3: No importa a donde vayas, la amabilidad de Demiya Amaori te seguirá

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-Estúpida harina...

El arte culinario era una de las maravillas mas apreciadas desde que el ser humano decidió nombrar arte a unas de sus creaciones. La cocina evolucionó bastante con el pasar de los años, tras simples calentamientos de comida hasta espectaculares diseños para los platillos en sí, basados en lo que sea un cocinero deseara representar.

Todo bien hasta allí, imagino. Me encantaba la comida, la disfrutaba bastante, sobretodo cuando no me esforzaba para conseguirla.

Por eso todos los jóvenes deseaban saborear hasta el cansancio cualquier buen platillo preparado por nuestras madres, quienes los hacían porqué nos amaban, y era sencillo de obtener; y por su sabor tan alabado. Aparte, mi hermana heredó sus habilidades de ella, ¡Mi premio era doble! SIIIIII.

¿Entonces porqué me estaba quejando? Uhhh, bueno...

-Kimura, estás echando demasiada harina, debes agregarla con calma- comentó mi profesora de cocina, con un claro semblante de frustración en sus ánimos. Normal, a diferencia de mí ella sabía a la perfección todos los pasos, estando obligada a permanecer junto a mí durante la mayor parte del tiempo en esta clase.

Les explicaré. En esta clase teníamos que formar parejas de dos o tres para preparar un pastel siguiéndo una receta lo mejor posible, ¿Cuál era el problema? Que todos en mi sección ya habían formado sus amistades sin complicaciones, eso significaba que a la hora de formar grupos todos ya tenían sus equipos por defecto. En pocas palabras, quedé solo...

Me tuve que forzar a pedir a la profesora que me dejara hacerlo por mi cuenta, lo cuál aceptó con la condición de que ella priorizaría visualizar mi trabajo al ser pesado para solo una persona; y de verdad lo era. Nunca había cocinado un pastel por mi cuenta antes.

El resto de la clase por otra parte, estaban concentrados en sus tareas, siguiendo las indicaciones a sus maneras.

Bueno no todos, habían dos casos particulares que almenos para mí destacaban.

Una de las parejas estaba formada por aquél chico de lentes de cabello azabache, y la chica lectora de cabello corto azul, cuyo inexpresivo semblante parecía difícil de borrar. Su trabajo en equipo era demasiado preciso, casi perfecto. Y por eso el chico parecía incómodo. Él solo daba las indicaciones, las cuales la chica seguía sin dudar, parecía una androide programada para seguir las ordenes de su amo, ¿acaso será en realidad un HIE clase lacia?

Que sujeto tan suertudo, maldita sea. ¡Mientras yo tengo que soportar la mirada de la profesora, joder!

-Ahora sigue el siguiente paso, intenta batir despacio, con precisión- indicó mi superiora con ambos brazos cruzados. Claramente ella solo tenía que estar allí, y mi trabajo como solitario en esta materia: escuchar sus críticas.

Estúpida reglas.

-Este... profesora, ¿Y si mejor cocino curry?- pregunté, tratando de sonar decidido. Aunque la verdad estaba inseguro de esta acción -las cosas dulces no son precisamente mi especialidad...

-Lo siento, pero no puedo hacer nada. El motivo de esta clase es enseñarles distintos tipos de cocina, ¿no crees que sería injusto para los demás permitirte preparar un platillo que ya conoces?

-Pero... Pero...- una idea apareció en mi mente -¡Soy alérgico a los pasteles! No deberías permitirme prepararlos, ¿acaso desea eso en su expediente?

-¿Oh? De ser la verdad estaría en problemas, pero la profesora me lo hubiera comunicado- endureció su mirada, al parecer captó mi mentira.

-Aaa... ¡lo desarrollé justo anoche!

Mi Vida No Puede Ser Mas ErróneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora