[Capítulo 9]

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"No estoy en este mundo para cumplir con tus expectativas y tú no estás en este mundo para cumplir las mías".
—Bruce Lee.

Sky

Una semana.

Ha pasado una semana sin novedades sobre el caso de Carlo, sin encontrar al culpable de su asesinato.

Tampoco se ha revelado, como todo el valiente que es —insertar mucho sarcasmo—, la persona que pegó las imágenes de Jane en aquella pared del Campus.

Yo sigo enojada con Luca, le dirijo la palabra sólo para lo necesario. Por el contrario, él, se ha dedicado a arrastrarse detrás de mí rogando por mi perdón.

La palabra que lo define es patético, muy patético.

No hemos asistido a las clases debido a nuestros síntomas. Papá y mamá dicen que hasta que arreglemos nuestros problemas esto seguirá, insisten en que perdone a Luca de una vez por todas, mi orgullo y mi decepción no me dejan.

Estamos quedándonos en la casa, que es más como una mansión, de nuestros padres. Esta es la casa de nuestra infancia, donde crecimos, aquí pasamos los peores y mejores momentos.

Salí un momento a comprar un café, mascullaba maldiciones entre dientes hacia mis padres por no tener café en la casa.

¿Qué clase de persona, teniendo una hija adicta al café, no tiene para prepararlo en casa? ¡Nadie! ¡Sólo mis padres!

Últimamente he estado de mal humor por todo, porque falta algo, o bien sea porque sobra; por que me hablan o porque no lo hacen, porque Luca me ruega o cuando no lo hace le exijo que lo haga.

Sospecho que es culpa del hecho de que mi relación fraternal con Luca va terrible.

Maldita conexión de mellizos, te odio.

Compré el café con mucha prisa, sólo quiero llegar a casa y encerrarme en mi habitación, a tomar café, a escuchar música, a distraerme.

Al llegar, subí las escaleras con rapidez. Una vez que estuve en la planta de arriba corrí a mi habitación.

Por favor, no quiero encontrarme con nadie, por favor.

Entré y cerré la puerta, suspiré, giré para dirigirme a mi cama y casi me caigo del susto.

—Joder, Samuel... —Maldije poniendo una mano en mi pecho, justo sobre donde está mi corazón.

Así es, Samuel Lawrence, mi hermano mayor que yo por cinco años. De traje formal y corbata, está sentado en mi cama, ¿Saben cuanto tengo sin verlo? Desde el año pasado.

Otras hermanas ya estuvieran encima de él abrazándolo.

¿Yo? yo solamente me limito a verlo. Nuestra relación de hermanos es mucho peor que la que tengo ahora con Luca.

—Hola, Skyller. —Nunca abandona ese tono frío y formal que siempre lleva.

—¿Qué haces aquí? —Inquirí. Mi voz salió tan fría como el hielo, ¿Él quiere jugar a ser frío? Jugaremos. Que no se le olvide que yo también puedo ser así cuando quiero.

—¿Acaso no puedo pasar a visitar a mi hermanita? —Falso, falso, falso—. Vamos, Sky. Puedo venir cuando quiera.

—Voy a repetir mi pregunta, y la vas a responder. ¿Qué haces aquí, Samuel Lawrence? —Dije seria.

Un silencio se formó entre nosotros. Sentí como sus intensos ojos azules me miraban con cautela.

—¿Por qué tengo que responderla?

Faces © [Falsa identidad I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora