❝Nueva asignación❞

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T/N jamás se había caracterizado por ser alguien de muchas palabras

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T/N jamás se había caracterizado por ser alguien de muchas palabras. Desde que tenía uso de la memoria, el habla no era uno de sus mejores fuertes, cosa que le atrajo demasiados problemas con el pasar de los años.

Esto, sin mencionar el hecho de que tampoco dominaba alguna especie de habilidad social, la cual le permitía entablar relaciones de calidad y generar vínculos afectivos con diferentes tipos de personas. Simplemente permanecía distante; vagando en su propio mundo sin nadie que la fastidiara. Incluso, en tiempos pasados, llegó a creer que de eso se trataba la vida.

Muy para su desgracia, las responsabilidades se iban haciendo cada vez más duras y entre ellas, estaba el inicio de la adultez. Adiós a las distracciones, fantasías, juegos, y todo aquello que le brindó felicidad en su momento.

Allí se encontraba la joven fémina, envolviendo los dedos alrededor de la manija de la puerta para acceder y dirigirse a su respectivo casillero. El bolso color azabache que traía cargando consigo misma impactaba contra sus caderas, producto de los movimientos bruscos que ejercían sus miembros inferiores para aproximarse inmediatamente a su destino.

Eran apenas las 8:15 de la mañana, y juraba estar a punto de sufrir un colapso nervioso a mitad del pasillo. La alarma no sonó a la hora adecuada y de no ser por la iniciativa que la llevó a levantarse bajo sus propios méritos, el retardo le hubiera costado una disminución de su preciado salario.

Al fondo, se encontraba un pequeño grupo conformado por otras 5 enfermeras quienes la escanearon de pies a cabeza, mofandose de lo arrugado que estaba su uniforme y los mechones de cabello que sobresalían de su peinado mal hecho.

¿Dos años trabajando en este sitio y sigue haciendo lo mismo? Es inaudito. — gruñó una de las contrarias, rodando los ojos con sumo rechazo.

¿Cómo es que aún no la han sancionado por venir en esas fachas? — sostuvo la chica a su izquierda, quien tampoco se quedaba atrás. — No puedo creer que acepten a individuos tan incompetentes.

Los duros comentarios dirigidos a su apariencia poco profesional lograron que la enfermera novata agachase la vista, girando las llaves del casillero para asegurarlo y seguir su camino.

Oh, si. Quién diría que una carrera tan altruista estuviese llena de gente competitiva y desagradable, pero así era el mundo laboral. Si cometes la más mínima imprudencia, terminarás condenado por el resto de la eternidad. Sobre todo cuando se está a nivel hospitalario.

Pero la cuestión aquí era que no se trataba de un hospital cualquiera, sino de Smith's Grove; un sanatorio para dementes criminales. Asesinos, violadores y personas desquiciadas de todas las edades, formas y tamaños iban y venían de esas instalaciones. Cada uno peor que el anterior.

❝Sick❞ © | Michael Myers x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora