Seguimos viendo la película, o bueno, yo la "veía" mientras Louis repartía delicados besos por mi mejilla, bajaba a mi cuello, después a la clavícula y al hombro, y repetía su recorrido. El contacto de sus labios con mi piel me hacía estremecer, era como si me dieran pequeñas descargas eléctricas con cada roce de sus labios con mi piel. Pasó de mi mejilla a la comisura de mis labios y después se apoderó de éstos. Nuestros labios se acoplaban perfectamente, eran como dos piezas de rompecabezas esperando para unirse, y ahora que estaban juntas no pretendían separarse de una de la otra. El beso se fue tornando más intenso mientras iba pasando el tiempo, nuestros movimientos adquirían más velocidad. Louis pasó, de nuevo, de mis labios a mi cuello. Como instinto hice mi cabeza hacia atrás para darle mejor acceso a esta zona, mientras yo acariciaba su hermoso cabello. Sentí como succionaba con sus labios una parte de mi cuello. Mordí mi labio inferior pensando que seguramente eso dejaría marca. Volvió a mis labios, este beso definitivamente había perdido toda su inocencia. Nuestras lenguas se mezclaban en una batalla que ninguna estaba dispuesta a perder. Louis impartía delicadas caricias por mi espalda, cintura y cadera, mientras yo me dedicaba a jugar con su cabellos y de vez en cuando bajaba mis manos hacia sus hombros y su pecho.
Comencé a recargarme sobre Louis y por inercia el comenzó a hacerse hacia atrás hasta que quedamos recostados en el sillón. Todo normal, hasta que por brutos intentamos dar una vuelta, para yo quedar en el sillón y Louis encima de mi, pero obvio eso no iba a suceder en un sillón normal, así que ambos terminamos en el piso. Gracias a dios, mi sillón no era muy alto, o realmente me hubiera dado un buen golpe.
Comenzamos a reír ya tirados en el piso. Louis se levantó y me ayudó a levantarme. Se acercó de nuevo a mí con la misma intensión que antes, pero corrí mi cara y le dije:
____: Ya, mejor vamos a dormir.
Louis: No tengo sueño ––se acercó a mí de nuevo y por inercia comencé a retroceder––, vamos a seguir en lo que estábamos.
____: ––solté una carcajada–– que payaso eres Louis ––dije mientras seguía retrocediendo ya que Louis no dejaba de avanzar––.
Louis: ¿Qué pasa preciosa? ––dijo cuando choqué con la pared. Estúpida pared que no me dejaba seguir retrocediendo. Louis me tomó de la cintura y me acercó a mi cuello, pero sin besarlo aún––. ¿Tienes miedo?
____: ––reí nerviosamente–– ¿De ti? Puff... ––comenzó a besar mi cuello y sentí escalofríos en todo el cuerpo––.
Louis: Vamos hermosa ––dijo mientras besaba mi cuello––, sabes que nunca haría algo que tú no quisieras.
No dije nada. Tenía razón, Louis siempre había estado ahí cuidándome, nunca dejaba que nada malo me pasara cuando éramos niños, y nunca hizo nada sin antes preguntarme. ¿Era posible que me conociera tan bien que incluso podía saber lo que sentía, o ahora me iba a salir con que además de cantante era adivino?
Seguía besando mi cuello mientras yo hacía un recorrido con mis manos por su cuello, sus hombros, su pecho y la parte alta de su espalda. Subió de mi cuello a mis labios. Eso de los besos tranquilos y tiernos había quedado en el pasado, era un beso desaforado y apasionado. Nuestras lenguas llevaban ritmo contrario al de nuestros labios, éstos últimos llevaban un ritmo rápido, mientras que el de las primeras era más lento. De vez en cuando recibía mordidas por parte de Louis, en mi labio inferior.
Louis pasó de tener sus manos fijas en mi cintura a la parte de mis piernas, y en un movimiento rápido, sentí como mis pies dejaban el suelo. Enredé mis piernas en su cadera con un algo como un candado. Sus manos se mantuvieron en mis piernas y las mías, por miedo, se detuvieron en su cuello, aferrándome un poco más a él, si eso era posible, ya que me mataba de miedo caerme. Sin dejar de besarme comenzó a caminar. Supuse que era con dirección a mi habitación.
No sé si apretaba demasiado su cuello o leyó mi mente ya que entre besos escuche como me decía: «Tranquila princesa, conmigo no te pasará nada. » No sé cómo, pero estas palabras lograron calmarme en un 95 por ciento.
Comencé a sentir como subía los escalones, y esto me puso nerviosa de nuevo, pero luego recordé en los brazos de quien estaba y me relaje y seguí besándolo.
¿Increíble? Increíble era lo que Louis provocaba en mí. Nunca en la vida había dejado entrar a un chico, que no fuera Jake o Lucas, a mi habitación; en cambio había dormido con Louis en ella incluso antes de ser novios, y ahora nos dirigíamos a ella, y creo que no precisamente era con intenciones de dormir. Sentí como mi espalda tocaba ligeramente lo que creo sería la puerta de mi habitación, así que no esperé a que Louis abriera la puerta, digo, ya tiene suficiente con estar deteniendo todo mi cuerpo sobre el suyo, así que baje una de mis manos que estaba en su cuello y la pasé por detrás de mí, buscando la perilla de la puerta. Cuando por fin la encontré, abrí la puerta y entramos a mi habitación. Louis me colocó delicadamente en la cama y se colocó encima de mí, con una de sus manos daba un recorrido por mi pierna y su otro brazo estaba deteniéndolo ligeramente para no estar completamente sobre mi. Creo que su intención era no lastimarme o algo así, pero ¡juro que no me voy a romper!
Sentí como lentamente Louis quitaba su brazo que lo sostenía en la cama y como se detenían las caricias que brindaba en mi pierna y ambas manos se posaron en mi cadera haciéndome girar y quedar ahora encima de él. Después de eso sentí como comenzaba a levantar mi blusa, no me negué y levanté los brazos para que pudiera deshacerse de ella con más facilidad. Ahora podía sentir sus manos hacer contacto con mi espalda. Cada toqué hacía que se me erizara la piel, simplemente era mágico. Comencé a jugar con el borde de su playera, entre que la subía un poco y la ponía en su lugar de nuevo. Escuché como Louis daba un pequeño gruñido mientras me besaba y seguido de esto se separó rápidamente de mí y se quitó la playera lanzándola a algún lugar de mi habitación. Reí levemente. «Que hombre tan impaciente.» Pensé. Volvió a mis labios.
____: Me encantas... ––susurré sobre sus labios. Una sonrisa se formó en estos––.
Louis: Y tú a mi como no tienes una idea ––dijo de igual forma y volvió a mis labios––.
Podía sentir su pecho expandirse y contraerse con su respiración. Literalmente estábamos piel contra piel. Podía sentir su musculosa espalda y su bien definido abdomen. Hombre más perfecto no existía. Ahora, repartía caricias por mi espalda, hombros y abdomen, nunca subiendo más de donde comenzaba la varilla de mi sujetador. Bajó al resorte de mi pantalón y comenzó a bajarlo lentamente, sin dejar de besarme, hasta que éste quedó regado en alguna parte de mi habitación, hice exactamente lo mismo con el suyo. Ahora podía sentir sus piernas en contacto con las mías, mientras sus manos seguían dando caricias mortíferas por mi abdomen. Sentí como comenzó a jugar con uno de los tirantes de mi sujetador, lo bajaba y luego lo ponía de nuevo en su lugar. Venganza, no sé le podía decir de otra forma. Pasó su mano detrás de mi espalda y sentí como intentaba desabrocharlo. Desperté. «Estúpidas hormonas.» Pensé. No podía hacer eso, no estaba lista. Me separé rápidamente de sus labios. Y por inercia, él dejo de intentar desabrochar mi sujetador.
____: Louis... yo... ––dije nerviosamente, pero Louis me interrumpió––.
Louis: ––me tomó de las mejillas–– Hey ––sonrió tiernamente––, nunca haré algo que tú no quieras. No te sientas presionada, podemos ir lento, si quieres.
Sonreí y acorté la distancia que había entre nuestros labios en un hermoso beso.
El hombre perfecto, ¿lo había dicho ya antes? Bueno, pues lo recalco, no hay hombre más perfecto. Sus simples palabras hacían que me dejara de sentir como estúpida por lo que acababa de hacer.
Se separó de mis labios y me abrazó por la cintura, apegándome completamente a él. Lo abracé por encima de su abdomen y recargué mi cabeza en su pecho. Dio un beso en mi frente seguido de un «buenas noches princesa.» Contesté igual y cerré mis ojos intentando dormir, pero me fue imposible, no dejaba de darme vueltas en la cabeza lo que estuvimos a punto de hacer, que lo detuve, ¡por dios! Millones de chicas matarían por estar en mi lugar.
Poco a poco el sueño me fue venciendo. A la mañana siguiente desperté gracias a...