I

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Me lo confesó una noche en que la luna estaba en menguante. Días antes lo veía algo distraído, triste, distante. Se apartaba de mí, como si todo a su alrededor le causara dolor. Un viso de rencor en sus ojos confirmó mis peores temores y sospechas.

—Quiero un cuerpo. —me confesó.

Entonces hice mi maleta y tomé sin permiso el carro de mi viejo.

Partimos de inmediato.

Menir es mi alma gemela. Él está conmigo siempre. Cuando estoy triste, él me abraza, me cuenta chistes y me canta. Me habla de todo lo que pasa a mi alrededor porque él puede verlo todo.

Lo sabe todo.

Me cuida de mis enemigos y me dice quién habla mal de mí a mis espaldas.

Antes de convertirse en lo que hoy es, me escribía cartas de amor, pero yo lo menospreciaba, le creía un idiota, un fracasado. Un día me invitó a salir. Quedamos sábado a las nueve de la noche.

Por algún motivo lo olvidé y no fui. Con un precioso ramo de rosas me esperó por horas, debajo la lluvia. Para la media noche, un camión maderero pasó y no lo vio. Se lo llevó por encima varias calles hasta que su cuerpo destrozado cayó delante de la tienda de flores, la dueña lo tuvo casi en los pies y pegó el peor grito que alguien puede soltar. La mujer temblaba aterrada, la tuvieron que hospitalizar. Cuando la policía llegó y se llevó su cuerpo destrozado encontraron su celular con mis mensajes a la vista. Claro que de todo esto me enteré al día siguiente, cuando Menir se presentó en mi dormitorio.

Desde entonces me hace compañía. Ahora quiere un cuerpo y se lo pienso dar.

Hasta ahora ninguno de los que vimos lo complace.

Pasamos las noches leyendo los libros sobre control mental, magia negra, de transmutación. Menir practica entrar en otros cuerpos; hay un método, lo hemos encontrado en libros viejos ocultos en viejas bibliotecas a las que me llevó una madrugada.

Desde entonces Menir se está haciendo fuerte. Fuerte y triste, quiere un cuerpo, ninguno lo complace.

Fin

Fin

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Relatos de terror, misterio y suspensoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora