Superación (Steve Rogers) [Libro II]

Capítulo 4

–Espero que puedan dormir juntos, porque se han pegado mas de medio siglo para dar ese paso como para que ahora no lo hagan –dijo la adolescente seguida de la joven y su hermano.

–Calla y deja de siga contando la historia

–Chicos, tenemos un problema –Natasha entró en el salón principal con una tableta, enseguida captó la atención de todos –han entrado en un almacén antiguo de industrias Stark, he hablado con Tony y dice que está al 90% seguro que no había nada importante allí.

–¿Un 90%? no es muy alentador –comenté 

–No, tienes razón –respondió Natasha –tendremos que ir a comprobar que está todo en orden, será una larga noche.

Steve, que estaba sentado a mi lado, lanzó un sonoro suspiro, y yo solo podía pensar en que eso significaba que no íbamos a dormir juntos.

–Bien –respondió el rubio captando la atención de todos –Nat, Sam, y, Wanda vendréis conmigo; Rhodes, irás con Tony; Visión, necesito que te quedes aquí controlando todo y conectando a los grupos –tenemos 10 minutos para prepararnos.

–Deberías ir a prepararte –comenté una vez que todos habían abandonado el salón 

–Sí debería, Eliza yo... –comenzó a decir Steve –realmente quería dormir contigo esta noche –comentó acariciando mi mejilla.

–Lo sé –sonreí –pero tenemos todas las noches del mundo, y tu ahora mismo deberías ir a ponerte el traje –me acerqué lo suficiente como para dejar un beso en sus labios que hizo que Steve sonriera 

–Te veo mañana, descansa –Steve dejó un beso en mi cabeza antes de salir a prepararse.

–Buenas noches Elizabeth –comentó Visión mientras entraba a la cocina –¿necesitas ayuda? –preguntó al ver que intentaba utilizar la cocina para preparar la cena. 

–No gracias, creo que prefiero prepararme un sandwich –comenté frustrada al tiempo que guardaba todos lo que había sacado, llevaba más de una hora intentando ver como funcionaba la cocina, pero no sé a qué botón hay que darle para que se encienda, y he acabado saturada.

–No tienes por qué avergonzarte. 

–No estoy avergonzada –respondí casi de inmediato, lo que no me ayudó para nada.

–Es lógico que no te hayas adaptado todavía, el mundo cambia cada día a pasos agigantados, y tu has estado durmiendo durante casi setenta años, te perdiste todo el auge tecnológico, es fácil perderse ante tanto cambio.

–Es que no lo entiendo, sé lo que es un móvil, sé lo que es una tableta, una televisión nueva, sé que hay aparatos para jugar en la televisión, sé que hay ordenadores... pero aun así la mayoría de esas cosas no sé usarlas, ni si quiera puedo prepararme algo en la cocina –me dejé caer en una de las sillas que había en la gran cocina.