaba todo lo sucedido en días anteriores a su amigo.
— A ver, déjame entender... — murmuró Jimin, sus ojos muy abiertos antes de mirar a ambos frente a él. El rubio comiendo tranquilamente y el mayor apenas tocando su comida, manteniendo una compostura que a él le faltaba —; Erick, el mánager de Jin y Jungkook, es en realidad un pariente tuyo que sabe que eres hijo de familia adinerada y además tu padre te dejó una propiedad y un fideicomiso para que no quedes desamparado porque sabía que tu madre probablemente iba a deshacerse de ti.
El rubio asintió con una mueca.
— Dude, tu vida suena tan a una novela dramática.
— ¿Lo dices tú? ¿El que está enamorado de un niño modelo y su amor es imposible porque probablemente te hagan casarte con una chica rica y forzosamente quieren que heredes? — viró los ojos.
— No estoy enamorado... — Desvío la mirada, sus mejillas ruborizadas.
— ¿Y sólo te quedas en eso? — la cara incrédula de Min hizo reír a Erick, quien se limitaba a comer en silencio — En fin. No es mi pariente, es el amante de mi padre. Y bueno, dije que era mi primo para no llamar la atención — suspiró.
