Amanecía otro día desde que Yuri había tenido aquel bello recuerdo, porque para el eso era un recuerdo, aunque no podía afirmarlo, lo sentía tan real, lo sentía en su pecho, se sentía extraño y a la vez tan conocido, por lo que había decidido esperar en su habitación hasta que volviera, pues no podía calmar sus ansias desde aquel momento. Quería preguntárselo a Otabek directamente, pero al mismo tiempo no quería, porque sabia que por alguna razón que eso le lastimaba.
Las dudas y la situación lo estaban matando, todas las noches lo atormentaban, el hecho de vivir solo aquello y no poder contárselo a nadie lo estaban matando lentamente y en muy poco tiempo, ahora tenia la piel pálida, unas grandes ojeras provocadas por el insomnio al que se había hecho acreedor hace menos de dos semanas, estaba fatigado, se sentía triste, sin ánimos, irritable, no era el mismo de siempre y casi estaba seguro que jamás lo seria, tal vez sufría por que el quería en cierta parte, es decir Otabek no le había prohibido decirle a nadie sobre su existencia, pero había visto demasiadas películas y sabia que ese pacto secreto iba implícito.
Aunque realmente su cuerpo, su mente, y su corazón querían sacar su frustración con alguien, el se negaba porque Otabek era especial, era su secreto, el monstruo confiaba en el... Y probablemente había visto demasiada ficción.
- ¿Qué debo hacer?- Se despeino rápidamente lleno de frustración y se detuvo de golpe - JJ - Susurro muy bajito en su soledad
JJ era su mejor amigo desde la infancia, la primera persona fuera de su núcleo familiar con la que había tenido contacto, de alguna manera se había sentido conectado, JJ siempre había sido igual de idiota y egocéntrico, tal cual lo era ahora, pero aun así un gran vinculo nació y con el paso de tiempo se hizo mas fuerte. Sabia que podía contar con Jean para lo que fuera incluso recordaba que cuando eran pequeños el ya le había comentado acerca del monstruo de su armario, pero para aquel entonces todo tenia sentido para un par de niños de 6 y 10 años respectivamente, eran pequeños, inocentes y con una gran imaginación, ahora con gracia recordaba cuando le dijo que el iría con una espada para protegerlo del monstruo. Igual que un príncipe, porque aunque el no lo quisiera admitir a esta edad, siempre había pensado en Jean como un príncipe, pero ahora la historia del monstruo en el armario era absurda, digo si JJ le contara aquello Yuri se orinaría de la risa... Y mas si le dijera que creía estar enamorado de aquel ser extraño.
-¿Amor? - Pensó el rubio en medio de sus sabanas, recordando al monstruo, su cabello negro azabache, sus dientes afilados, su sonrisa tan discreta, su respiración tan cerca de su cara y sus ojos llenos de estrellas que tanto extrañaba.
E X T R A Ñ A B A
- ¡Maldita sea! - Se comenzó a alborotar su cabello por la frustración - ¿Porque? - Se pregunto el rubio y se dejo caer en su cama abrazando una almohada. - ¿Por qué Otabek no vuelve? - Sonrió con melancolía - Lo extraño.
Y nuevamente cayo en un sueño profundo.
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