Capítulo 20

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Christopher volvió a darse la vuelta, justo al lado izquierda de la cama para observar su despertador. Mordiendo su labio inferior y sonriendo levemente. Apretó sus puños.

El despertador marcaba las "7:59 a.m". Solo faltaba un minuto –o menos- para que la alarma sonara, justo a las ocho en punto, justo a la hora en que también Erick llegaba a tocar la puerta de su cuarto y le decía "Christopher, necesito tu ayuda en la cocina". Sí, la misma frase cada mañana.

Y se podrían preguntar, ¿Por qué Christopher no mejor se levantaba de una vez y se ahorraba el proceso? Christopher podría levantarse, alistarse temprano y salir de una vez con Erick, ahorrándole el gritarle aquella petición, pero realmente, Christopher deseaba escuchar la voz de Erick llamándole.

Y por ello, al mismo tiempo, al otro lado de la puerta, Erick se encontraba viendo la hora en su celular, esperando que dieran las ocho en punto para tocar la puerta y decir la frase de siempre.

Sí, parecía muy tonto pero eso se repetía cada mañana, cada mañana desde el día en que los dos habían compartido un buen momento en el supermercado, desde el día en que Christopher no pudo resistirse una vez más al simple hecho de tener a Erick  Brian Colón a unos centímetros de su cuerpo.

8:00 a.m. La alarma sonó.

Christopher corrió a apagarla y esperó tan solo un segundo para seguido escuchar:

—¡Christopher, necesito tu ayuda en la cocina!

El castaño sonrió y se levantó con entusiasmo abriendo la puerta, observando a Erick apoyado en el marco de su puerta.

—Dame unos minutos, ya mismo voy. —Erick asintió atontado y girando sobre sus propios pies, apretando con fuerza el celular entre sus manos y detestándose a sí mismo por no poder controlar la sonrisa –tonta- que se dibujaba en su rostro.

Erick no podía creer como todo había cambiado, no podía creer que su corazón aun le diera esperanzas sobre Christopher.

¿Realmente debería seguir con éste juego? Se preguntó al pasar por la habitación que compartía con Joel y verle aun profundamente dormido en su lado de la cama.

¿En serio debería hacerle eso a Joel?


[...] 

—¿No es una buena idea Erick? —preguntó Joel emocionado mientras abrazaba al susodicho y lo agitaba contra su pecho. Erick rió y correspondió a su abrazo, ocultando su rostro en el cuello de su novio.

—Claro que lo es. Cuando era pequeño iba a pescar con mi padrastro todos los fines de semana. —comentó sintiendo el abrazo de Joel debilitarse y sintiendo una de sus manos posándose en su cintura y la otro repasando su espalda—¿Tú ibas de pequeño o fuiste alguna vez?

Joel asintió y tomó la barbilla de Erick—Solo fui una vez, pero fue lo suficientemente malo como para saber que pescar no era lo mío.

—¿Entonces por qué quieres ir a pescar? —Erick rió dando un leve golpe en el pecho de Joel.

—Para que me enseñes, supongo. Pretextos para coquetearte y estar un poco más cerca de ti. —la sonrisa de Erick se borró y Joel acarició su mejilla mientras acercaba su rostro—¿No quieres estar más cerca de mí, Erick?

—Joel... —murmuró Erick tratando de alejarse de él disimuladamente, mas fue imposible cuando Joel tomó sus caderas con fuerza contra su cuerpo y le besó despacio, sin apuro ni otras intensiones más que pasar un buen rato. O eso Erick pensaba.

Erick no se negó, claro estaba. En cambio correspondió, disfrutando del beso y pasando sus brazos por los hombros de su novio. Todo iba bien, nada estaba avanzando al siguiente nivel. O eso era hasta el momento en que Erick sintió un par de manos frías colarse debajo de su camiseta, empezando a acariciar su piel, subiendo por su abdomen junto con su camiseta.

