Ya había amanecido cuando el ruido desde fuera de la iglesia me levantó. Afuera, Holguín motivaba a los nuevos reclutas ahí reunidos en su entrenamiento... Como era de esperar, habían empezado sin mí...
Muchos no sabían ni agarrar una espada, entre la avanzada edad, la juventud y falta de experiencia en el combate, ese ejército estaba destinado a la derrota, en una semana no iban a aprender a pelear. Algunos de los hombres del antiguo señor enseñaban técnicas que ni siquiera eran las básicas, solo lo hacían para impresionar y llenarle la cabeza a los reclutas de grandeza. El entrenamiento solo era una manera de subir la moral entre los nuevos, creando una atmósfera de fortaleza, cuando lo más probable fuese que en el combate solo fueran utilizados para hacer resistencia y darles una oportunidad a los pocos soldados diestros y quién sabe si a algún que otro mercenario de los que había llegado en la pluma. Me paseé por ese circo que se hacía llamar entrenamiento observando; conté entre sesenta personas. Era la idea de García Holguín: ganar por número, ya que sabía que en calidad no nos comparábamos.
Buenos días señor – escuché una voz temblorosa cerca de mí.
Vi a un joven arrodillado ante mí. Era la primera vez desde que llegaba aquí que alguien se dirigía a mí y más por mi título. Este joven era uno de los pobladores, su era pelo castaño y desordenado, sus ojos color miel, una sombra de barba y algo delgado, me imaginé que sería por su situación precaria
No hace falta que te arrodilles – falsa modestia, lo decía para hacerme el importante.
Gracias mi señor – dijo el joven levantándose – Estamos orgullosos de pelear a su lado
Noté que hablaba en plural, fue cuando me di cuenta que una joven se situaba al lado de él, con una cabellera igual de castaña recogida en una simple cola de caballo, las facciones más serias que la del joven, aunque igual era una doncella de temprana edad, los ojos color miel algo más claro y conservaba mejor el peso que su compañero; esta no se había reverenciado ante mí y me miraba de arriba abajo como analizándome. Las palabras del joven eran las típicas sacadas de un libro, por sus gestos y la forma de reverenciarse ante mi pude percatarme que era un soñador, un joven con sueños de grandeza buscando la aprobación de gente importante. En un lugar como este creo que lo más importante sería yo.
¿Y qué labor realizan mientras no sirven al ejército? – ese fue mi plan desde que llegué: si lograba sacar ganancias a esas tierras, podría levantar mi estatus y controlar una parte de esta isla, la cual podría manipular libremente ya que estábamos lejos del reino.
Somos leñadores – dijo algo apenado el joven de su trabajo
Trabajan la madera, impresionante, serán de gran ayuda una vez que empecemos a crear el puerto – al principio solo quería aumentarle el ánimo, pero a medida que iba diciendo esas palabras me percaté, que si lograba controlar el puerto controlaría esas tierras, el puerto era el enlace con el reino y nuestra única salida para comerciar - ¿Cuál es su nombre caballero?
Luis del Pinar y ella es mi hermana mayor: Rio –agachó un poco su cabeza haciendo un gesto de reverencia y me señaló a la mujer que me miraba con descaro fijamente.
¿Te interesaría formar parte de mi ejército personal? – se me ocurrió una idea, casi tenía perdido ese territorio a manos de García Holguín. Si lograba hacer un pequeño grupo que controlara los diferentes negocios de esas tierras..., ya que esta guerra no iba a durar para siempre, o prosperábamos o moriríamos todos ... podría tener la ventaja económica y por ende el poder.
Es un honor, mi señor – respondió Pinar colocando su rodilla en tierra – pero si me deja preguntar ¿A qué debo ese honor? Nunca he empuñado una espada...

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Hacia las Nuevas Tierras
AventuraHistoria de fantasía en una época antigua donde el poder era llevado por los grandes reinos, un joven señor surgirá para guiarnos en sus aventuras. Portada Cortesía @EditorialPets @Team-Potato Banner Cap.1 al Cap7 realizados por @EditorialOlimpo @I...