Superación (Steve Rogers) [Libro II]

Capítulo 1

24 de diciembre - fecha desconocida - lugar desconocido

Esa cena de navidad fue de las más rápidas que habían tenido, todos en la mesa querían saber cómo continuaba la historia de la adulta, y dueña de la casa, había comenzado a contar, por lo que se dieron prisa en comer y recoger para volver al salón, incluso los niños, sin que los adultos les dijesen algo, ayudaron a recoger y barrer el comedor.

–Bien, como veo que os gustó la primera parte, vamos con la segunda y última parte de esta historia, aunque os aviso que esta será un poco más corta, por lo que podremos irnos a dormir temprano... que mañana viene Santa... –esta vez la sala estaba tan llena, que incluso tuvieron que traer sillas para que los adultos se pudieran sentar, todos los invitados habían llegado, algunos se quedarían a dormir y otros se irían, pero todos querían escuchar el final.

Sokovia 2015

Ya no queda nada de la persona que era. Elizabeth Ann Carson murió en aquel puente de Londres hace años.

La oscuridad ahora es mi fiel aliada. La celda donde estoy es ahora mi refugio. 

No soy tonta, sé que han pasado años, años que he pasado en su mayoría en una cápsula donde me congelan esperando que la siguiente generación logre perturbar mis recuerdos, pero no lo han conseguido, aun no.

Porque a pesar de que la Elizabeth que todos conocen murió hace tiempo, sigo aferrada al recuerdo de mi pasado. 

–Eh tu –dijo un soldado –deja de soñar despierta, es hora de que vuelvan a congelarte –me pongo de pie automáticamente, porque aunque no han logrado freírme el cerebro, si que han acabado con mis ganas de vivir, así que dejo que me conduzcan a la zona de siempre, donde estará la que será mi hogar hasta que otro equipo decida descongelarme e intentar controlarme.

Camino esposada rodeada de seis agentes de HYDRA ¿tan poderosa creen que soy? son idiotas si creen que voy a hacer algo, han acabado completamente conmigo. 

Nada más llegar a la sala hacen que entre en la cápsula criogénica y cierran la puerta. Odiaba esta parte, porque desde que estoy aquí solo saben encerrarme en espacios pequeños, y los detesto. 

–Es una auténtica lástima señorita Carson, tiene un gran potencial y usted lo está desaprovechando de una manera nefasta, si colaborara con nosotros esto no sería necesario –comentó uno de los científicos que portaba su insignia de HYDRA orgulloso. 

–Váyase al infierno –es lo único que respondí.

–Usted primero señorita, usted primero –el doctor presionó un botón, y yo sabía lo que venía, la inyección que ralentizaría mi corazón para dejarme dormida y preparada para la congelación. Y efectivamente, segundos más tarde, una aguja sale del interior de la cápsula y me inyecta el contenido, cierro los ojos esperando que todo pase rápido, pero no es así.