Capítulo 9
Naruto
Había acabado con tres barras de chocolate para el momento en que nos acercamos a Uzushiogakure y experimentaba un gran subidón de azúcar. Con Sasuke detrás del volante compensamos el tiempo gastado lidiando con el Luxen en la carretera.
No vimos a más Luxen y no sabíamos exactamente dónde nos sintieron o si se comunicaron con otros que se encontraban en movimiento, o si siquiera sabían quiénes éramos, pero para estar seguros en lugar de lamentarlo, asumimos que eventualmente vendrían más.
Mientras cruzábamos otro pequeño pueblo, vi algo que parecía sacado directamente de una película. Los árboles a cada lado de la carretera fueron partidos en dos, carbonizados y quebrados. Restos de un accidente de avión podían verse entre la espesa vegetación. La sección media con la pequeña ventana explotada.
Alejé la mirada con el corazón roto por toda la violencia innecesaria y destrucción. Mientras más veía, más difícil era creer lo que sería para nosotros, para el mundo, continuar sin importar lo que pasara con la invasión Luxen. Ahora que los humanos sabían que nos rodeaban, ¿cómo podrían continuar? ¿Cómo podrían siquiera confiar en un Luxen luego de esto?
No podía permitirme albergar esas preocupaciones, algo así como no cruzar ese jodido puente con un montón de hoyos hasta que lo entendiéramos. En serio, no podía profundizar en cómo sería la vida para nadie.
Sorpresivamente, los caminos se aclararon en su mayor parte. Cualquier auto abandonado fue empujado manualmente y la ciudad desde el circuito exterior de la carretera principal parecía bien, considerando las cosas.
Probablemente tenía algo que ver con la pesada presencia militar y la Guardia Nacional, pero solo contendrían a los Luxen por un tiempo. Eran cerca de las siete de la noche cuando llegamos al extenso estacionamiento de aeropuerto donde habíamos quedado en encontrarnos con el Arum.
—Aquí vamos. —Shikamaru señaló el elegante coche extranjero con todas las ventanas pintadas—. Es lo que dijo que conduciría. Lindo auto.
—Sé que pedirte que te quedes en el auto es demasiado, dobe, pero por favor quédate cerca de mí. —Sasuke redujo la velocidad mientras cruzaba el estacionamiento complemente desolado, dirigiéndose hacia el sofisticado auto negro—. Yagura puede confiar en el idiota, pero yo no.
Resistí la urgencia de rodar los ojos. —No es como si fuera a correr y abrazarlo, bastardo.
Su expresión se puso sosa. —En serio espero que no, usuratonkachi. Tal vez me pondría celoso.
—Te pondrías celoso si él abrazara un árbol —dejó escapar el Nara.
—Tal vez. —Sasuke se deslizó hasta detenerse en un espacio de estacionamiento detrás del auto—. Así de necesitado estoy.
Perdí la urgencia de no rodar los ojos mientras cerraba la puerta del pasajero. —Ustedes dos son ridículos, dattebayou.
A medida que salíamos de la SUV, tres puertas del ostentoso auto se abrieron. La curiosidad me picó. Nunca realmente vi a un Arum que no intentara absorber mi energía. Así que andaba algo ansioso porque había cierto nivel de novedad en tener una oportunidad de ver e interactuar con uno que ojalá no fuera a convertirse en otra cosa que intentaría matarnos. Me enfoqué en la alta forma desplegándose del lado el conductor.
Santo Arum...
El hombre de cabello anaranjado era tan alto como Sasuke pero más ancho. La camisa negra que usaba se extendía por sus brazos y pecho, lo que me recodó la constitución de un boxeador. Solo por eso, parecía que podía hacer algo de daño. Por lo que pude ver de la mandíbula esculpida y el perfil, su piel era blanca, pero no como todos los Arum ya que no era un color fantasmal. Sus ojos se hallaban ocultos detrás de gafas negras. Vistiendo mezclilla oscura, se veía más como uno de esos chicos de la revista que la versión desalmada de un alíen chupacabras.
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Resistencia
FanfictionQuinta y última temporada de "Scarlat" Naruto sabe que el mundo cambió la noche en que los Luxen llegaron. No puede creer que Sasuke le diera la bienvenida a su raza, o no hiciera nada respecto a la amenaza de sus iguales de destruir a todos los hum...