Capítulo 9

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El vestíbulo estaba repleto de estudiantes de Hogwarts con sus túnicas negras ondeando, esperando  la llegada de los alumnos de Beauxbatons y Durmstrang. La castaña divisó a Harry fácilmente. Tiro más fuerte de la mano de Draco Malfoy, lo miró y le dirigió una sonrisa de verdad, mientras que la del rubio fue notablemente forzada; no sabía si aquello podía llegar a salir bien, y si lo hacía, la idea de forjar una amistad como la suya con Pansy Parkinson no le parecía una situación tan espantosa, pero no quitaría que todo Hogwarts los mirarán raro por el simple hecho de ser Slytherin y Gryffindor. También había pasado al principio lo mismo con Melanie y él, sin embargo se acostumbraron tan rápido (tanto ellos como los demás alumnos) que ya lograron pasar desapercibido.
-¡Ey, Harry! -gritó Melanie a lo lejos mientras alzaba su mano en señal de saludo. Tiró del brazo de Draco bruscamente y se acercó a su novio.
-Harry, hay cosas que deben cambiar, por eso ahora mismo quiero que...
-¡Señorita Jones!
La profesora McGonagall interrumpió la explicación de Melanie y se dirigió apresuradamente hacia ella.
-Señorita Jones -comenzó la profesora ajustándose las gafas-, los prefectos de Gryffindor y yo exigimos tu ayuda para una pequeña actividad. Si me hace el favor de acompañarme...-explicó ajustando sus gafas de nuevo- Potter, ¿Malfoy? Qué novedad -dijo mientras miraba con sorpresa a los dos chicos a menos de medio metro sin que se estos se peleasen de alguna manera-Bueno... Vamos Jones, los prefectos te esperan.
-Vosotros -dijo Melanie mirando a los dos chicos, especialmente a Draco-. Ya sabes lo que hemos hablado. No lo fastidiéis.
Dicho esto, la chica se fue acompañada de la profesora McGonagall dejando solos a Draco y a Harry. Los primeros minutos estando solos, los chicos se limitaron a escuchar las voces de la gente que esperaba con ansias a los nuevos estudiantes. Al fin, con la intención de hacer realidad los deseos de su amiga, Draco se atrevió a dirigir la palabra a Harry.
-He oído que habéis vuelto. Tú y Melanie.
Harry giró la cabeza haciendo mover su cabellera, la cual se había dejado más larga que de costumbre aquel año.
-Sí, ¿tienes algún inconveniente, Malfoy?
-¡No, no, no, no! Ni de broma, me alegro por ella, seguro que tú también... Por eso, creo que las cosas deberían cambiar entre nosotros.
Harry frunció el ceño extrañado.
-¿Nosotros? ¿Qué quieres decir?
-Los dos somos importantes para Melanie, y como nunca nos hemos llevado bien... Podríamos al menos... Intentar mantener conversaciones normales sin comentarios inapropiados -el pelinegro miró con más curiosidad al rubio, pero no negó nada de lo que Malfoy había dicho-. Por Melanie.
Harry dudó unos segundos antes de responder.
-Wow... Se nota que te importa... ¿Sabes? Creo que haré un esfuerzo por al menos no volver a pelearnos y aguantar verte la cara mientras estamos con Mel.
-Con eso me basta.
Los dos chicos rieron a la vez por primera vez en tres años de enemistad. A lo lejos Draco y Harry pudieron oír como los amigos de Draco, Blaise Zabini y Theodore Nott lo llamaban desde lejos; les debía un montón de explicaciones.
-Venga, piérdete, Potter -dijo Draco antes de marcharse.
-Hasta nunca, hurón -le respondió  Harry sonriendo haciendo recordar a Draco uno de los momentos más vergonzosos de su vida.
-Mmm... Veo que no se ha derramado sangre.
Melanie apoyó su codo en el hombro de Harry mientras lo miraba haciéndole saber que quería tener toda la información posible acerca de la primera conversación civilizada con Malfoy.
-¡Melanie! ¿Qué quería McGonagall?
-¡Luego te lo cuento! ¿Qué tal te ha ido con Malfoy?
-Digamos que mantendremos la compostura en tu presencia, y.... Lo intentaremos también cuando no estés.
-Me alegra oír eso. Creo que con el paso del tiempo seréis buenos amigos.
-¿Tú crees?
-Estoy segura -Melanie miró al cielo en cuanto se encontró con una figura que poco a poco se dejaba ver entre las nubes-¡Mira! -dijo la chica mientras lo señalaba.
Un gran carruaje tirado por también grandes caballos se dirigía rápidamente al castillo. Cuando pasaron con una increíble velocidad por delante de los estudiantes, dejó una ráfaga de viento a su paso.
