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Con torpeza Julia intento cambiar los dedos en las cuerdas para lograr el acorde que seguía en la canción pero lamentablemente termino poniendo los dedos en una posición incomoda asiendo que el sonido fuera desafinado y extraño. Maria paciente arreglo los dedos de la chica. La boliviana tocó con más facilidad y miro la cara de su maestra para ver como lo hacía. La verdad, pensó Julia, iba por un buen camino al ver la sonrisa de la mujer cuando tocaba.

-Quiero, Julia, que lo hagas más rápido ahora- exigió con voz serena venezolana y esta trato de cumplir con dificultad lo pedido.

-¿Así?- pregunta un tanto tímida.

-Lo haces muy bien- elogio.

Ese pequeño cumplido causó en Julia bastante seguridad mientras seguía tocando la canción.

-Juli- llamó con suavidad la morena - Ya se está haciendo tarde. ¿A que hora veremos mañana?-

La nombrada retiro las manos de las cuerdas y deposito el instrumento en la mesa. Pensó en preguntarle a Maria si podía quedarse en su casa pero de una vez se retracto de solo pensar en la cara que podría su madre.

-Mañana voy a ir a hacer un proyecto en casa de una chica después de clases ¿podría venir a las 8:00?- pregunta en lo que guarda el instrumento en el forro.

-Claro-

Maria la dirige a la puerta, se dan una despedida algo incomoda lo que ya era costumbre para la boliviana que nunca sabía como hablar correctamente frente a la mayor.

Julia y Maria vivían en el mismo edificio pero en pisos diferentes y vidas muy diferentes.

Julia era la hija de la alcaldesa de Sucre , demás esta decir que los apartamentos no eran nada sencillos ni humildes. Aveces se preguntaba como Maria hacia para pagarlo, tiene un pequeña teoría de que su ex-esposo era un hombre adinerado y ella logró quedarse con una buena suma de dinero.

-Llegué- pronunció en voz alta pero nadie en la casa respondió.

Su madre y su hermana debían de estar en algún evento y ella como siempre no había sido ni avisada del acontecimiento. Claro que no, ella era la hija "desviada" y "enferma"¿Quien la querría en el ojo público? .

Le daba igual, su madre era patética en su opinión, siempre besando las suelas de los zapatos de todo el mundo para poder escalar en la política y mintiendo a la gente con promesas que jamás cumplirá. Como cualquier otro político.

Entró a su acuarto y se tiro boca abajo a la cama reprimiendo un grito de enojo. ¿Por qué ni podía irse lejos de toda esa gente falsa? Como Maria que después de su divorcio se dedico a viajar por todo el mundo y tocar música.

-Quiero ser como ella- susurro antes de quedarse dormida.

Soñó con un hermoso jardín, donde nadie la miraba, donde nadie le decía nada sobre cómo se veía o actuaba. Era un lugar en que la paz reinaba en todos los sentido.

-Hola- la dulce voz de la mujer que tanto admiraba se coló en sus oídos.

Cuando la vio no pudo resistirlo y se lanza sobre la mujer que la recibe con mucho afecto entre sus brazos. Entre mimos las dos se dedican a tener tanto conversaciones que Julia por timidez jamás entablaría en la vida real y menos con Maria.

-Ya es hora- susurra la venezolana y la chica supo a que se refería exactamente.

Un tierno beso fue dado a la mujer que sólo le dio una sonrisa coqueta.

-La amo... -

Cuando Julia despertó supo dos cosas:

1) Que le gustaba mucho la venezolana.

2) Que iba a estar pasando vergüenza un largo tiempo hasta que madure un poco y se atreva a declararse.

Ámame bien. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora