XXV; El Dia Que Apareció El Segundo Tren

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— No es gracioso.

— Lo que es gracioso es que creas que es una broma.

La sala siguió en silencio después de la respuesta de Hansol a Yoongi, quien comenzó a ponerse nervioso. Estaba tenso y las manos le comenzaron a sudar. Por inercia miro de forma discreta a Jin, quien lo veía con seriedad, y eso no ayudaba a su postura en ese momento.

— Bueno, deberíamos seguir jugando — sorprendentemente, Taehyung leyó el ambiente y arregló el momento llamando la atención, a lo cual todos estuvieron de acuerdo.

Pero en silencio, el platinado tomó la mano del chico a su lado y lo miro con seriedad y calidez. Una extraña mezcla.

— No tienes que responderme ahora — susurró para que sólo el más bajo lo oyera.

Yoongi seguía en pánico; él estaba consciente de los sentimientos del mayor, pero los ignoraba de forma deliberada, porque sabía que necesitaba a Hansol a su lado y el hecho de verse de alguna  obligado a rechazarlo por no poder corresponder sus sentimientos lo dejaban aterrado.

Así que sólo asintió, y se zafó suavemente del agarre cuando notó la discreta mirada del modelo sobre ellos.

Tiempo después Yoongi fue a casa. No podía quedarse a dormir ni por más tiempo debido a las reglas del abuelo, así que caminó de forma silenciosa por los pasillos hasta pasar fuera de la habitación de Mingyu. Vio un sobre tirado, y se veía arrugado por la presión que habrán ejercido. Fruncio el ceño ligeramente, iba a dárselo a Mingyu, pero prefirió irse a su habitación cuando notó lo que era. Cuando percibio la inquietud que le provocó de repente.

¿Qué le habrá dejado dicho su padre a su hermano mayor?

Lo guardo en su saco, doblando el pasillo para toparse directamente con su madre.

— ¿Apenas estás llegando? — dijo ella, frunciendo el ceño. Era una señora tan elegante y bella, pero fría como el hielo con todos menos con Mingyu —. Seguramente estabas como una prostituta de nuevo en algún motel barato.

Yoongi fruncio el ceño, sintiéndose herido y además de eso confundido.

— Yo no estaba en ningún motel... estaba con Hansol — la corrigió de inmediato, acercándose un paso. Pero su madre sólo alzó la mano, tomando distancia de él.

— Así que él regresó a Seúl a estudiar... ese chico es bueno. Él seguramente llegue lejos — asintió ella.

— Yo también me estoy esforzando — comentó Yoongi —. Mamá, yo también hago todo lo que puedo.

Aquella mujer sólo río con sarcasmo, haciéndolo sentir más pequeño y confundido. Yoongi sólo quería algo de reconocimiento de su parte, él la admiraba mucho pese a todo. Y la amaba, era su madre.

— Yoonnie, cariño — ella se acercó de pronto actuando de forma maternal, y él pensó que tal vez ese sería el día en que ella dejara algún prejuicio y lo tratara como lo que era; su hijo —. No tienes que esforzarte tanto. No vas a llegar muy lejos, por eso te insisto, ¿por qué no tienes una vida más relajada y simplemente dejas que Mingyu se haga cargo de todo? Tu hermano sin duda lo hará mucho mejor que tú. Me enteré que hiciste que despidieran a uno de los instructores más longevos en la agencia, ¿crees que eso está bien? Claro que no. Eso no se hace.

Sus ánimos bajaron bruscamente, y su estómago dolió como si hubiera sido apuñalado. Arqueo las cejas hacia abajo y miro a otro lado, sin poder sostener esa mirada de insistencia que le dedicaba su madre; ella no se rendía. Ella sólo quería hacerlo a un lado. Ella quería todo para Mingyu, porque a Mingyu sí lo quería.

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