-¡Melanie, Harry! -Hermione, junto a Ron, se acercaron hacia ellos- ¿Lo habéis visto? Ese es el carruaje de Beauxbatons. Tengo entendido que los de Durmstrang llegarán por medios bastante distintos a eso -Hermione se detuvo y observó como, después de un mes Harry y Melanie volvían a darse la mano-¿¡Habéis vuelto!? ¡Me alegro por vosotros!
Los dos esbozaron una sonrisa. Mientras, las voces de la gente comenzaron a aumentar. Los tres amigos miraron al pasillo que habían dejado despejado para que pasasen los alumnos de los otros colegios y confirmaron sus pensamientos. Un grupo formado por chicos y chicas se acercaban; eran los estudiantes de Beauxbatons. Llevaban refinados uniformes azul turquesa, y la mayoría de ellos eran rubios. El grupo iba encabezado por la mujer más inmensa que habían visto en su vida, incluso más que Hagrid. La mujer se acerco a Dumbledore, que le dio un beso en la mano en señal de saludo.
Mientras atendían a los alumnos que acababan de entrar, se comenzaron a escuchar gritos de admiración. La gente miraba hacia el lago, lo que hizo que el grupo de amigos hiciese lo mismo. Un gran barco emergía de las aguas del Lago Negro, como si fuera un submarino. En el momento, todos comprendieron que ese era el transporte con el que los alumnos de Durmstrang habían venido a la escuela. Unos minutos después, un puñado de manchas rojas comenzaron a ocupar el pasillo. Las manchas las formaban los alumnos y alumnas de la escuela, cuyo uniforme era de color rojo. Vestían gruesas capas, pues el lugar de donde venían era tremendamente frío. Estos iban encabezados por un hombre con barba y con una capa blanca. A su lado lo acompañaba un chico bastante alto con unas pobladas cejas.
-¡No me lo puedo creer!
-¡Por Merlín! ¡Es él!
-¿Estoy soñando?
-¡No! ¡Es él!
-¡ES VIKTOR KRUM!
Nunca habían visto a Ron tan emocionado. El mejor buscador del mundo iba a pasar el curso en Hogwarts. Harry y Melanie, como jugadores de Quidditch también se emocionaron. La única que no reaccionó como un amante del quidditch fue Hermione, si no que se lo quedó mirando detenidamente.
.....
El banquete de aquel día resultó muy agradable. Los alumnos de Beauxbatons se colocaron en la mesa de Ravenclaw mientras que los de Durmstrang se sentaron en la mesa de Slytherin, algo que a Ron no le hizo mucha gracia, sin embargo, el disgusto se le quitó en cuanto una hermosa chica de cabellos dorados de Beauxbatons se acercó a la mesa para pedir un manjar que se encontraba en la mesa de Gryffindor. Como hacía habitualmente con todos los alumnos de Hogwarts, esta vez Dumbledore dio su ya conocido discurso de bienvenida a los nuevos alumnos junto con algunas de las instrucciones más importantes para participar en el Torneo de los tres magos. Al terminar de comer, los platos y cubiertos desaparecieron de las mesas, como solían hacer siempre. Dumbledore se levantó de su silla para decir algo, lo que hizo que el comedor se quedase en silencio al instante.
-¡Beauxbatons, Durmstrang! Podéis ir saliendo del comedor. Mientras, tengo que decirle una cosa a mis alumnos.
El director giró la cabeza para mirar a los directores de los otros colegios: Igor Karkarov y Olympe Maxime. Estos asintieron e inmediatamente se llevaron a sus alumnos fuera del Gran Comedor. Después de que se hubieran marchado, Dumbledore comenzó a hablar de nuevo.
-Este año tenemos huéspedes en la escuela, como hemos comprobado. Algo que en Hogwarts valoramos mucho es la amistad y los amigos, por eso, cada casa va a organizar una actividad que se desarrollará durante el fin de semana para que los alumnos de las otras escuelas puedan integrarse mejor y relacionarse con otros alumnos. Hemos elegido a unos alumnos de cada casa que se encargarán de organizar la actividad junto con los prefectos, y ya saben quiénes son. Bien, ahora, ¡todos a sus respectivas salas comunes que es hora de irse a la cama!
Harry, Melanie, Hermione y los Weasley se levantaron de la mesa y se dirigieron a la sala. Antes de que atravesaran la puerta del comedor, Harry tropezó con algo que hizo que estuviese a punto de dar un "abrazo" al suelo.
-¡Oh, Harry! Lo siento muchísimo, espera que te ayudo.
En cuanto giró la cabeza, Melanie se topó con los ojos azabache de Cho Chang, la cual le saludó amablemente.
-N-o, tranquila Chong, quiero decir, Chen, no, ¡Cho! Estoy bien.
Inmediatamente Melanie frunció el ceño, cogió a su novio de la muñeca, y sin despedirse de Cho Chang se dirigieron juntos a la sala común.

Inesperado - Draco Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora