Capítulo 28: sabía que eras un problema desde que llegaste

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R - ¿Qué están haciendo? ¡Sueltenlo! - Grita Sensibilidad.

Ni - No hay necesidad de llegar a esto, chicos. - intenta calmar las aguas

Nacho tuvo que agarrar a la Paisa, quien gritaba como una loca "que con los nenes no se metieran". Tefi empezó a gritar como acostumbra, acrecentando el volumen al ver como Tacho, Luca y Teo impulsivamente querían arremeter contra el malvado dúo. Bruno y Amado, por su parte, decidieron llevarse a Martina, Alai, Santino, Paloma y los Nerditos a otro lado: afortunadamente Mora estaba en otra parte de la casa.

P - Suelten a Federico, por favor...

C - Violeta, Thomás... Sueltenlo...

E - Prefiero que me digan Eva... Violeta no me gusta. ¿O no, Álvaro?

A - A mi tampoco me gusta Thomás. - hace un gesto de escalofrío. - Pero bueno, era para cumplir nuestra misión nada más. - el niño se retorcía bajo el brazo del hombre.

E - Nosotros somos... - Ramiro interrumpe.

R - ... los Oscuros. Lo sé.

A - Sos inteligente, Ramirito. Seguramente también sabrás que no hay nada que nos derrote, ¿no?

M - Nosotros siempre encontramos la solución, vas a ver. - dice desafiante.

E - Laureano no dijo lo mismo, él sabía a quienes necesitaba para su venganza.

Ese nombre hizo que Marianella y Ramiro se estremecieran. Lo sospechaban, estaban segurisimos de que él estaba tras esto pero confirmarlo era algo muy fuerte: significaba que la amenaza era real.

A - ¿Sabés qué dijo cuando vino a vernos hace años? Dijo que la muerte de esta pulguita los iba a destruir.

E - Y no hay nada que nos guste más que el sufrimiento ajeno... Así que Laureano estaba seguro que íbamos a aceptar. - Suspira. - Estamos perdiendo mucho tiempo, Álvaro. Terminemos esto de una vez.

Mientras Álvaro procedía a acabar con el pequeño, todos los Inchausti empezaron a correr hacía él.

Excepto Ramiro, quien empezó a cantar mirando al horizonte. Marianella se percata de esto y toma su mano, sintiendo un extraño impulso, empieza a cantar con él "estoy listo". Luego de esto, Paz los ve y comprende lo que quieren hacer así que hace que el resto de la familia empiece a cantar con ellos. Incluso en el altillo, donde se escondían el resto de los niños y Enzo (quien vino a acompañar a Mora) empezaron a cantar también. Aunque bueno, en realidad Enzo no cantó porque no sabía la canción, pero tomó la mano de Mora mientras miraba sus ojos como un gran gesto de amor y apoyo sincero.

Y pasó otra cosa increíble: todos ellos empezaron a irradiar luz.

ᴘʀᴏᴍᴇsᴀ 2: ɴᴀᴅᴀ ᴇs ᴘᴀʀᴀ sɪᴇᴍᴘʀᴇ [ʀᴀᴍᴇʟʟᴀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora