Capítulo 07

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Un engaño es una traición, una traición es lo peor que le puede ocurrir a una persona.

O eso decían todos los artículos que Christopher leía en su tiempo libre.

Christopher no entendía por qué un engaño era tan malo, por qué el estar en una relación y besar a alguien más era malo, "Solo es un beso, no tiene sentimientos" pensaba el joven de –en esos momentos- catorce años mientras mordía el borrador en la parte superior de su lápiz.

—Cariño, Chris. —el mencionado alzó la mirada y sonrió ampliamente al ver a su madre con una cálida expresión en su rostro mientras le llamaba—La Señora Pimentel tendrá ésta noche una gran cena empresarial en su casa así que haré horas extra, ¿Bien? Te dejaré dinero por si quieres salir con Ana o si la quieres traer a casa para pedir alguna pizza. Cuídate cariño, recuerda...

—No le abriré la puerta a nadie, más que sea mi padre, algunos de mis amigos o Ana. —terminó la oración—Y no aceptaré dulces de extraños. —la mujer rió y depositó un beso en la frente de su hijo—Ya no soy un bebé madre, puedo cuidarme solo.

—Claro que sí, mi Chris ya es un niño grande. —el chico rodó los ojos divertido—Me voy, nos vemos en unas horas cariño.

—Suerte mamá. —se despidió borrando su sonrisa al instante al ver que su madre ya había salido y cerrado la puerta principal. Miró el dinero entre sus manos que su madre le había entregado, no era mucho, sabía que era el dinero que hubieran usado para darse un pequeño lujo y salir a almorzar en aluna choza de comida callejera ya que realmente el estado económico de su familia era tan bajo que a penas y podía comer el lasaña  acompañado de un vaso de Gaseosa.

Christopher se levantó y sacudió su ropa. Metió el dinero en el bolsillo de sus pantalones y buscó la llave de la puerta principal dentro de uno de los cajones de la gran alacena.

Christopher aprovechaba esos momentos libres para salir a caminar por el barrio y ver a sus amigos y luego a casa de su novia.

Si voy con Ana y le invito una pizza como dijo mi madre me gastaría todo el dinero, pero si le invito un helado y me abstengo de comer gastaré mucho menos de un cuarto del dinero y aun podría salir con mi madre a comer.

—Genial. —murmuró Christopher con una sonrisa victoriosa.

Christopher gustaba de ahorrar, ayudaba a su madre con el dinero y escondía gran parte de él por miles de razones en las cuales prefería no recordar. Christopher iba a una escuela privada y de alta calidad gracias a los señores Pimentel, los jefes de su madre. Su madre era ama de llaves en aquella gran casa, era amada por sus jefes y por el hijo de los señores Pimentel,  Joel Pimentel.

Joel era el mejor amigo de Christopher, a pesar de que vivían un tanto lejos, ellos siempre se veían en el colegio y era respetado por todos, al igual que Christopher quien tenía un buen lugar social en aquella escuela para millonarios.

En esa escuela había conocido a Ana, la primera y actual novia de Christopher. Ana era una chica popular, una chica de familia con dinero y una chica que amaba a los chicos con tiernos ojos e inteligencia incomparable, ósea, un Christopher.

Christopher no sabía nada de relaciones, más se había arriesgado al momento de que Ana le había preguntado con una carta con sobre color rosa entre sus manos y una gran sonrojo sobre sus mejillas, Christopher se había arriesgado porque había aceptado a la chica y le había permitido dar su primer beso con ella. Christopher no sentía ninguna atracción física ni sentimental por ella, a penas y se hablaban para pedirse prestado lápices y borradores, pero Christopher pensó que sería una buena idea intentar hacer algo lo cual Joel hacía, tener novias y besarlas como él lo hacía.

Prohibido; ChrisErickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora