Inverno Rojo || One shots BuckyNat / WinterWidow

Invitación al Vals

Disclaimer: Natasha Romanoff, Bucky Barnes y los Vengadores son de Marvel y no me pertenecen. Igual que las canciones que han servido de inspiración. Solo me pertenece la historia y los personajes que no reconozcan. Esto es solo escritura por diversión.

"...Bendigo la casualidad que en mi camino puso usted, 

agasajando mi corazón con el milagro de volverla a ver. 

Si me concede usted bailar será toda una bendición que guardaré 

yo por siempre dentro de mi corazón..."

La misión comenzaba a parecerle la cosa más aburrida del universo. Después de haberse enfrentado a dioses nórdicos con tendencias megalomaniacas, espías internacionales, organizaciones supuestamente extintas y un titán morado con problemas de ira que esperaba desaparecer a la mitad del planeta, esto de perseguir a un narco traficante latinoamericano no era la gran cosa, pero sí que era tedioso. Tenía que hacerlo sola y era lo peor que le podía pasar en estos días. Mientras tomaba un sorbo a su copa de martini rió. No podía creer que la temible Viuda Negra necesitaba de alguien para sentirse mejor. Y realmente sabía que no "necesitaba" a ninguna persona en el sentido estricto. Pero sí que se sentía mejor estando en compañía de los vengadores, se sentía en familia, se sentía en casa. Sobre todo con una persona. Para el mundo entero era el sargento Barnes, Bucky, el soldado del invierno, el mejor amigo del Capitán América. Pero para ella era simplemente Yasha.

Se habían conocido cuando ninguno de los dos sabía exactamente quién era. Ella era simplemente una de las varias pupilas de la sala roja y él era el entrenador más poderoso que tenían. Venido de lejos hasta los fríos terrenos de Siberia, no hablaba con ellas a menos que fuera para corregir alguna posición de combate y de las clases de lenguaje que tomaban con él. Pronto, Natasha comenzó a destacar entre el resto de las alumnas por sus habilidades. Era más rápida, más bonita, más inteligente, la combinación perfecta para que Rusia creará un arma. Fue entonces cuando comenzó el entrenamiento personalizado para la futura Viuda Negra y para eso no había nadie mejor que el soldado del invierno. Poco a poco comenzaron a trabajar como una máquina perfectamente coordinada y la organización decidió emparejarlos. Al principio fue muy difícil coincidir cómo personas, independientemente de lo bien que funcionaban como equipo de trabajo. Aunque Natasha aún era una joven sin experiencia y James era un hombre sin pasado ni futuro, tenían formas diametralmente opuestas de ver la vida. A Natasha le encantaba tomar riesgos y lucirse mientras trabajaban pero James prefería trabajar en silencio y desde las sombras. Ella era aventurera y él era reservado. Con el pasar de las misiones fueron comenzando a comprenderse y un sentimiento nuevo se desarrolló entre ellos, algo que nunca antes habían experimentado. Se estaban enamorando. Natalia era inexperta en las cuestiones de la seducción y el deseo, sabia poco de eso y no era más que la teoría que sus profesoras le explicaron. James, por su parte, recordaba poco o casi nada de la época en que solía ser un conquistador que ponía a todas las mujeres a sus pies. Juntos, comenzaron a explorar los sentimientos y las sensaciones que la pasión les provocaban y extendiendo la complicidad de sus miradas mas allá de las misiones, hasta las puertas cerradas de la habitación.

Con el amor vino para ellos la necesidad de esconderse de la organización que los controlaba. Lograron sacarle el mayor provecho a tres o cuatro años juntos en los que vivieron una relación tan fugaz como fuerte, hasta que fueron descubiertos. La KGB los separó de la forma más horrenda posible, torturándolos viendo cómo eran reprogramados para olvidarse el uno del otro. Pasaron muchos años separados y fue necesaria la aparición del Capitán América y la formación de los Vengadores para que se volvieran a encontrar. Al principio fue muy difícil volverse a encontrar. Los dos cargaban con muchas culpas y resentimientos ante la vida. Pero con el tiempo y la convivencia aprendieron a perdonarse a sí mismos y recordaron porque no podían vivir el uno sin el otro, por que, a fin de cuentas, entre ellos había una conexión que iba más allá de toda lógica. Se salvaron de si mismos y del terror en el que vivían dentro de Rusia.