Una mañana como cualquiera, T/N acude al sanatorio Smith's Grove; aquél prestigioso establecimiento para criminales dementes en el que ejerce sus servicios como enfermera general.
Sin embargo, su jornada laboral daría un giro de 180° cuando debe ha...
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Arrastrándose con pasos nerviosos detrás del médico, T/N se preparaba física y mentalmente para lo que vendría a continuación.
Era increíble. Su nueva labor consistía en priorizarse de uno de los más brutales asesinos que la humanidad entera haya visto antes. ¿Qué expresión debería poner para cuando estén frente a frente? El Dr. Loomis lo había dicho cientos de veces: aquello no era un hombre. Ya no más.
No obstante, esa no era justificación para llegar a conclusiones tan absurdas. Malvado o no, Michael seguía siendo humano. Ni ella, ni nadie que se estuviera capacitando como un profesional en las áreas de salud debían hacer prejuicios contra sus pacientes. T/N lo tuvo muy en claro cuando se vio forzada a aprenderse cada uno de los principios básicos dentro del campo de la enfermería.
Smith's Grove no se trataba de una penitenciaria, sino de un centro de rehabilitación mental, pero como era de esperarse, la mayoría carece del perfil adecuado.
— Aquí. —espetó el anciano, provocando que los pensamientos de la joven enfermera se desvanecieran.
Cuando menos lo imaginó, se hallaban a pocos centímetros de una celda. Una grande y para nada estrecha, con el fin de que el paciente no se sintiera agobiado ante la carencia de espacio necesario para deambular libremente. Allí dentro yace Michael Myers, sentado de espaldas sobre las sábanas celestes de la cama.
La fémina supuso que era sumamente peligroso como para entrar en contacto con otros pacientes, incluso con el propio personal. Sólo unos pocos tenían acceso al área.
Samuel fue aproximándose hasta la puerta de acero puro, la misma que le impedía al susodicho prisionero ir más allá de los límites de restricción. Regulando los latidos de su corazón, T/N lanzó un suspiro y se acomodó el gorro, dando un paso adelante.
Tanto ella como Loomis debían tomar las medidas de prevención necesarias. Myers ya había huido dos veces del sanatorio, y una tercera sería imperdonable.
— ¿Michael? Soy el doctor Samuel Loomis, tu viejo amigo. ¿Todavía me recuerdas? —espetó el hombre mayor con cierto entusiasmo — He oído que te has portado muy bien en estas últimas dos semanas y debo decir que estoy orgulloso de ti. Espero te mantengas a ese ritmo.
... En fin, traje a alguien muy especial y me gustaría que la conocieras.
Dicho esto, la señorita brindó la mejor sonrisa que pudo, mostrándole sus dientes blanquecinos y bien alineados. Pero a pesar de que Michael de encontraba de espaldas, era consciente de las emociones negativas que iban recorriendo cada fibra de su ser.
Nervios, pavor, confusión ... Miedo. Aquella fue la palabra correcta. Miedo.
— Ella es la enfermera T/N, Michael. — continuó — Estará a tu disposición a partir de este día. ¿Qué te parece?
Es entonces que al oír la mención de la chica, Myers levantó la cabeza y fue girandose lentamente, observándola por encima del hombro. Su rostro era terso, pálido; pómulos bien marcados, mandíbula firme y una melena rubia que hacían que sus penetrantes ojos sobresaltaran por encima de todas las características ya relatadas con anterioridad.
Pero estos últimos fueron los que más lograron captar la atención de la enfermera novata: uno era de color azul, mientras que el otro era totalmente inservible, carente de visión. El duelo de miradas fue haciéndose progresivamente más desagradable, que la propia T/N se vio obligada a revisar los informes como mecanismo de defensa.
Sintió el brazo del médico alzarse, siendo este un claro indicativo para que se presentara.
— ...Es un placer, Michael. — dijo de manera dificultosa, presenciando las taquicardias ir apoderándose de su metabolismo nuevamente.
El nombre de aquél individuo tenía un sabor extraño en su boca. Agridulce, para ser exactos. Un silencio abrumador se abrió paso entre las instalaciones y el corazón de la joven dio un vuelco en su pecho cuando el ojo bueno de Michael parpadeó en dirección a esta.
Él la estaba estudiando. Quien quiera que fuera esa patética mujer que afirmaba estar bajo su disposición, no dudaría en utilizarla como ventaja propia. Al cabo de unos segundos, Myers relajó sus músculos y se inclinó un poco más hacia adelante. Esto, con el fin de poder apreciarla desde un mejor ángulo.
La había dejado totalmente desconcertada. Su lenguaje corporal era imposible de descifrar en esos precisos momentos, y desconocía el estado de ánimo en el cual podría encontrarse. T/N tragó el nudo que se había formado en su garganta, desviando la cabeza. No sabía por qué, pero la manera en cómo la miró Michael, hizo que sus mejillas comenzaran a arder.
Una clara manifestación de ... vergüenza.
Para cuando Loomis dio la orden de marcharse, la joven fue yendo hasta la puerta de salida memorizando cada uno de los gestos y facciones que emanaban el rostro de Michael, justo como si hubiera quedado fascinada por él. Una anatomía delgada, omóplatos anchos y caídos, cejas pobladas ... Sin duda alguna, una imagen que jamás olvidaría. El ruido de la cerradura deslizándose hacia la pared sonó cómo eco en la habitación.
Cediendole el paso al doctor para que saliera primero, se encontró con la mirada de Michael aún escaneandola de arriba a abajo.
— No se preocupe, señorita T/N. — susurró Loomis, cerciorandose de que Michael no lo oyera — Se irá acostumbrando, todo saldrá bien. Ya puedo ver mis futuras investigaciones dando frutos.
— ¿Perdón? — la contraria sacudió la cabeza, apenas recobrando los estribos.
— Ocupo que vayas y averigues si existe la posibilidad de que puedas visitarlo todas las mañanas. De ser así, quiero que le hagas una breve evaluación general y anotes las observaciones.Cómo se va desenvolviendo contigo, si responde a tus preguntas, entre otros.
Torciendo la quijada durante varios segundos, la enfermera asintió. Negarse sólo le atraería problemas.
— ... Si, doctor. No se arrepentirá de haberme elegido, lo aseguro.
— Eso espero. De igual manera, estaremos en contacto ante el más mínimo inconveniente. Le deseo un buen inicio de semana.— finalizó, dándose la media vuelta y yendo a los pasillos para encargarse de la valoración de sus otros pacientes.
Perdiendolo de vista, T/N se giró hacia la puerta semi abierta, notando que Michael yacía incorporado contra la celda, asomando las manos y la cabeza en dirección a ella. Esto ciertamente le asustó, y acabó por retirarse de forma inmediata con el corazón latiendole a una velocidad increíble.
Ese mismo día, retornó a su casillero y prestó suma atención al número de rondas que le tocaría ejercer al caso que se le fue asignado. Ese primer encuentro no fue el mejor de todos pero, ¡diablos! Verse obligada a tratar con un asesino era inquietante.
No tenía la más remota idea de que MichaelMyers la acechaba, y que ahora iba detrás de ella.
———
Boogeyman, boogeyman! What's it the boogeyman? 🎶
¡Estamos a inicios de octubre! Hora de ponernos espeluznantes KFKSLHOF (?)
Este capítulo fue un poquito más corto que el anterior ;;; pero me iré acoplando con el transcurso de la historia.
¡Bonita tarde, banda!✨
(Also, me cambié el nombre y ahora soy mxchaelmyers. Idk, creo que me siento más capacitada siendo Michael que Carrie AKSKA.)