CAPÍTULO UNO; ❛❛ De quién escribe al inesperado

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El arrebol llenaba los cielos como un cuadro manchado en pinturas de aceite, goteaba motas rojas y beige haciendo que su vista fuera de inmediato a captar una belleza que solo el amanecer podría regalarle.

Cansados pies tocaban la acera poco concurrida en las calles de Hong Kong, piernas temblorosas gritaban por el descanso que esa noche no pudo otorgar. Debía trabajar tarde, siendo su turno de limpieza y el día donde su jefe se emocionaba al colocar bebidas alcohólicas a bajo precio.

Un viernes por la noche es un festejo para los trabajadores de distintas oficinas y aquel donde su sueldo casi tocaba las nubes rosadas.

No podía negarse a un aumento.

Ahoga un bostezo contra la palma de su mano cubierta en pequeños cortes y quemaduras, parpadea las lágrimas agotadas de sus cuencas y suspira cansado contra el aire frío.

JaeBum podría dormir en una banca si no necesitará un baño con urgencia. No acepta caminar por las calles con el aroma a grasa pegado en su piel y cabello.

Pescado, puerco, aceite de cocina y especies manchan cada poro en su cutis, ocultando el sudor para dar espacio a la cocina china. La exquisita y excelente comida china.

Sonríe con cansancio hacia la nada, su mente llenándose con las imágenes de su querida cama individual en ese pequeño departamento, esa donde encontrará a un gato esperando por él y con maullidos llenos de venga, espere toda la noche por algo de comida.

Ojala su estómago diera para más, él también tenía la necesidad de llenarlo un poco antes de caer en coma, pero es preferible acurrucarse en los brazos de morfeo.

Dormir antes de morir.

Parpadea hacia las puertas del metro, esas que casi se cierran frente su nariz si no fuera por una mano blanca y pequeña sosteniendo, tirando hasta que estás dejan a JaeBum entrar.

Ni siquiera tiene tiempo de pensar, de sorprenderse por casi aplastar su nariz entre fuertes plásticos protectores o permitir a su corazón acelerar con miedo.

Incluso duda, ¿cuando entró al subterráneo? ¿Acaso caminó con los ojos cerrados?

──¿Noche larga? ──, preguntan a su lado, justo cuando coloca un pie dentro del vagón y las puertas al fin ceden a su común cierre.

Asiente mientras dedos largos tocan las arrugas bajo sus ojos pesados, tratando de despantar el sueño para llegar con vida a su dulce departamento.

Deberá mantenerse de pie durante el viaje, no confía en su ser para tomar asiento y procurar que no duerma.

──No tiene idea ──. Sonríe con labios pegados y pestañas cubriendo sus iris, demasiado inestable para buscar el rostro de su salvador. ──Gracias, por cierto.

El hombre (o la mancha borrosa, nunca mejor dicho), parece agitar una mano de forma vaga, restando importancia mientras regresa a sus propios asuntos.

Jaebum toma el momento para aferrar una mano floja al tubo metálico sobre su cabeza, apoyando luego su nariz en su antebrazo.

Listo, es incómodo e imposible para tomar una siesta. O así debería pues levantó su cabeza con sorpresa cuando escucho un bajo ronquido apretarse en su garganta.

ENTRE LÍNEAS © jackbumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora