XVI; Fugaz.

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Abrió los ojos repentinamente cuando el teléfono comenzó a vibrar en algún lado, y no tardo demasiado en ubicarlo debajo de la cama entre esta y la cómoda junto a ella. Miró el identificador y arqueo la ceja, respondiendo en voz baja para que Yoongi no se despertara.

— Hola, Eric — saludo Hansol en voz baja, acariciando el cabello suave y sedoso del rubio que yacía junto a él en la cama. Del otro lado, la línea se había quedado en silencio.

— Así que ya lo viste... — susurró el mayor del otro lado.

— Estoy con él, en su cama. ¿Por cuánto tiempo pensabas tenerlo escondido? — no hubo una respuesta, pero no era que la esperara.

— ¿Cómo está Yoongi?

— Él está bien, durmiendo a mi lado — nuevamente hubo silencio, y Vernon comenzaba a cansarse.

— ¿Qué le has dicho? — preguntó entonces el mayor.

Vernon se tomó su tiempo para contestar, más que nada porque no quería que el menor despertara y lo escuchara, así que bajo de la cama con cuidado donde llevaba cuarenta minutos velando el sueño de Min luego de llevarlo a la alcoba y cerró la puerta a su espalda, apoyándose en ella.

— ¿Por qué me preguntas eso? ¿Temes que diga algo? — ya no había demasiada amabilidad en su voz, simplemente un tono casi hosco, a la defensiva. Hubo un silencio del otro lado.

— Sí. Conociéndote, sí. Él sólo necesita descansar ahora, Hansol. No tiene que preocuparse por cosas de la empresa o de su familia.

— ¿Que no tiene? En parte concuerdo, pero, Eric, se te olvida que es inminente la llegada de Mingyu a Daegu.

— Pues consigue un reemplazo — apremio el mayor.

— ¿Eso dices? Que fácil suena. Pero ya fue bastante el problema para conseguir una aprobación de la Presidencia. Ahora reemplazar a Mingyu con alguien. Sabes que no tengo tanto poder aún — refunfuñó.

Eric se quedó callado en la otra línea, y Hansol únicamente atinó a echarse el cabello hacia atrás y pensar un poco más antes de volver a hablar — Yo no tengo pensado ocultarle nada — dijo entonces, afable pero firme —. Él no necesita otra persona en su vida que le mienta. El círculo que tiene ahora es agradable y bueno para él, pero ambos sabemos que es cuestión de tiempo, ¿lo sabes? Para que vuelva a tomar su lugar y deba volver a su familia.

— Lo sé — replicó el mayor de repente —. Lo sé. Ahora... vuelve a dormir. Volveré el lunes.

Corto la llamada después de una breve despedida y volvió hacia el cuarto, quedándose junto a la cama para ver al menor remover la cabeza con bruscos espasmos, fruncia el ceño y tenía una ligera capa de sudor en la frente. Y ese era un aspecto preocupante, ya que jamás había visto ese comportamiento en el contrario. Se acercó y dejó el teléfono en la mesa luego de borrar la llamada, no quería que Yoongi se enterara que había hablado con Eric así. Y se acostó en la cama, atrayendo el menudo cuerpo a sus brazos para darle calor, notando como aquellas reacciones habían cesado luego de pocos minutos.

Despertó a la mañana, casi las nueve, y se quedó observando el rostro del rubio entre sus brazos, sus ojos cerrados y la expresión de completa paz. Hansol deseó ver siempre esa expresión en su cara, quisiera que siempre fuera así para Yoongi. Si dependiera de él, lo encerraría en una caja de cristal donde tuviera todo lo que quisiera e hiciera lo que le gustaba, que no tuviera que preocuparse de nada. Pero no podía aunque quisiera, porque ellos tenían un rol en la sociedad que requería menos corazón. Y era su destino encargarse de ese rol.

Mientras tanto, decidió que iba a cuidarlo y disfrutar de los días que les permitiera el estar tranquilos, y mientras estuviera en sus manos, él de encargaría de que Yoongi esté rodeado de alegría y tranquilidad. Con ese pensamiento, fue a la cocina, aún temiendo que esos espasmos regresaran, pero quería hacerle algo de comer, darle algo para la resaca segura con la que amanecería.

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