Resistencia

Capítulo 7

Capítulo 7

Naruto

Luego de que esa pequeña bomba fuera lanzada sobre nosotros, ninguno tenía nada más que decir. Habíamos llegado a nuestro límite cuando se trataba de mentiras y de hablarlas con todos.

Mi cerebro se sentía sobrecargado, corriendo en círculos alrededor de lo que Tsunade nos había dicho, de lo que Sai hacía, de dónde se encontraban mi madre y mis amigos, acerca de si Yagura realmente tenía el control sobre Tsunade y lo que el futuro deparaba para todos nosotros.

Me sentía listo. Sasuke estaba listo.

Shikamaru hizo una parada en el camino para enseñarnos nuestra habitación. Golpeando la puerta una vez con sus nudillos, la abrió sin esperar respuesta. Por suerte ninguno de nosotros fue marcado de por vida.

Itachi se hallaba parado a los pies de la cama, cerca de donde Deidara se encontraba. Probablemente estábamos interrumpiendo algo, pero la amplia sonrisa que transformó el rostro de Deidara cuando Shikamaru se hizo a un lado y entramos, me hizo tropezar con mis pies.

Sasuke me miró con las cejas arqueadas, pero yo me hallaba centrado en Deidara. Él... parecía normal, sentado en la cama con las piernas cruzadas y las manos apoyadas en su regazo. El cansancio aún era notable en su bonito rostro. Su piel estaba muy pálida y las sombras bajo sus ojos aún estaban marcadas, pero su mirada era clara y enfocada.

—Estoy tan feliz de verlos, chicos —dijo, colocando una mano en la parte baja de su vientre—. Estaba muy preocupado, la verdad.

—Lo estamos haciendo bien —respondió Sasuke mirando a su hermano mayor. Aunque Itachi y Deidara parecían ilesos, la tensión irradiaba del azabache menor—. ¿Y todo está bien con ustedes?

El Uchiha mayor asintió mientras se sentaba a su lado. —Sí. Deidara ya ha visto al médico de la base. —Curvó una mano alrededor de su rodilla—. Parecen tener experiencia con esto. Un poco raro, pero supongo que es una buena cosa.

Sasuke lanzó un vistazo en dirección a Shikamaru, luego su mirada se posó en Deidara. —¿El doctor te trató bien?

—Ella, la Doctora Shizune, fue muy amable y dijo que... bueno, que el embarazo progresa como debe. Dijo que tenía que descansar y debo empezar a tomar vitaminas. —Deteniéndose, señaló hacia una cómoda. En ella se hallaban tres grandes botellas que eran como las que Shikamaru y yo habíamos intentado obtener para él. Siguió mi mirada—. Gracias por salir ese día. Arriesgaste mucho. Otra vez.

Parpadeé sin notar en un primer momento que me hablaba. Me encogí de hombros. —No es gran cosa, Dei. Ojalá hubiéramos podido conseguirlas para ti, dattebayou.

—Fue una gran cosa —corrigió Itachi—. Tú y Shikamaru podrían haber... —Su voz se desvaneció mientras su hermano menor se puso rígido—. Sí... ya sabes lo que podría haber pasado.

—Pero nada malo pasó, ¿verdad? —Shikamaru se apoyó contra la puerta, cruzando los brazos—. Todo funcionó al final.

—Todos estamos aquí. —Las cejas rubias de Deidara se fruncieron mientras bajaba la barbilla—. Bueno, casi todos. Sai no. Yo... lo siento. —Miró hacia Sasuke, que ahora observaba a la pared detrás de la cama.

—Vamos a traerlo de vuelta, de veras —le dije, teníamos que hacerlo. Sólo necesitábamos averiguar cómo.

—Entonces... —Shikamaru se aclaró la garganta—. Chicos, ¿saben si es un niño o una niña?

El cambio de tema no podía llegar en un mejor momento y podía jurar que las mejillas de Itachi se ruborizaron un poco. —No lo sabemos—dijo, girándose hacia Deidara—. ¿La doctora dijo algo acerca de una ecografía?