—Joel detente. —el mencionado hizo oídos sordos y Erick se puso rígido.

Aquella situación es la que llevaba evitando desde el día en que se habían hecho novios. Erick sabía que Joel era –claramente- un chico activo sexualmente, él era su novio, y él sabía que debía cumplir en una de las necesidades más importantes de una relación en ese caso.

—Joel. —le volvieron a llamar, pero esta vez no era la voz de Erick. En cambio, Christopher estaba en la entrada de la habitación, evitando hacer contacto visual con Erick—Perdón por interrumpir pero los chicos están desesperados por salir, al parecer Aris acaba de pelearse con Harry y la sensación en el salón es muy incómoda.

Su hermano bufó disgustado y le sonrió a Erick levemente antes de separarse. El mayor bajó la mirada y tomó su mochila, pasando a un lado de Christopher camino a la sala, sin siquiera mirar de reojo al castaño.

—Hubieran esperado, realmente estaba avanzando con Erick. —se quejó.

—Claro, procura decirme cuando vayan a tener sexo. No quiero llevarme sorpresas. —dijo Christopher con voz seria y burla, acomodando su mochila en su hombro, dándose la vuelta y yéndose de la habitación. Joel frunció el ceño.

¿Qué le ocurría a su hermano?

Erick por otro lado se subió a la camioneta y colocó su mochila sobre sus piernas. Aun el auto estaba solo ya que todos se encontraban en el salón. Erick apoyó su cabeza en el respaldo del asiento y observó a Christopher caminando apresurado hacia él.

Christopher golpeó la ventana y Erick se acomodó en el asiento, abriendo la puerta y haciéndose a un lado dejando paso a Christopher. El menor se sentó a su lado y acomodó por igual su mochila sobre sus piernas. Un silencio –el cual no era ni un poco incómodo- se instaló dentro de la camioneta. Christopher se acomodó y se sentó al lado, observando a Erick que le correspondió a la mirada al instante.

—¿Estás bien? —Erick asintió y abrazó su mochila—Joel será muy insistente, Erick. Sé que es tu novio pero...

Erick le miró confundido.

—¿Pero? —preguntó—Joel es mi novio, es algo inevitable, Christopher. Eso ni siquiera debería importarte, es cosa de Joel y mía. —Christopher asintió incómodo.

¿A qué quería llegar? Christopher ni siquiera sabía por qué tenía ganas de decirle a Erick que no estuviera con Joel, que ni siquiera se dejase tocar por él si no quería. ¿Qué derecho tenía Christopher sobre él?

¿Por qué Christopher se había sentido tan impotente al ver a su hermano tocando y besando de esa manera al pelinegro? Él no tenía el derecho. Christopher ni siquiera entendía que le ocurría.

—Hoy no quiero quedarme a dormir en la misma casa de campaña que Joel, Christopher. —el mencionado frunció su ceño—No estoy listo para seguir adelante con ello, yo... yo no quiero estar con Joel, no aún.

—Él querrá.

—Pero por eso haré que Harry rife los compañeros, Chris, haré que tú seas mi compañero. —Christopher entre abrió sus labios, sorprendido y sin entender—Hay algo que no le he contado a Joel, ni a ti, a nadie más que a Harry, Chris. Quiero contarte, creo que deberías saberlo y es hora.

Christopher escuchó como la voz de los gritos de los chicos se escuchaba a lo lejos, al momento de que todos se acercaban a la camioneta. Erick se apartó del castaño y se sentó al otro extremo del asiento, ignorando a los demás entrar peleándose por los lugares.

Pero el castaño no apartó la mirada a Erick en ningún momento, preguntándose qué era lo que tanto Erick ocultaba, preguntándose si por fin contaría el misterio de por qué su padre era tan sobre protector, de por qué se había mudado de Cuba tan repentinamente.

Christopher deseaba saber.

Prohibido; ChrisErickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora