Resistencia

Capítulo 11

Capítulo 11

Naruto

Sai parecía como un Dios de la venganza directamente sacado de uno de los libros que había leído y querido. Se encontraba allí con sus piernas largas abiertas y sus hombros hacia atrás. Con el sol detrás de él formando un halo sobre su cuerpo y sus ojos brillando rojo, se veía furioso y realmente asustaba.

Bien. Podría haber leído demasiados libros, pero esto era real y él parecía como si quería matarnos. O lastimarnos.

Shikamaru empezó a fruncir el ceño. —Sai...

Él levantó su mano y el castaño debió haber sido capaz de moverse a tiempo, pero estuvo igual que Sasuke clavado en el suelo. Un rayo de la Fuente alcanzó a Shikamaru en el hombro, haciéndolo retorcerse.

Oh, vaya, Sai no perdía el tiempo.

El pelinegro menor se giró de donde estábamos y luego, casualmente, como si nada hubiese pasado, entró a la casa. Detrás de él, vi más Luxen. Esto se volvía cada vez peor.

—¿Conviviendo con Arum? —preguntó Sai mientras le lanzaba una rápida mirada a Shikamaru mientras se levantaba—. Cuán lejos has caído, Sasuke.

Él camino hacia delante. —Sai...

Su hermano menor se abalanzó sobre él, volando los varios metros entre ellos mientras mi corazón subía hasta mi garganta. Sai empujó una mano en su pecho. Él solo se movió al último segundo para evitar un golpe directo a su corazón, pero tuvo una ráfaga lo suficientemente cerca y personal de todos modos. Grité cuando fue derribado con su hermano menor justo encima de él.

Supe en ese instante que realmente no lo heriría o mataría a menos que lo tratara como el Luxen que él había estado evitando.

Shikamaru tenía a otro Luxen ocupado mientras me lancé hacia delante, preparando mi mente.

Sasuke me odiaría si terminaba matando a su hermano menor, pero preferiría su desprecio a que se odie a sí mismo por herirlo peor.

Agarré un puñado de su negro cabello y lo jalé fuera del mayor.

Golpeó el piso, brazos y piernas se extendían como un cangrejo. El Uchiha menor levantó la vista, con los ojos brillando como rubíes.

—No quieres hacer esto, Sai —dije—. Tú...

Él se levantó. Como si no hubiese sido atacado, solo se levantó y me encaró. —Oh, no tienes idea cuanto quiero hacer esto, Naruto.

Luego echó su brazo hacia atrás y me golpeó justo en la cara con un puñetazo.

El impacto me lanzó lejos y aterricé sobre mi trasero mientras el dolor me atravesó la mandíbula y en el cuello. Parpadeando para retener las lágrimas de dolor, lo miré.

—Eso se sintió tan bien —dijo, ladeando su cabeza—. Creo que necesito hacerlo de nuevo.

Oh, esto era una tontería

Me puse pesadamente de pie, ni de lejos con tanta elegancia como Sai. Detrás de él, un Luxen entraba en la habitación justo cuando Sasuke se levantaba. Los dos colisionaron en el mismo momento que estampé mi puño contra la mandíbula de Sai.

Su cabeza cayó hacia atrás, su flequillo se desordenó volando a su alrededor de una manera que la hacía parecer como si estuvieran en gravedad cero. Dolor sordo estalló junto mis nudillos, pero no había tiempo para prestarle atención a eso.

El pelinegro se lanzó hacia mí, agarrando mi cabello y arrojándose hacia mi cuello. Una ardiente sensación corrió por mi espalda y me removí hundiendo mis dedos en sus brazos. No me dejaba ir, y había una buena oportunidad de que fuera a arrancarme la cabeza.