Una casa, dos casas, tres casas. Estuve contando todo el camino, en realidad no estaba asustada...Bueno, para que miento, estaba sumamente aterrada por lo que pasaría.
Jungkook, un hombre de unos 26 años, todo hecho y derecho, sabe de la vida, de las mujeres y el alcohol. Era más que obvio que estaba jodida.
--¿No hablaras?. —me miro por un instante.
--No hablo con desconocidos. —murmure.
--¿Si?. —rió. No soy tan desconocido porque ya te fo-lle. —burlo.
--No lo recuerdo y se que eso es mentira. —ataqué. Aparte, ya sabes cuentos años tengo, ¿por qué te meterías con una cría como yo?, sabiendo que hay miles de mujeres en el mundo. —bufé. Tienes la típica pinta de ser un tío mujeriego y con códigos. —lo miré.
--Para tener tu edad eres bastante lista. —siguió con la vista en la carretera. No habremos follado, pero estuvimos a punto. —sonrió. Pero no follo con cualquiera, y me gusta que me recuerden.
--Si tú lo dices, ahora vamos, dejame ir a mi casa, tengo que estudiar para mis exámenes. —acomodé mi bolso y luego mi cabello.
--No lo haré. —dijo sin más.
--Joder, Jungkook, dejate de tus juegos. Mira, soy una adolescente que se encierra en su habitación para escapar de la realidad, no le gusta la gente, y mucho menos hablar con alguien que no conoce. Odio la moda y me gustas comer, mucho. Uso ropa cómoda y muchas veces ni me peino. —volvi a quejarme. Ahora bien, no soy de tu estilo. ¿Que quieres de mi?. —guardé mis ganas de golpearlo.
--Tú tienes la rama. —paro su automóvil. Eres mi salvadora. —me miro fijamente y un destello en sus ojos cambió, ya no eran marrón oscuros, eran dorados. —se acercó a mi. ¿Tienes miedo de mi?.
Sentí un calor en todo mi cuerpo, como si estaría ardiendo viva. Esos ojos color avellana brillante, desnudaron mi alma, me sentía vulnerable, demasiado para mi gusto. Puede ver hasta mi lado más oscuro y lo estaba consiguiendo.
--Si sigues mirandome de esa manera no poder detenerme y lo sabes perfectamente. —tomó mi rostro y lo ha cerco al suyo. Me perteneces, nos pertenecemos.
El golpe de calor en todo mi cuerpo calmó, como si me hubieran tirando agua fría.
Sus ojos se fueron difuminando poco a poco, y todo se paró.--Oye. —me sacudió cuidadosamente. Deja de babear mi auto.
--¿Me he dormido?. —dije soñolienta. Pero, estabamos hablando. —confusa. He tenido un sueño raro.
--¿Te has fumado algo?. —apagó su auto. Te has dormido en la mitad de la carretera. —desabrochó mi cinturón. Vamos, ya hemos llegado.
Mis ojos chocaron con los suyos, casi podía verme en ellos, eran marrones, nada del color en mis sueños. Como podía ser posible, ¿era un sueño en verdad?
[•••]
--Huele bien. —dije mientras observaba los detalles de la casa.
--Gracias. —sonrio orgulloso. Me encanta el aroma de café, es una mis adicciones sanas, diría yo.
--¿Entonces?. —aclare mi garganta. ¿Para que me quieres?. —dije dudosa.
--Bueno, no soy de aquí y me gustaría que seamos muy buenos amigos. —camino lentamente hacía mi.
--¿Tanto teatro para esto?. —reí. ¿Estas seguro que tienes 26 años?.
--¿Que pretendías?. —se acerco lo suficientemente cerca a mi, pero ya no era miedo el que sentía, era algo más, como..¿ganas de besarlo?. ¿Que te lleve a mi cama y te haga mía?, si lo quieres no tengo problema, es más, me encantaría.
Su mano fue sutilmente hacia mis caderas. Ardía como mil infiernos, no era suficiente, quería más, mucho más. ¿Que cojones me sucede?, mis hormonas no estarían ayudando.
Su aroma, demonios que bien huele. Estábamos tan cerca el uno con el otro que podía sentir su respiración chocar con mi rostro. Su aliento a menta, inundo mis fosas nasales. Mierda, alejate de mi.
--Si no conociera tan bien a las mujeres, no pensaría que quieres besarme. —vaciló. Pequeña pervertida. —se alejó de mi.
--Eres extraño, siento cosas raras. —dije. Perdona que sea tan sincera pero, creo que bragas están húmedas. —susurre para nosotros.
Los ojos se abrieron de par en par y una carcajada salió de el, resonó por toda la sala esa maldita risa que se estaba volviendo mi música favorita.
--¿Tu, tu nunca has tenido relaciones?. —dijo pensativo. ¿Eres virgen?.
--Eso no te incumbe. —volteé hacia la otra dirección dándole la espalda.
--Dime. —me abrazo por detrás. ¿Que sientes cuando estoy cerca de ti?. —toco suavemente con su dedo mi cuello.
--Ganas de vomitar. —dije decidida.
--Bien, entonces iré al plan B. —llevo su dedo hacia todo el contorno de mi cuello, tratándome de desconcentrarme y joder, lo estaba consiguiendo.
Sus manos posaron nuevamente en mis caderas pero, estaba ves hacia más presión hacia mi. Podía sentir su torso duro en mi espalda, como subís y bajaba.
--¿Que sientes ahora?. —subio mi falda, no se como lo conseguía, pero estaba en un transe y su dulce olor hacia que todo en mi, este a su merced.
--Yo, yo no sé, mis pechos duelen. —dejo escapar un sonrisa en mi oído.
Separó un poco mis piernas, como queriendo indagar más allá de lo que tenia que ser. No quiero, no estoy preparada.
Nada en mi funcionaba, no quería esto y menos con el. Con un golpe brusco logre apartarlo de mi, sus ojos oscuros me miraban, deseosos, casi queriendome devorar, ¿Que cojones con este tío?.
--No te vuelvas acercar a mi en tu puta vida, te aprovechaste de mi vulnerabilidad. —tome mi bolso. Eres una mierda.
--Oye, no es lo que piensas. —se levantó de golpe. No fue mi intensión, me deje llevar por la situación, es que el olor de tu intimidad saca lo peor de mi. —aclaro su garganta. No quería que esto termine de así.—soltó apenado.
--Eres un manipulador. —abrí la puerta. ¡Bipolar de mierda.! —salí de un puertazo.
--¡Joder!. —gritó. Por qué tengo este maldito problema. La tenia justo aquí, demonios. —se relajo. Juro por mi vida que me daras la rama y por fin seré libre de este maldito hechizo que me hizo tu jodida madre y todo tu clan morirá, como tú. Pequeña bruja.
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𝖉𝖊𝖒𝖔𝖓𝖎𝖔 𝖉𝖚𝖑𝖈𝖊 - jk [+18]
Fanfiction¿Que pasaría si de la noche a la mañana tu vida normal, aburrida y la misma rutina de siempre de un vuelco y te encuentres con un demonio que solo quiere saciar su lujuria? ¿Estas preparada para un chico con ciertos cambios de personalidad? ¿Estas p...