XXII; 4 O'clock

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Un año y medio había transcurrido, se suponía que él debería sentirse nervioso y entusiasmado por lo que venía, por la nueva etapa que se abría paso para él. Porque estaba a algunos años de convertirse en un profesionista y el heredero de la franquicia de su padre.

Pero no. Park Jimin sentía todo lo contrario. Se estaba asfixiando.

No podía estar feliz cuando sabía que estaría sacrificando lo poco de libertad que quedaba para ser él mismo. No se sintió bien cuando le entregaron su diploma al graduarse, pero al menos había aprendido a fingir frente a las multitudes y eso le ayudó a mantener compostura a la hora de dar el discurso para los que como él salían de esa maldita institución. Su consuelo era Taehyung, con quien había vuelto a sentirse unido después de tanto que ocurrió.

— Jimin, es suficiente. Deja de tomar — lo regañó Heechul.

En lugar de ir a una pomposa y ruidosa ceremonia de graduación, Jimin se escapó al bar de su tío para desahogar al menos una vez sus penas en el alcohol.

— Por favor, tío, sólo hoy... — pidió sin ganas, terminando el vaso de soju que se había servido.

Volvió a llenar el pequeño recipiente de fino cristal, no sin cierta torpeza. Heechul vio cómo su sobrino derramaba el licor, aunque nadie más estaba ahí. Sus voces y ruidos eran ahogados por la banda que esa noche estaba tocando. Era viernes, a las doce de la noche, y el ambiente estaba eufórico.

Comenzaba a entrar en pánico al notar que un chico se acercaba al castaño y este no parecía querer en absoluto rechazar su compañia, que obviamente era dirigida a otras intenciones, cuando un preocupado Jihyun entró por las puertas, ubicándolos de inmediato.

— No ha querido parar de beber desde que llegó y no sé qué le pasa. Llévatelo antes de que cometa una estupidez — le pidió al menor, quien asintió seguro y se sintió más tranquilo de dejarlo en manos de su hermano, quien ya era más alto que el mayor.

Park Jihyun se acercó hasta su hermano, mirando en la mesa alta y circular tres botellas de soju, y ya se imaginaba el nivel de embriaguez de su hermano. No podía decir que le sorprendía, porque había visto durante todos esos meses la presión a la cual fue sometido por el padre de ambos, sin quejarse. Pero lo que de verdad le hacía parecer excesivo era el hecho de estar besándose y coqueteando con un extraño.

Y no, tampoco le extrañaba que fuera homosexual. Lo había escuchado llorar todo ese tiempo por Jeon Jungkook cuando pensaba que nadie lo veía. Jihyun de verdad amaba a su hermano, y estaba preocupado por él. Quizás era hora de hacer algo para retribuir el buen trabajo que Jimin había hecho hacia él mismo y el resto de las personas.

Lo primero que hizo fue quitarle de encima a ese troglodita que se comenzaba a sobrepasar con su hermano.

— Escucha, imbécil, vete en paz y no haremos un escándalo — le siseo a la cara después de tomar al tipo por la camisa y dejarlo ir de forma despectiva. El extraño lanzó maldiciones mientras se alejaba, pero debido a la música no llamaron la atención. Se acercó entonces a su hermano, relajando su expresión — ¿Qué es lo que estas haciendo, Hyung? — suspiro acariciando su espalda y haciéndole saber que ahí estaba.

Jimin era un desastre; tenía el cabello castaño alborotado, sus labios hinchados y la ropa desacomodada. Había hecho un buen trabajo disimulando el uniforme de la escuela en un conjunto casual y elegante, dejando la camisa blanca de manga larga y los pantalones grises ceñidos.

— ¿Qué estás haciendo aquí, Jihyun? — Jimin se llevó el restante de la botella a la boca, o al menos lo intentó. A Jihyun no le importó recibir una mirada molesta cuando impidió que su hermano mayor siguiera bebiendo —. Es en serio, vete a casa. No quiero verte ahora.

If You Donde viven las historias. Descúbrelo ahora