XIX; I'm feeling-

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Yoongi no se sentía bien.

Tenía un único deseo; ser normal.

Y sabía que esa palabra era muy subjetiva. Que había personas que lo podían interpretar de una manera distinta y que no concordara con su punto de vista. Pero así estaba la cosa, y él únicamente deseaba llegar a su propio estatus de normalidad.

Porque Yoongi había vivido durante quince años una vida de lujos, luego pasó uno y medio en la completa pobreza, viviendo de su propio esfuerzo. Fue entonces que descubrió que la austeridad era un mejor modo de vivir. Claro que no le gustaba carecer, pero tampoco le gustaba tener demasiado. Y ahora ahí, mirando el costoso piano monocromático de cola que perteneció a su padre se dio cuenta, que si había un lujo que quisiera darse, sería ese. Sería el tener ese preciado piano con las teclas desgastadas por el uso. Con detalles como raspones en la parte inferior de la base a causa de sus pies que siempre se balanceaba, de la parte inferior donde aún recuerda se había golpeado la frente por ir corriendo al jugar con su padre o incluso de las teclas desgastadas.

Mingyu era lo contrario a él. Pasó toda su vida rodeado de lujos, rodeado de las atenciones de su madre, con cada capricho siendo cumplido al pie de la letra. Mingyu había crecido envilecido por su madre.

Simplemente, él no quería tener que volver a ese infierno que se hacía llamar primera clase, porque no deseaba ser parte de ese mundo jamás. Pero tendría qué, incluso ahora sin saber exactamente cuál fue la voluntad que su padre dejó plasmada en papel estaba consciente de ese hecho irremediable e inminente.

— ¡Ya nos exhibiste! — escucho la voz de Eric cuando salió de sus pensamientos, seguido de varias palabras que no alcanzó a entender. Se acercó a la puerta a tiempo para seguir escuchando — ... yo sólo quería que él viviera tranquilo un poco más antes de tener que enfrentar a su familia, Hansol.

Hizo una mueca y miro al piso, sintiendo el pesar en la voz de su... ¿Protector? ¿Su amigo? Eric ers muchas cosas para él y era difícil definirlo de una.

— Tampoco habria querido que se enterara de esta manera — apoyándose en el marco de la puerta, Yoongi pudo contemplar el perfil griego de Hansol; tan atractivo que dolía verlo —, yo sólo... creo que se me fue de las manos. Pero él puede con esa realidad. Él no tiene porqué ser ignorante por más tiempo.

Estaban decidiendo por él y eso era lo que más le estresaba; una vez más, pensó que tal vez si él hubiese nacido en una familia promedio como la de Seokjin entonces quizás no estaría pasando por eso. No se tendría que discutir acerca de acciones ni del futuro de cientos sino es que de casi un mil personas a causa del mando de alguna empresa que maneja quizás demasiado.

Quiso intervenir, pero su teléfono le ganó el sonido y lo tomó, respondiendo al instante de ver el verificador.

— ¿Jimin?

— Yoongi — susurró, la línea del otro lado se sentía tensa y podía identificar que su amigo estaba llorando — Yo- Yoongi ¿puedes venir por mí?

— ¿Dónde estás?

No tardo mucho en esa conversación, y salió del cuarto para dirigirse directamente hacia los hombres que seguían hablando en el comedor y lo habían dejado fuera como si de un niño se tratase.

— Oigan, uno de ustedes presteme su auto — llegó sin más, extendiendo la mano al aire frente a ellos dos. Al verlos compartir miradas, agitó la mano — ¡Ya!

Hansol fue el primero en reaccionar y le dio sus llaves sin más, y Yoongi sólo le hizo un gesto de agradecimiento para luego irse del departamento. Condujo mirando al cielo que se ponía cada vez más grisáceo avisando de las poco usuales lluvias de verano por un momento, esperando en su interior que Jimin no estuviera tan mal como sonaba.

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