Capítulo 1

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Nunca me separo de mi familia, excepto cuando estoy con mis amigas, en realidad también les considero mi familia.
Me llamo Elizabeth, pero todos me llaman Eli. Tengo 18 años.

Ahora mismo estoy en un avión, camino a  Londres para trabajar.
En mi casa hace falta el dinero.
El sueldo de camarera de mi madre no llega para pagar las facturas, ni la operación de mi abuela.

Aunque por suerte solo nos falta poco, según la definición que tenga cada uno con "poco" claro.

-Señorita, ya hemos aterrizado- si,  estaba dormida, ¿raro en mi? No.

Me da unos toques suaves en el hombro la azafata.

Con mis maletas ya en las manos y todo listo pido un taxi para que me lleve a mi nuevo hogar, la gran mansión. En realidad no es una mansión, solo que soy un poco exagerada, bueno muy exagerada.

Tengo que admitir que tengo un poco de miedo, todo esto es nuevo para mí.

Estoy plantada con la mansión en mis narices, es excesivamente bonita.

Me armo de valor y toco el timbre.

-Bienvenida, soy Alex- dice un chico muy simpático y hay que admitir que es guapo.

-Hola, soy Elizabeth- digo y nos estrechamos la mano.

Supongo que será el hijo de los Brown.

-Es espectacular- digo mirando a todos lados.

Tiene una escalera preciosa de cristal, la cocina, el comedor, la sala de estar, todo es perfecto.

-Si pero cuesta mucho dejarla espectacular- dice el chico que se hace llamar Alex.

-Hola, supongo que ya has conocido a tu compañero. Soy Elena, encantada- dice una mujer rubia que va vestida muy formal.

En comparación conmigo, que llevo unos jeans y una camiseta por el ombligo.

Inmediatamente mi mente me empieza a hacer preguntas.

¿Le habré parecido educada?

¿Voy vestida correctamente para la ocasión?

¿Me despedirá en dos días?

Y muchas más preguntas aterradoras.

-Hola encantada, soy Elizabeth- digo educadamente y estiro mi brazo para saludarla con la mano.

Miro para mi derecha y veo que hay un señor y un chico, más o menos de mi edad. Rubio con ojos verdes.

-Hola yo soy Byron, encantado- el señor se acerca a mí y me saluda también estrechándome la mano.

-Elizabeth, encantada- sonrío levemente

-Este es nuestro hijo Kevin- dice la señora señalando al chico de ojos verdes.

Va vestido no tan formal como sus padres, ni tampoco como mi supuesto compañero.

Cuando me enteré de este trabajo no sabía que iba a tener un compañero, pero tampoco sabía las dimensiones de esta casa. Necesitaré ayuda.

-Hola Elizabeth- dice aquel chico, Kevin con una sonrisa esplendida.

-Nosotros nos tenemos que marchar, Alex te enseñará todo. Mucha suerte- la señora es simpática.

Al menos he tenido suerte.

-Si yo también me voy- dice Kevin y se despide de sus padres con un beso en la mejilla a cada uno, a mí con una sonrisa y choca la mano con Alex. Yo diría que son colegas.

Cuando ya todos se han ido y nos hemos quedado solos Alex y yo, rompe el silencio que había.

-¿Bueno vamos arriba?- dice, se podría haber callado

-¿Perdona?- digo con una mueca

-Para enseñarte la planta de arriba- habla también con las manos

-Ahh, vale, es que... me he topado con muchos salidos y... bueno ya sabes- digo tartamudeando y avergonzada.

-Y creías que yo era uno de ellos, no, tranquila- es simpático.

Vamos subiendo las maravillosas escaleras y desde alto se ve todo mucho mejor y más bonito.

Kevin me ayuda a subir una de mis maletas.

Dios mío, la segunda planta es espectacular.

-Dejame decirte que me alegro mucho de que estés aquí. Al fin los Brown contrataron a alguien más. Termino muerto. Gracias en serio, por aparecer en mi vida- se lleva la mano al pecho bromeando y exagerando.

-No hay de que- le sigo la corriente.

Me explica todo, donde está las cosas de la limpieza, la comida, la hora en la que terminamos, en la que empieza, todo. Cuando termina de decir la última cosa, ya se me ha olvidado la primera.

Soy un desastre, lo sé.

-Bueno pues cuando quieras empiezas. ¡Ay! Casi se me olvida- dice. Anda hasta el final de un largo pasillo y le sigo.
Abre una puerta y me invita a pasar.

-Esta será tu habitación- dice.
No está mal, pero, hay dos camas ¿por qué hay dos camas?

-¿Dos camas? Me basta con solo una- bromeo

-Es que no quiero dormir en el suelo- ¿qué? ¿Me está diciendo que vamos a dormir juntos?

-¿Dormiremos juntos?- digo sorprendida

-No es para tanto, no te voy a violar, tranquila- sonrio con esfuerzo.

Esto no me hace nada de gracia, pero qué haré, me tendré que conformar.

Dormir con desconocidos no es lo mío.

-Bueno voy a empezar- digo y asiente.

Bajo y cojo de un cuartito unos productos. Para limpiar.
Subo y en la primera habitación que encuentro entro, no sé ni siquiera por dónde empezar.

La habitación está a oscuras, así que cojo la linterna de mi móvil.
Veo que al lado mía hay una ventada con la persiana echada.

Me dirijo a ella y las voy enrollando.

-¿No tienes otro momento Alex?- dice una voz ronca y grave.
Me giro y veo un chico de piel blanca y pelo castaño.
Está sin camiseta sentado en la cama.

Sus ojos no se ha acostumbrado a la luz mañanera y no los puede mantener abierto, así que los tiene entreabierto.

Sin poder ver sus ojos, que es en lo primero que me fijo en las personas.

-¿Quién eres tú?- me dice al ver que no soy Alex.

Amor prohibido [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora