Capítulo 5

812 62 7
                                    

–Wanda, ¿has visto el apio? –pregunté. 

Los chicos habían preparado un pastel de carne y a nosotras nos tocaba la ensalada.

–¿Lleva apio? –preguntó Wanda

–Es una ensalada Waldorf así que sí –respondió Nat.

–Bueno, pues no nos queda, tendrá que ser una ensalada Waldorf sin apio –el acento marcado de Wanda hizo que sus palabras parecieran mas duras de lo que eran.

–Chicas –Sam llamó nuestra atención desde el sofá –tenemos hambre.

–Después del desastre que habéis organizado para hacer un simple pastel de carne, lo último a lo que tenéis derecho es a decirnos cuanto tardar –Nat le tiró un paño húmedo a Sam.

–¡Estábamos enseñando a Steve a cocinar! –dijo Rhodey divertido

–Sí aun no entiendo como ha podido vivir solo todo este tiempo –dijo Sam logrando que Steve se riera 

–Seguro que le ha sido muy fácil evitar el contacto humano –comenté en voz baja, solo Wanda y Nat me escucharon.

Desde que habíamos dormido juntos, hace casi un mes, Steve intentaba mantener distancias conmigo, de hecho, lo más próximo que habíamos estado era en las comidas, donde se sentaba a mi lado. Ya ni me daba besos en la frente.

–Bien, vamos a comer –dijo Wanda cogiendo la ensalada y llevándola a la mesa. 

–Por fin –dijo Sam ganándose una mirada de odio por parte nuestra.

La cena transcurrió con tranquilidad, cada uno aprovechaba para sacar algún tema trivial, algo que les evadiera de sus responsabilidades.

Cuando terminanos de comer, nosotras recogimos la mesa mientras que los chicos se encargaban de limpiar el desastre que habían ocasionado horas antes en la cocina, después,  íbamos a jugar a las cartas todos juntos en el salón, pero yo no tenía ganas.

–Chicos –me acerqué a la cocina –yo me voy a descansar, buenas noches. 

–¿No te quedas? –preguntó Rhodey.

–Deberías –dijo Sam –vamos a desplumar al abuelo, digo... a Steve –reí ante su comentario ganándome una mirada de Steve. La primera en todo el día.

–No de verdad... estoy realmente cansada, buenas noches –dije sin mirar a Steve

–Tío, estás en un buen lío –el comentario de Sam fue lo último que escuche antes de salir de la cocina. Una vez en mi habitación solté un sonoro suspiro.

No entiendo a Steve. Según Wanda aquel día sintió deseos carnales por mí, por lo que salió de la habitación. Supuse que estaba avergonzado, no era en lo que nos habían educado, pero no entiendo cómo ha estado un mes sin hablarme, se supone que somos pareja y él me trata como a una recién conocida.

Estaba divagando, a la vez que me ponía un pijama, que consistía en un camisón de tirantes de seda, cortesía de Tony, a juego con una bata del mismo material. Algo que tenía que concederle a esta época es que la ropa era muy bonita.

Salí de mi trance cuando tocaron en la puerta, por suerte le había puesto el seguro.

–Eliza, soy Steve, abre por favor –escuché que decía detrás de la puerta.

–No puedo estoy en pijama y, basándome en experiencias anteriores, no querrás verme así.

–Eso me lo merezco –respondió.

–Y tanto que te lo mereces, llevas un mes sin apenas hablarme Steve, casi ni me miras.

–Por favor, abre para que hablemos, no quiero tener que hablarle a la puerta –después de pensarlo unos segundos me puse la bata encima del pijama y le quité el seguro a la puerta.

Superación (Steve Rogers) [Libro II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora