19.-¡¡MAS SORPRESAS!!

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gracias a quienes siguen apoyando mis proyectos...

Esto es imposible, pensó Ching casi al borde del colapso, pues la situación era incomprensible para ella. ¿Cómo es que 9 meses casi 10? Bastaron para que su amiga se casara con Tobe. Aún peor, que el amor que perjuro durante años tener por el chico de coletas, se borrara dela fas de la tierra, en un simple chasquido y en un plazo tan corto.

Observo expectante desde su cómoda silla, cada gesto y movimientos de su amiga y solo le mostró una gran seguridad ante todas y cada una de sus palabras. Sus acciones eran acordes a sus palabras y necesitaría estar demasiado siega para no notarlo, negarlo sin duda, sería mentirse a sí misma. Aunque le doliese en alma, su amiga se veía mucho más alegre y feliz, al lado de aquel chaebol, que los dos años que paso siendo novia de Garu.

—está bien Sr. Yong —refuto con pesar en esa pequeña frase —usted tiene razón, ahora somos unos adultos, ya no somos los chiquillos que solíamos ser años atrás— después de tanto pensar, debía mantener aquella situación aún en tela de juicio. No olvida y recuerda perfectamente su charla por teléfono, con la chica a la que le dijo que la amaba. Ching aún no se fía completamente de tobe. --¿quiero que la Sra. Yong me explique todo? —se cruzó de brazos. Esperando pronto una explicación.

—¡prometo que sabrás todo! —añadió Pucca contenta. Que su amiga aceptara aquello y estuviese más tranquila, la hacía muy feliz.

—pero... aún hay más cosas que ambas deben ver—interrumpió tobe, levantándose y saliendo así por la puerta, hacia la estancia. Él estaba contento y no permitiría que nadie, en absoluto, acabara con su momento de felicidad.

Por su parte, Ching y pucca estaban sorprendidas, ¿a qué se refiere con, aún hay más cosas que ver?, se Preguntaron ambas mentalmente e intercambiando miradas de confusión.

Minutos después, una chica del servicio entro, llamando la atención de ambas. —Disculpe, ama, pero el amo, Las espera a ambas en la sala—respondió la chica de servicio, mostrándoles el camino con su mano.

Ambas azabaches asintieron, se levantaron y caminaron juntas a través de la estancia.

—te ves muy bien amiga—expreso Ching, ya más calmada —pero...

—¿Qué sucede? — la interrumpió pucca, con su semblante aún más intrigado.

—es que... ¿Te operaste el pecho?, lo noto más abultado que antes—expuso

—ja, ja, ja... no amiga, nada de eso... Verás... tú

—por aquí mi señora—interrumpió la conversación, la chica que se encontraba cerca de la segunda puerta a mano derecha. La empleada abrió la puerta, permitiéndoles pasar libremente.

Cuando entraron, se sorprendieron de inmediato con la exquisita decoración del lugar, la sala, al igual que la estancia, contaba con un gran ventanal cubierto con cortinas trasparentes y las segundas más gruesas y en color negro, con diseños de flores blancas. Que dejaban pasar la luz del día a la perfección, permitiendo que el blanquecino mármol sobre el que caminaban, reflejara aquella luz en toda la habitación. Su vista viajó del espacioso sitio y del ventanal, a la principal decoración del lugar. Una gran pantalla plana de última generación, con más de mil pulgadas, se hallaba empotrada y suspendida en la pared, dando la ilusión de que, con su excesivo tamaño, caería en cualquier momento. Un par de torres a cada lado, las cuales compendian el sistema de sonido y para rematar, unos hermosos sillones suaves al tacto, de un fino terciopelo color escarlata.

—¡em! Princesa ¿Qué esperas? – hablo tobe, esperando a que su amada, saliera de la impresión. A pesar de todo el tiempo que ha estado con él y la ha rodeado de cuantos lujos ha podido, siempre es grato para él, ver esa cara llena de curiosidad y fascinación. Aunque a veces, parecía reacia a mantener más contacto del necesario, con lo apabullante que llegaba a ser ese mundo.

¿¡Mi Decisión!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora