Un largo suspiro salió de sus labios. Se dejó caer en el sillón de su despacho mientras sus manos se tomaban su cabeza. Le dolía. Siempre que recordaba el pasado ese punzante dolor se adentraba en lo más profundo de su mente. Buscó en los cajones de su mesa y sacó un bote con medicinas, colocó unas cuantas en su mano y las metió en su boca. Poco a poco, el dolor se fue mitigando, no desapareció del todo, pero ahora se sentía muchísimo mejor. Se recostó en su silla y echó su cabeza hacia atrás, recordando la conversación que acababa de tener.
Emma...
Ray...
Se había alegrado mucho al verlos, pero... Pero sentía que habían complicado más la situación. La chica con la sangre maldita, los 7 muros... Y la estúpida idea de no acabar con los demonios. Nada de eso estaba dentro de sus planes.
¿Por qué Emma tenía que ser tan ingenua?
¿No había experimentado suficiente dolor ya?
¿No le dolía las muertes de todos sus hermanos?
¿Por qué Ray no intentaba detenerla al igual cuando eran niños y dijo que quería salvar a todos sus hermanos?
¿Por qué ellos no querían venganza?
Joder...
Su cabeza empezó a divagar en posibles escenarios. Si él hubiese permanecido junto a Emma, ¿sería tan ingenuo como lo era ahora Ray? No reconocía a su hermano en esos momentos, el chico con el número 81194 siempre había sido realista y con los pies bien puestos sobre el suelo, pero ahora...
¿Apoyaba el plan de Emma de salvar a los demonios? ¿Por qué?
¿Tanto había influido Emma en él?
Además, sintió una pequeña punzada en su pecho al ver a Ray a Emma siempre juntos, tan unidos, tan... Inseparables... Se recordó a sí mismo de niño, cuando él también era parte de ese grupo tan irrompible, y también recordó esos sentimientos que había guardado tanto tiempo.
¿Por qué le empezó a gustar la pelirroja?
Era preciosa.
Ingenua.
Atlética.
Amable.
Honesta.
Quizás ese había sido el adjetivo que más le había llamado la atención de ella: su honestidad. A diferencia de él, ella no mentía, decía las cosas de frente y sin guardarse nada. Al igual que Ray, quien también te escupía la verdad a la cara por muy cruel que fuese.
Desde muy joven, a él no le importaba mentir para conseguir sus objetivos. Ya fuese mentir a sus hermanos, a su madre o incluso a él mismo. Sus objetivos estaban por encima de todo. Sus objetivos y su orgullo. Se sentía muy orgulloso de no haber perdido jamás una batalla de ingenio.
Incluso no le había importado mentirle a ella, a su amor platónico. Le había mentido al decirle que salvarían a todos sus hermanos cuando él pensaba que lo mejor sería escapar solo los 3, cuando le dijo que él hablaría con Ray a solas, cuando le dijo que él escaparía con ellos...
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Aquel libro llamado "The promised neverland" - RayEmma-
RomancePor fin, después de tanto dolor y sufrimiento, los niños ganado están a solo un paso de ir al mundo humano. Tras la revolución de Norman, solo queda realizar los últimos preparativos. Sin embargo, como es habitual, Emma y Ray deberán enfrentarse al...