Rescate

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Camino por los tanques de Hydra, si era necesario se escondía debajo de ellos y se dio cuenta del arsenal tan amplio que tenían esos malditos, sin embargo su mente debía estar concentrado en ver cómo distraer a los hombres y encontrar la zona donde están los prisioneros.

Vio la oportunidad de subir por un tanque hasta el techo y de ahí había una ventana abierta que para su suerte no estaba nadie dentro de la pequeña oficina.

Entro más a fondo sin ser descubierto, tacleando a como 5 hombres durante todo su camino, no iba a negar que la emoción que sentía jamás la había vivido en su vida pero aun así debía mantenerse frío en la cabeza, revisando bien antes de avanzar.

Toco una puerta y se escondió atrás de ella para que cuando la abriera el soldado simplemente le diera un buen golpe en la cara, cosa que su plan funciono de maravilla y así pudo ingresar a una nueva bóveda de armas.

Steve se pudo dar cuenta que esta era diferente, pues el armamento era uno que nunca en su vida había visto, sin duda era más grande que cualquier otra sala que haya visitado ya por un momento pensó que se trataba de armas nucleares puesto que había un objeto azul que brillaba bastante que llamó su atención.

—Llevaré uno para que lo examine Howard. —Se dijo a sí mismo en un susurro mientras agarraba una de esas cosas azules.

Siguió caminando en cubierto hasta que dio con otra sala, esta parecía ser la más vigilada y la más descuidada al mismo tiempo, entonces intuyo que ya había encontrado la sala de prisioneros.

La sala estaba conformada de dos pisos, arriba estaban unos guardias y abajo las celdas como pilares de la parte de arriba que también estaban vigiladas por guardias que caminaban todo el tiempo.

Steve vio que había oportunidad de deshacerse primero de los guardias de arriba y después de los de abajo, de una forma muy silenciosa, sin embargo al caer los guardias hacia un ruido que llamó la atención a las personas de abajo.

Cuando le quito las llaves a un guardia vio que se podían observar a los soldados atrapados.

—Oye, ¿Tú quién eres? —Preguntó uno de los soldados aliados que estaba en la celda.

—Soy... el Capitán América. —Dijo Steve un poco cansado ya y lanzándose abajo a derribar a los dos últimos guardias que quedaban.

Cuando quitó todas las llaves empezó a abrir rejas y a sacar a todos los prisioneros que habían, también le dio las llaves a algunos para facilitar el trabajo.

—Nos llevamos a todos, soy de Fresno, capitán. —Steve asintió mientras veía que no estaba por ningún lado Bucky.

— ¿Hay alguien más o alguna otra celda? Busco al sargento James Banner. —Le dijo a Steve a los dos hombres que estaban ahí, el chico de fresno y un hombre con un gracioso gorrito.

—En la fábrica hay como que un vagón de aislamiento pero nadie ha vuelto de él. —Dijo el hombre del gorrito caminando a lado de Steve.

—Muy bien. —Dijo Steve pensando cómo sacar a más de 300 hombres de los que estaban ahí. —Hay un bosque al noroeste a 100 metros de la entrada, tiene que salir a toda prisa matando a quien sea necesario. Los veré en el claro con los que pueda liberar del vagón.

Steve se giró a verlos pero sus caras parecían de impresión, ¿Cómo era que ese hombre quería destruir esta fortaleza el solo? Un chico si se atrevió a preguntar, el mismo que le preguntó quién era.

—Oye, ¿sabes lo que estás haciendo?

—He noqueado a Hitler unas doscientas veces. —Dijo, claramente se refería al idiota de sus shows disfrazado pero necesitaba darse apoyo a sí mismo.

Si hubiera sidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora