Apretando el control en mis manos, resoplé frustrado.
-Si que juegan demasiado...- mis brazos calleron sobre mis piernas, sin soltar los Joycons no teniendo fuerzas psicológicas para seguir jugando esta noche -tampoco es que juegue tan seguido desde hace meses...- miré la pantalla de resultados, mi personaje aplaudía a los tres ganadores sin muchas ganas. Lamento fallarte, ojalá otro jugador en el mundo te haga justicia...
No es que yo fuera un super jugador de Smash bros Ultimate, me resigne a formar parte del competitivo al no contar con el tiempo suficiente, no porque sea japonés quiera decir sea fácil de dominar... o mas bien no quería...
-Estupida motivación...- era la fuente de que tuviésemos ganas de hacer determinados objetivos en mente, era difícil tenerla de forma constante una vez entras en la adolescencia. Apesar de que mi madre me decía varias veces que para mantenerla tenía simplemente que actuar, no esperar milagros.
Y vaya que me ayudo tratando de hacer amigos, eh? Eh?!
Igual ya no me importaba, era molesto perderse en malos recuerdos. Deja vu...
Ya han pasado dos días desde lo acontecido con la petición de Kuromatsu, nada especial ocurrió desde entonces. Solo que ahora Amaori formaba parte del club junto a nosotros. Fukui en sí no tenía pensado dejarla ser parte de esto, y no evitó caer ante su curiosidad y deseos de ayudar. Amaori si que poseía determinación... o era demasiado terca.
Las dos parecían llevarse bien, y desde que empezó a venir el salón dejó de ser tan callado, no necesariamente de forma molesta. No era nada comparada a un aula de clases en el receso...
Y bueno, Fukui no hablaba mucho, se limitaba a responder de forma corta. Pocas veces conversaba a la par que la otra.
Ella enserio no parece interesada en nada aparte de sus libros, seguro hasta lee en cada rincón de su casa. Una imagen apareció en mi mente, ella leyendo acostada en su cama mientras movía sus piernas al ritmo de una canción que tatareaba.
Sudé frío tras soltar un suspiro -Joder Yushin... deja de pensar así- me dije recostando mi espalda en la cama, mirando al techo sin una razón en particular. En serio, llegaba a ser incómodo.
No podía negar que tanto Fukui como Amaori eran bonitas, y siendo un chico era inevitable recaer en esto, mas al formar parte del club, a solas con las dos. Y no quisiera acabar... con expectativas. La realidad era muy diferente.
La vida no era una novela ligera...
Pero bueno, actualmente estaba en mi habitación, la típica que podrías esperar de un solitario. Una cama individual por un costado, cerca de la ventana. Dos estantes con varias novelas ligeras, videojuegos, unos mangas, y dos figuras(Rimi Sakihata, y Yui Yuigahama). Una televisión pantalla de plasma con mi Nintendo Swirch, y un Ps4 conectados. Un escritorio con un PC en otro costado, el cuál usaba aveces para dibujar. Y dos posters en la pared, uno de Tamako Market, y otro de Zelda. No era la gran cosa, pero me hacía sentir en casa. Pues, técnicamente lo es...
No solía salir mucho de casa, pasando el rato aquí o en la sala en mis hobbies, o junto a mí hermana. Debido a eso no me consideraba un hikki, no tenía razones para encerrarme, y sería demasiado aburrido...
Vestía una franela manga corta celeste, y unos shorts cortos grises. Y mi cabello estaba algo desordenado, bueno casi todo el tiempo lo estaba.
Justo ahora quería jugar un rato, hace una semana que no pude tocar la consola entre tareas y las actividades del club. Smash fue sin duda la peor idea posible, si no era por la latencia del internet, el oponente me superaba por completo... joder que odiaba este juego cada día.
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Mi Vida No Puede Ser Mas Errónea
RomanceYûshin Kimura es un estudiante de 17 años que debido a problemas del pasado se convirtió en un joven solitario, cínico, y antipático, con un gran odio a la sociedad. Hasta que un día, conoció a dos jovenes que poco a poco cambiarían su vida, a la ve...