Soné el claxon por un par de ocasiones al momento de llegar al exterior de la discoteca, pero no la veía por ningún lado, al momento de abrir la puerta para bajarme del vehículo y buscarla al interior de la discoteca, me sorprendió ella estando yo desprevenida.
–¡Hola mi heroína! –Apareciendo por la ventana del conductor, con un tono burlesco y expulsando un fuerte olor a licor–. ¡Gracias por venir a rescatarme!
–No, gracias a ti por hacerme dar un mini infarto –Le respondí también en tono burlesco mientras ella abría la puerta del conductor, luego de que realmente me haya hecho pegar el susto de mi vida a las 4 con 10 de la mañana–. Ven, sube al auto para irte a dejar a tu casa.
No pude evitar el darme cuenta de que Dana no exageraba al decir que había unos sujetos demasiados extraños viéndola en el exterior de este bar de mala muerte, uno de ellos ingresó al interior de la discoteca mientras llamaba por teléfono, los otros 5 que permanecían en el exterior estaban muy atentos a lo que mi amiga hacía. Me parecía demasiado extraño todo eso, pero no era motivo para pedirles su identificación, solo eran un grupo de hombres y mujeres que se encontraban sobre unas sillas al exterior del bar libando, aunque mientras esperaba a que Dana se subiera al vehículo sin caerse por lo tan mareada que estaba, aproveche ese instante para mandarle un mensaje de texto a un colega que patrullaba esa zona y se encontraba muy cerca del lugar para que haga sonar la sirena de la patrulla y así los mande a todos a sus respectivas casas, aguándoles su reunión.
–Por favor Dana, no se te ocurra vomitar en mi auto, recién lo acabo de lavar.
–No... te prometo nada –Me respondió llevándose las manos a la boca mientras daba arcadas, tratando de aguantarse las ganas de vomitar–.
–¿Sabes algo Zarah?, te perdiste de la mega orgía que hubo hasta hace poco en esta discoteca.
–¿¡Que!? –Exclamé sorprendida, no por el hecho de perdérmelo, a fin y al cabo no soy tan sucia como para participar en eso, me preocupaba más Dana–.
–Sabes que en ese tipo de "eventos" te puedes contagiar de algo, como la última vez, Dana –La reprendí–.
–Tranquila mamá... te juro que no participé en esa fantástica mega orgía por esta vez, no hubo ningún chico guapo que llamé mi atención. –Suspiró Dana decepcionada–.
–Maldición Dana, como que no te conociera... debiste de llamarme de inmediato.
–Zarah, –Me interrumpió–. detén el auto, creo que voy a vomitar.
–Al parecer aún no logras olvidarlo y por eso te volviste a emborrachar a tope, ¿no verdad? –Le dije mientras detenía el vehículo, no obtuve ninguna respuesta por parte de ella–.
Finalmente, ya para las 4 y 57 de la mañana volvía a retomar mi asunto pendiente entre la cama y yo, aunque realmente no me había fijado en la hora, en el instante que cerré los ojos, sonó la alarma de mi celular. Eran ya las 5 y 20 de la mañana, tenía que arreglarme para ir a la estación mientras maldecía el simple hecho de no haber dormido en toda la noche.
Llegando por fin a la estación faltando apenas un minuto para que sean las 6 y 30 de la mañana, camino a pasos rápidos por el pasillo saludando a medias a mis colegas hasta llegar al despacho de mi capitán, que a pesar de mi gran esfuerzo me termina reprimiendo por según el haber llegado tarde a su oficina con apenas un minuto de retraso. No hay más saludos de buenos días ni como amaneciste como en aquellos viejos tiempos, ahora es directo y frío en pedirme los informes cada mañana, aparte de sus reprimendas por cualquier cosa sin importancia. ¿Sera acaso que ya no le agrado más?, o es que ¿tiene tantos problemas en su hogar que termina desquitándose con el primero que cada mañana? Y valla suerte la mía de ser con quien siempre se topa primero por las mañanas.
–Este informe está bien hecho. –Me dijo fríamente sin tan siquiera mirarme–. Pero... –Continuó luego de una prolongada pausa–. No creo que el caso esté realmente cerrado del todo.
–No le entiendo capitán. –Le respondí algo confusa–. Hasta ayer por la tarde me aseguró lo contrario...
–Lo sé detective Anderson. –Me interrumpió mientras lo refutaba, como en tantas otras ocasiones–. –Pero desde ayer en la noche, hasta hace unas dos horas atrás, tuvimos una muy larga junta con la Teniente Ramírez en conjunto con el analista forense Wilson. –Guau, por lo visto no fui la única en pasar mala noche, pensé en mis adentros–. Me hicieron ver que la evidencia fue suplantada en el instituto –Continuó–. Por lo que tendrás que regresar y seguir buscando indicios.
El seguía hablando mientras yo ponía cara de incertidumbre, aparte de que me costó demasiado terminar el informe, el haberme perdido del cumpleaños de mi mejor amiga, perderme de esa mega orgía que mencionó Dana, no haber podido dormir bien... estuve a punto de desmoronarme en aquel instante.
Salí más enojada que de costumbre de aquella reunión con el capitán Wilson, quien fue alguna vez el mejor amigo de mi padre, cuando estaba vivo; que no quería saber nada más de nadie por un buen rato. Solo me senté en mi puesto de trabajo apoyando mis brazos sobre la mesa para sostener mi cabeza y darme un pequeño masaje que me relajara, ya que me estaba empezando a doler de tanta tensión provocada en tan solo unos minutos. Necesitaba de suma urgencia mi taza de café matutino.
Al regresar a mi puesto de trabajo con mi taza de café caliente recién salido de la máquina, sostenido en mi mano izquierda y mi celular en mi mano derecha donde estaba revisando lo último en mis redes sociales, casi suelto mi taza de café de la sorpresa y también del enojo al ver sentado en mi puesto de trabajo a García, mi compañero de trabajo a quien ya no lograba soportar más y hasta esta mañana, antes de ingresar a aquella junta con el capitán, creía que me sentiría más aliviada al no tener que verlo más. La verdad con toda esta tensión no me había acordado de que aún tendría que seguir colaborando con él en este caso. Mi castigo por desobedecer una orden directa del capitán hace un par de años atrás, aún seguía pesando hasta el día de hoy. Como me arrepiento de ese tan fatídico día en donde casi me cuesta la expulsión definitiva.
–Detective Anderson, que alegría el saber que aún colaboraremos juntos en este caso –Lo decía con tanto cinismo, como si fuera un secreto que ambos nos detestamos por igual–. Ya que van a hacer las 9 de la mañana, sería buen momento para regresar al Instituto "Santa Clarita" y continuar buscando información, ¿qué le parece? –No podía tan siquiera concentrarme en lo que me decía, solo escuchaba puro ruido saliendo de su boca sumado al coraje que sentía de tener que seguir este caso junto a él.
Mi odio y repulsión empezó al tercer día de trabajo junto a él hace tres años atrás, luego de delatarme ante el capitán de saltarme unos parámetros establecidos. Lo hizo por venganza al rechazarle una cita con él, desde aquel entonces no confío en él y sé que él no confía en mí, aunque me daba lo mismo.
–¡Disculpa! ¿qué dijiste?, –Le respondí molesta–. Para serte honesta, no presté la más mínima atención a lo que estabas diciendo, solo estoy viendo que estás usurpando mi asiento, así que has el maldito favor de levantar tu culo de mi silla antes de que lo dejes apestoso a ti.
García solo se rió de que le respondiera todo eso, para él era algo tan normal de que lo tratara siempre mal, aunque debo de reconocer que, a pesar de nuestro mutuo odio, el jamás me faltaba el respeto, su moralidad y caballerosidad siempre permanecían con él, aunque odiaba su moralidad tan estricta de seguir las reglas al pie de la letra, mientras que yo soy de las que piensan que las reglas están para romperse, sobre todo si me parecían estúpidas.
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XCrime Detective
RomantiekLa detective Zarah Anderson se encuentra tras la búsqueda de sus últimas pistas que le ayudarán a cerrar un complejo caso que lleva más de 8 meses sin resolverse, pero una llamada anónima cambiaría sus planes al enterarse de la desaparición de su me...